Capitulo 10

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Izuku no podía conciliar el sueño aún. Se quedó pensando en lo que su amigo, que estaba profundamente dormido en el futón que le dieron, había dicho: "Destinados", "Hilo rojo" y "Almas gemelas". No supo en qué momento se quedó dormido con esos pensamientos.

-Kacchan, ¿qué está pasando? -gritaba un chico muy parecido a Izuku, con ligeros cambios como el hecho de parecer de una estatura más pequeña y un cuerpo más frágil.

-No hay tiempo de explicar, Deku, tenemos que salir de aquí -tomó al menor y salió corriendo con él detrás de sí.

Todo era borroso y confuso; se escuchaban gritos y el cielo estaba iluminado por las llamas del fuego que arrasaban con todo el lugar.

-Maldición, no llegaremos muy lejos a este paso -el cenizo seguía corriendo delante de Deku, buscando la manera de sacarlo de ahí.

Escucharon una fuerte explosión; no estaban seguros de dónde provenía. El cenizo se desesperó, tomó al peliverde en sus brazos y echó a correr más rápido. Llegaron al pie de una montaña, entró en una cueva que estaba escondida entre las hojas, bajó al joven y se siguieron adentrándose en ella. Llegaron a un claro donde se encontraba un lago; el menor estaba hecho un manojo de nervios y no decía ninguna palabra, mientras que el mayor estaba yendo de un lado a otro pensando qué hacer. Sabía que la cueva era segura; solo pocos conocían ese claro. Se escucharon pasos; el mayor se puso delante del menor de manera protectora hasta que reconoció a quienes iban llegando.

-Bro... Dios, están bien -corrió un chico pelirrojo con dientes afilados; se veía cansado. Abrazó al cenizo y las otras personas también llegaron y rodearon a ambos jóvenes abrazándolos.

-Sacamos a la gente y los llevamos al refugio; logramos hacer que el enemigo retrocediera. No podrán pasar el velo del refugio, pero, Bro, tengo malas noticias.

-¿Qué sucedió? -preguntó el cenizo, mientras los demás bajaban la mirada. El pelirrojo no pudo hablar.

-Tus padres dieron su vida para darnos tiempo. Vimos cómo fueron desintegrados por el líder del enemigo -habló un chico de cabellos azules.

-Es una broma, ¿verdad? -el cenizo estaba en shock, pero al ver la tristeza de los demás, no había duda. Sus padres ya no estaban. Pero no era tiempo para llorarles; necesitaba asegurar que toda la gente esté a salvo y buscar vencer al enemigo.

-Kacchan... -susurró el peliverde, sosteniendo el brazo del cenizo. No necesitaban palabras; simplemente se abrazaron, compartiendo el dolor que el cenizo sentía en ese momento.

-Todoroki está detrás del velo junto con nuestra gente. Antes de separarnos, nos dijo qué es lo que busca el enemigo o, mejor dicho, a quién buscan -informó una chica de cabello rosa, llamando la atención de todos. No hubo tiempo de avisarles antes porque comenzó el ataque.

-¿Qué es lo que quieren esos bastardos? -preguntó el cenizo, molesto y frustrado.

-Según Todoroki, quieren a la persona que tiene el poder de Celestia y que eso les aseguraría la victoria y la conquista del mundo. Necesitamos asegurar que esa persona esté a salvo mientras derrotamos al líder -agregó la misma pelirosa.

El cenizo se tensó al momento. Sabía quién era la persona que buscaban y estaba seguro de que el líder del enemigo también sabía a quién buscaban. No permitiría que se acercara a él, incluso si tenía que dar su vida a cambio de salvarlo.

No se sabe cuánto tiempo pasó después de eso; todo fue borroso y no se podían observar bien los rostros de las personas con quienes estaban, pero el lugar estaba entre fuego y cenizas.

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