Capitulo 17

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Katsuki no tardó en despertar y notó la ausencia de Izuku. Vio la nota que le había dejado con la dirección; su rostro palideció y el miedo intentó apoderarse de él. Salió rápidamente de la habitación gritándole a Hanta, quien salió del despacho.

— ¡Tenemos que darnos prisa, vamos! — lo tomó del brazo y lo guió hasta su auto.

— Bakugo, ¿qué pasa? ¿Dónde está Izuku? — el cenizo no respondió, solo le entregó la nota y lo obligó a entrar al auto — Debemos darnos prisa, llamaré a Kai.

La tensión en la azotea era palpable cuando, de repente, un ruido estruendoso resonó en el lugar. Ambos primos se giraron hacia la fuente del ruido para ver a Katsuki, quien acababa de llegar corriendo.

— ¡IZUKU! — gritó Katsuki mientras se acercaba, con la mirada fija en Tenko.

— Kacchan,— murmuró un tanto aliviado.

Tenko, al ver a Katsuki, apretó aún más la navaja contra el cuello de Izuku, desafiante.

— Un paso más, y no volverás a verlo sonreír — amenazó Tenko, con una sonrisa retorcida. Se puso de pie, obligando a su primo a imitarlo, después de todo, seguía esposado.

Katsuki, con su mirada intensa y determinada, se detuvo a una distancia segura.

— Mira, Tenko, no sé qué demonios te pasó por la cabeza, pero esto no va a terminar bien para ti. Suéltalo ahora y, tal vez, evites meterte en problemas mayores.

Tenko soltó una risa siniestra. — Tú no entiendes nada, Bakugo. Esto es por todo el sufrimiento que este idiota le causó a nuestra familia. Es hora de que pague.

— Puedo entender que estés dolido, pero esto no es la solución. No ganarás nada lastimando a Izuku.

Antes de que Katsuki pudiera terminar su frase, Tenko, en un acto impulsivo, enterró la navaja en un costado a Izuku, quien soltó un gemido de dolor.

— ¡Izuku! — Katsuki rugió, su expresión transformándose en furia pura.

La respuesta de Katsuki fue instantánea. En un movimiento rápido y preciso, se lanzó hacia Tenko, desarmándolo y haciéndolo soltar la navaja. Un enfrentamiento físico se desató en la azotea, con Katsuki decidido a proteger a Izuku y detener a Tenko.

Abajo, Hanta y Kai encontraron a Denki inconsciente con algunas lesiones. — Debemos llevarlo al hospital, llamaré a una ambulancia — comentó Kai. Escucharon el grito de Bakugo y luego los sonidos de la confrontación.

— ¡Tenemos que apurarnos! — exclamó Hanta, sintiendo la urgencia en el aire.

Al llegar a la azotea, se encontraron con la intensa pelea entre Katsuki y Tenko. Kai corrió hacia Izuku para revisar su herida y tratar de calmarlo.

— Izuku, estás bien. Voy a ayudarte — dijo Kai, mientras buscaba algo para detener la sangre.

Mientras tanto, la pelea en la azotea alcanzaba su punto álgido. Katsuki, impulsado por la ira y la determinación, logró someter a Tenko y desarmarlo por completo.

— Escucha bien, escoria. Si alguna vez te atreves a acercarte a Izuku o a cualquiera de nosotros de nuevo, me aseguraré de que pagues un precio mucho más alto. ¿Entendido?

Tenko, derrotado y humillado, asintió con renuencia. La policía, alertada por Hanta, llegó en ese momento para llevarse a Tenko bajo custodia. Parecía que por fin la calma llegaría a ellos. Katsuki corrió hacia donde estaba Kai con Izuku. Por suerte, la herida fue superficial; Kai los dejó solos para ir tras Tenko y quitarle las llaves para liberar a Izuku de las esposas.

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