Drogas *Mikey 1/?*

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Por favor, no trates de besarme en la acera en tu descanso para fumar un cigarrillo. No puedo permitirme amar a alguien que no esta muriendo por error...

Billie Eilish - Xanny.

...

Verlo en mi bar no era de menos, era uno de los más frecuentados por este tipo de personas, lo curioso es que no causaban problemas debido a la reputación que me encargue de mantener desde que estaba en secundaria

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Verlo en mi bar no era de menos, era uno de los más frecuentados por este tipo de personas, lo curioso es que no causaban problemas debido a la reputación que me encargue de mantener desde que estaba en secundaria.

Se supone que me aleje de esa vida de pandillas, aún así mi nombre siguió sonando incluso hoy en día. Estaba limpiando el mesón, le dije a Johnny que se fuera, dudoso acato mis órdenes dejandome con el demonio en persona sabiendo lo que significa.

Él siempre llevaba una mirada vacía, desde que lo conozco y tengo uso de razón, siempre ha sido así. Sería mentira decir que no le agarre cariño en este último año que lleva viniendo aquí. Todos vienen por lo mismo, salir de sus desastrosas vidas un rato.

—Kakucho-kun me dijo que se acerca el 19 de Junio —murmure quedando frente a él.

—Si... Lo sé...

Manjiro arrastraba las palabras, estaba drogado, algo que estaba haciendo mucho en estos últimos días gracias a su segundon de mierda que detesto tanto.

— ¿No que ibas a parar? —Pregunte haciendo de lado algunos mechones sudados pegados a su frente sudada.

—No puedo evitarlo, últimamente es lo único que me puede... controlar.

Aquellos orbes negros que reflejaban la profundidad de su alma hundida está noche me pedían a gritos que lo salvará.

Suspire fuerte saliendo detrás de la barra colocandome frente a él envolviendolo en un abrazo protector dejando salir mis feromonas.

Manjiro no tardó en envolverme en un abrazo altamente posesivo, sacándome un jadeo, su aroma también comenzó a mezclarse con el mío dejándome un poco tonta.

Es curioso que mi loba interna lo acepte, es curioso, ser la destinada de alguien incluso más desdichada que yo.

—Yo seré tu droga a partir de ahora, Miley —susurre subiendo a su regaso dejando expuesta la glándula principal—. Cada vez que te sientas ansioso, ven a mi, usame, descarga todo eso conmigo, pero por favor... —para este punto, alguna de mis lágrimas cayeron sobre su rostro— deja de meterte esa mierda o te perderé a ti también.

El albino teñido pareció comprenderlo, con algo de duda y miedo en sus ojos debatiéndose de si hacerlo o no. Tiene miedo, igual que yo. Miedo de perderlo todo otra vez en este mundo de mierda que nos arrebato todo con anterioridad. Miedo a sentir un gramo de felicidad y perderla nuevamente.

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