Guardé silencio mientras los tres caminábamos detrás del rector. Ella caminaba en el medio de ambos, pero se encontraba más cerca de mí, como si sintiese de alguna manera que estaba protegida junto a mi.
Levanté mi mano y toqué mi labio, había un pequeño corte justo en la comisura derecha. Pero él no estaba para nada limpio. Su nariz sangraba, y cuando mañana despierte tendrá un lindo moretón en el ojo. Mal nacido, se merece mucho más que eso.
Llegamos a la oficina, nos hizo sentarnos y se sentó frente a nosotros.
—¿Y bien? ¿Quién va comenzar? —habló el rector con un tono de voz el cual demostraba su notable enfado.
Becker estaba por hablar.
—Yo —se apresuró Marjorie. Solo me limité a mirarla de costado.
—La escucho señorita Abrams.
—Resulta que el señor Becker se puso un poco violento. Y Tom solo... quiso defenderme.
—¿Violento? —preguntó el rector.
—¡No seas cínica! —la atacó Travis.
—¡Cállate! —le advertí.
—¡Señores, señores! ¡Tranquilos! —dijo elevando un poco su grave voz—. A pesar de como hayan sido las cosas, saben bien que no hay que utilizar la violencia.
—Eso dígaselo a él —dije molesto dándole una mala mirada a Becker.
—No voy a suspenderlos, no creo que esto sea tan... necesario. Pero otro problema Kaulitz, y será el último.
—Pierda el cuidado —murmure despreocupado.
Se puso de pie y nos despachó de la oficina. Miré con furia a Becker, y este también lo hizo.
—Marjorie, necesito que hablemos —dijo él.
Ella rio sarcásticamente.
—Vete al demonio —rodó los ojos y comenzó a caminar.
Sonreí y le hice un gesto con mi mano moviendo mis dedos en forma de despedida para ir tras ella. La alcancé y se giró a verme.
—Vamos a la enfermería —sentenció.
—No ¿Para qué? No hace falta, esto se cura solo.
—No seas terco y vamos.
Revoleé los ojos e hice lo que ella quería. Se sentó frente a mí, cuando llegamos al lugar, y tomó el botiquín que se encontraba a un lado. Sacó un poco de algodón y lo mojó con alcohol. Con cuidado se acercó más a mí y apoyó el mismo cerca de la comisura derecha de mi labio. Busqué su mirada con los ojos, pero ella estaba demasiado concentrada en la pequeña herida. Tomé su mentón e hice que me mirara.
—No tenías que hacer eso —habló apenas coloqué mi mirada sobre la suya.
—No tolero a los 'gallinas' que utilizan su fuerza sobre las mujeres —contesté haciendo una pequeña mueca ante el ardor que causaba aquel pequeño algodón.
—Igual, no debiste. ¿Qué pasaba si te suspendían?
—No te preocupes, cariño —dije y luego sonreí—. Sé qué quieres verme todos los días, pero... ¡Auch!
Apoyó con un poco más de fuerza el algodón en mi herida.
—Mejor cierra la boca —resoplo y siguió curandome.
Dirigí mi mirada a uno de sus brazos, y la marca del agarre de esa bestia estaba sobre su sensible piel.
—¡Es un animal! —murmure tomando su brazo con cuidado.
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Peligrosa obsesión | tom kaulitz.
FanfictionMis defectos según ella: -Eres impulsivo, cínico, irrespetuoso algunas veces, mujeriego, egocéntrico, narcisista, vicioso, ninfómano -dijo todo de corrido y sin respirar. La mire realmente divertido. Pero para mi eran mis virtudes. Fanfiction adapta...