Leo es un chico que apesar de ser muy inteligente sabe muy poco de él.
Solo sabe tres cosas:
Que es huérfano
Que es un mago
Y que está dispuesto a descubrir el pasado.
La pieza faltante para acabar la guerra y unir a los hermanos Black.
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𝒹ℴ𝓈 ✯
𝕺diaba los viernes, lo que muchos consideraban un descanso y el inicio de un fin de semana lleno de diversión para nosotros significa día de limpieza.
Cada viernes las encargadas nos asignaban tareas, a mi me tocaban los baños.
Lo único positivo era el hecho de que por la noche nos permitían ver una película de terror , mi favorita era Scream.
Pero se volvía tan repetitivo y aburrido que muchas veces me alegraba el día en que me enfermaba , al menos los síntomas eran algo diferente.
Salí al patio para recoger las cubetas cuando algo curioso llamo mi atención.
Un gato.
Y si si, ya se que ver un gato no es nada del otro mundo, lo raro es que esté gato tenía un sombrero de mago.
Arrugue el ceño, no está sucio por lo que no era un gato callejero, no había nada a kilómetros de aquí, ¿A quien se le escaparía un gato?
El gato pareció sentir mi mirada ya que volteo y sus amarillos ojos chocaron con los mios.
No quite la mirada, el gato parecía estarme retando y no iba a ganar.
- !Leonardo ¿Que estás esperando?!- el grito de la encargada me hizo apartar la mirada del gato, perdiendo - ¡Date prisa! - rodé los ojos y volví mi vista para mirar al gato, pero este ya había desaparecido.
Cogí las cubetas y me dirigí a los baños escuchando los regaños de la encargada.
★.•
Dos horas después el piso del baño estaba reluciente , solo me faltaba tallar los espejos y podría irme.
- ¡¿Que te pasa?! - solté en un grito cuando uno de mis compañeros volteo la cubeta de agua sucia sobre el piso de una patada.
- solo vuelve a limpiar y ya - respondió el chico con una sonrisa cínica.
Debería borrarle esa sonrisa de un puñetazo.
Respira Leo
- ¿Me vas a prender fuego Leonardo? -
Ah, era el dueño de la habitación.
Tomo un poco de tierra que saco de sus bolsillos y lo dejo caer sobre el agua derramada creando un charco de lodo.
- tienes mucho trabajo Leonardo-
- Leo- fue lo que murmuré.
-¿Que?-
- mi nombre es Leo, no Leonardo- apreté el mango de la cubeta, tenía que respirar.
- me da igual, limpia el piso Leonar...- Y fue lo único que alcanzo a decir antes de que la cubeta que estaba sosteniendo impactará contra su cara.
