Cuatro semanas antes.
Eran las diez am.
Hajime Kokonoi se encontraba sentado en su silla, estaba en la sala de juntas de la empresa, en el edificio Principal de Tokyo.
Hace apenas unos minutos había concurrido la reunión semanal con algunos de los miembros de la empresa.
Matsuno, nuevamente, había ido en representación de Hanemiya. Pero eso no le sorprendía, pues hace varios días que el de mechas solo se ocupaba de cuidar a la bebé de Manjiro, Hana.
Aún le costaba entender como demonios pudo tener un hijo el rubio, pero ahí estaba la prueba viviente.
El peliblanco guardo sus papeles y informes que le habían dejado Ran, Kakucho, y Matsuno. Aunque todos eran asuntos legales. Kisaki le había dejado los documentos por la compra de dos edificios los cuales aún estaban en construcción.
Se levanto de su asiento, y camino a la puerta de vidrio por donde se podía observar a los trabajadores yendo de acá para allá. Pero detuvo tu mano antes de poder abrir la puerta, pues su celular estaba sonando. Lo saco de su bolsillo para leer el nombre de la persona, y se sorprendió al verlo, rapida mente atendío.
— Hanemiya — habló apenas tuvo el movil en su oido.
'Hajime, tengo una emergencia. Estoy en el hospital que esta a unas cuadras de la mansíon. Hana tuvo fiebre toda la noche, intente de todo para que bajara, pero nada funcíona. Así que la traje, y los infelices me dijeron que como no soy el tutor legal de la bebé, e incluso ella nisiquiera esta registrada, no la iban a atender hasta que llegara el padre. Pero el idiota de Manjiro eligio el mejor momento para estar fuera del país'
Detrás de la voz del joven se podía escuchar el llanto de Hana. Era la primera vez que el de cabello blanco la escuchaba llorar. Y al escuchar aquel llanto, lo entendió, Kazutora estaba desesperado y muy molesto.
— Muy bien. Si el problema es que no eres su padre, are que lo seas. Déjame esto a mi. Pero antes tengo que preguntarte. ¿Arias cualquier cosa?
Pregunto mientras lo único que se escuchaba a travez de la linea, eran los llantos de Hana.
'Esa es una pregunta que me ofende, Kokonoi. No importa lo que tenga que hacer. Solo hazlo, no tengo tiempo para estar en dudas'
— Perfecto. En dos horas nos vemos en el hospital.
'¿Dos horas? ¿No puedes hacerlo mas rapido?'
— Aún que quisiera no podria, tu solo espera ahí.
— ¿Sabes la hora que es?Habló un hombre con cabello castaño claro con unos tenues reflejos proporcionados por sus jovenés canas, el cual se encontraba de costado en su cama de dos plazas la cual comparte con su esposa, que se limita a verlo por la poca luz que iluminaba de la lampara de noche.