8. El encantador olor a sangre

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Kagaya rasguñó la nuca del hombre. Kaigaku, al instante, abrió sus ojos con sorpresa mientras pensaba qué hacer, y rápido.

El hombre se cubrió la herida, la mujer a su lado lo observó con preocupación, ayudándolo a mantenerse en pie. -. ¿Cariño? ¿Qué te pasa? Estás muy pálido.

Al ver qué el hombre no respondía, volvió a decir. -. ¿Amor, te encuentras bien?-. El ahora demonio levantó la mirada con rapidez, intentó atacarla y la mujer gritó con horror.

Los ojos del hombre ahora eran rojos, tenía colmillos y las venas se marcaban en su rostro y cuello. -. ¡Cuidado!

Gritó Kaigaku, mientras apartaba de un ligero empujón a la esposa de Kagaya. Sin embargo, fue tarde puesto que el demonio ya había mordido el hombro de la mujer.

 Sin embargo, fue tarde puesto que el demonio ya había mordido el hombro de la mujer

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"El Encantador olor a
sagre."

El grito resonó por toda la calle. Todas las personas estaban conmocionadas al oír el grito desesperado de la mujer.

Kaigaku reaccionó con rapidez al quitarse la bufanda que llevaba, lo enrolló y rápidamente tiro al demonio al suelo, logrando meterle la bufanda en la boca para que no mordiera a nadie más.

La mujer, preocupada, sostuvo la herida en su hombro. -. ¡Por favor, ten cuidado!-. Sin embargo, fue Kaigaku quien la volteó a ver con el ceño fruncido.

-. ¡Sostenga su herida!-. La conmoción en las personas era tal, que todos ignoraron por completo la mirada de muerte que Kagaya le lanzó a Kaigaku al ver su collar. -. ¡Presione la herida fuertemente, y no la suelte!

Kaigaku volvió a dirigir su atención al demonio en el suelo, forcejeando con él para evitar que se soltara y atacara a alguien más.

«La herida de la mujer no se ve tan grave. Si nadie se interpone, no pasará nada» Pensó, mientras sostenía la muñeca del demonio para evitar que le rasguñara.

El demonio gruñía, y se removía intentando sacar a Kaigaku de encima suyo. Las personas alrededor intentaron mantenerse alejados de la escena, pero también parecían muy interesados en lo que estaba sucediendo.

«Hace tan solo unos segundos... Esta pareja caminaba tranquilamente...» La pequeña de cabello blanco en los brazos de Kagaya se escondió en el pecho de su padre, de forma temblorosa.

-. ¿Estás bien, cariño? No vayas a mirar, ¿Si?-. Murmuró con voz suave. La mujer a un lado de Kagaya agarró levemente su ropa con miedo ante la escena frente a ellos.

El hombre pelinegro llevó una de sus manos a la cintura de la mujer de forma "protectora", y la atrajo hacia él. -. Amane, hay que irnos. No es seguro aquí.

«Ya se va» pensó Kaigaku al oír su conversación, al instante, él levantó la mirada para observar a Kagaya y Amane irse de allí. Kaigaku frunció el ceño y apretó sus dientes con rabia.

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⏰ Última actualización: 7 hours ago ⏰

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