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Chica de pelo negro, corto.

Tiene pecas y dibuja muy bien, le encantaría meterse a artes.

Le gustan las chicas, y es fanática de lana del rey.

Es cariñosa si eres la persona adecuada, y lo creas o no, aguanta mucho.

Una persona que estuvo presente para mí ese 23 de noviembre.

Bienvenida, CINCO.

Tú no podías faltar en esta mierda de cartas. Siendo sincera, no sé por dónde empezar, supongo que tengo tantas cosas que decir que se crea un nudo en mi mente y me bloqueo. No te guardo rencor, y a veces me da la sensación de que crees que sí. Me ayudaste muchísimo en una situación en la cual sentía que no tenía a nadie, una situación donde no había tarde en la cual no llorase o me echase a la cama por puro cansancio mental. Tú estabas allí, solo me hacía falta un mensaje tuyo para sacarme una sonrisa y alegrarme lo que quedaba de día, una llamada tuya, mensaje o simplemente recibir aquellas fotos que me mandabas de gatos, aquellas petadas que me hacían sentir bien, me hacían sentir llena, feliz y querida. Si te soy honesta, no sé en qué momento me empezaste a gustar, no sé en qué momento mi corazón empezó a necesitar esas fotos o llamadas diarias, llamadas jugando, estudiando o simplemente llamadas en las que me escuchabas llorar mientras me decías que todo iba a estar bien, que no me preocupase. Llamadas donde me reía, me sentía feliz, tú me hacías reír y sé que en el fondo lo hacías aposta. Aposta para distraerme, para alegrarme.

Me gustabas, me gustabas muchísimo. Al principio, el coqueteo iba de broma, fue en esos momentos donde me empecé a dar cuenta de que me gustabas, momentos donde decidí intentarlo porque eras tú. Porque me hacías sentir segura y conforme, sentimientos que llevaba mucho tiempo sin sentir con alguien, no de esa manera al menos. A veces me da por pensar que te sentiste obligada, que nunca me quisiste y que te daba miedo o pena decirme que no. Me da por pensar que realmente todo lo que vivimos fue algo parte de mi imaginación, que en verdad te sentías incómoda conmigo y que no encontrabas manera de decírmelo, manera adecuada de decirme que parase, que no te encontrabas bien. Me da por pensar que nunca te llegué a caer bien, que solo fingías para que no me sintiese mal, porque eres así. Porque aguantas para que los demás no se preocupen ni se culpen, para que los demás no se sientan mal por hacerte daño, cuando en verdad deberían. Sé que en verdad no es así, porque no puede ser verdad que todo sea parte de mi imaginación. Quiero pensar que hubo una época donde te lo llegaste a pasar realmente bien conmigo, que hubo un momento donde me quisiste tanto como yo a ti.

Y aquí llega la parte que lo mismo no quieres leer. Me hiciste daño, me hiciste mucho daño. Pasabas de mi, no me escribías, he de decir que sigo guardando cada captura que saqué a aquellos mensajes que me marcaron. Todas y cada una de ellas. Me gusta leerlas cuando estoy en un punto concreto de mi vida, la mayoría de veces es cuando estoy cerca de una recaída, y pensarás que soy una masoquista o algo por el estilo, pero las leo porque me pongo más nostálgica que triste. Al leerlas, me pongo a recordar aquellos momentos donde todo era bonito, momentos en los que aquellos mensajes me marcaban tanto que les sacaba captura a parte de ponerlos en destacados. Pero es verdad, la parte triste es que observo aquel cambio, un cambio muy notorio desde los primeros mensajes a los últimos. Observo como cambiamos de hacernos petadas a que yo te escribiera y me respondieras con un seco mensaje diciendo que: "ahora no puedo." Cambios donde observo todo lo que hablábamos y las cortas que se iban haciendo las conversaciones poco a poco, conversaciones que cada vez dolían más pues recordaba todos esos mensajes bonitos aclarando que me querías, mensajes que se fueron transformando en simples palabras sin sentimiento. Hechos que me dolían, hechos insignificantes como cuando le quisiste hacer una carta a ONCE en San Valentín y a mi no, hechos insignificantes como aquella vez que fuimos a quedar en semana santa y parecía que solo querías ir si CUATRO iba, o como tuvimos esa pelea con TRES y decidiste defenderlos a ellos en vez de a mi, tu propia novia. Hechos como cuando se te olvidaban nuestros "mesiversarios."

Rabietas adolescentes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora