Dos Minutos que lo Cambian Todo

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Es curioso cuando la indecisión, la vergüenza y el miedo recorren tu alma, tu mente y tu cuerpo. No se puede pensar con claridad, no se puede tomar decisiones, en definitiva te dejan bloqueada.

Llevo horas en casa, paseando de un lado a otro, mirando el teléfono por si me llamas, por si recibo un mensaje tuyo, y nada. Sin embargo esa sensación sigue dentro de mí, no consigo alejarla.

He intentado calmarla de mil maneras, viendo una película, navegando por internet buscando cosas que ni si quiera sabía que existían, escuchando música, hasta me he tomado dos cervezas, ¡sí, dos!, y eso que no bebo nunca, pero no hay manera. Sigue estando ahí enganchada, aferrándose cada minuto más fuerte, sintiendo como me está ahogando lenta, pero letalmente.

Vuelto a mirar el teléfono, sigue sin sonar, apenas han pasado dos minutos y entonces tomo la decisión, seré yo quien te llame. Ya no puedo aguantar.

Te lo contaré todo. Te diré que no estabas, un día más. Quedé con él a tomar algo, entre risas me dio la mano. No quiero hacerte daño, quiero que sigamos siendo amigos. Te contaré con mucho cuidado que nos besamos en silencio en un portal.

Después... colgaré. No puedo oírte llorar.




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