Subí al ascensor y marqué el piso veinte.
Como lo había previsto Gina no se había olvidado de mí, y al parecer se había emocionado mucho cuando le dijeron que yo estaba aquí. El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron. Salí y caminé por el pasillo, hasta llegar al lugar al que el otro día Marjorie me había traído.
Gina estaba rodeaba de personas, a las cuales ella daba ordenes y pedía cosas. Se giró a verme.
—Tom, querido —dijo y se acercó a mí.
—Hola, Gina —cuando estuvo cerca besé su mano— ¿Cómo estas?
—Atareada —contestó y sonrió— ¿Qué te trae por aquí? Marjorie llega dentro de media hora aproximadamente.
—No, no vine para ver a Marjorie —mentí más que descaradamente— ¿Recuerdas que el otro día me dijiste algo de ser modelo y eso?
—¿No me digas que lo has pensado y vas modelar para mi? —preguntó entusiasmada.
—Mmm, no en realidad... yo venía a pedirte que me des así algo... un trabajito como ayudante o lo que sea. Pero creo que ser modelo —dije y fruncí el ceño— no es lo mío.
—Que lastima —dijo en un suspiro— Pero bueno, no importa. Voy a ayudarte, tú me has caído bien, y eso que los amigos o novios de Marjorie nunca fueron de mi agrado.
—¿Becker, no lo es? —pregunté.
Ella arrugó la nariz mientras caminaba y me hacía una seña para que la siguiera.
—Para nada —aseguró— ese niño es demasiado idiota para mi princesa. Marjorie necesita a un hombre inteligente, que le de seguridad. No a un imbécil posesivo y absorbente. Gracias a Dios ella reaccionó y lo dejó.
—Ya lo creo —susurré por lo bajo.
Llegamos a una pequeña oficina, estaba llena de fotos por todos lados y no pude evitar acercarme a una de ellas. La tomé y la miré. Era la foto de una niña de aproximadamente siete u ocho años, tenía los ojos grandes y pestañas largas. Una sonrisa blanca y perfecta. Entonces me di cuenta de que era ella.
—¿No es hermosa? —habló Gina mirando la foto que yo tenía en mis manos. Giré mi cabeza para mirarla— Siempre tuvo una particular forma de mirar, y de ser. Ahí tenía apenas ocho años y no sabes el carácter que tenía.
—Aún lo tiene —aseguré. Gina rió por lo bajo.
—Sí, Marjo es una chica increíble —dijo orgullosa— y no lo digo solo por ser su madre. Ella es decidida y dulce. Es testaruda y sensible. Delante de mí, siempre pone una especie de escudo o barrera, pero siempre termina dándome lo que le pido. No puedo quejarme de ella —suspiró y luego me miró— pero ya, volvamos al tema importante. ¿Qué quieres hacer aquí?
—No se, tú dime.
—Bueno, puedes ser mi ayudante. Los que tengo son un poco tontos...
—Perfecto —aseguré.
—Tendrás un sueldo y trabajaras solamente los sábados por la tarde. ¿Te parece bien de dos a cinco de la tarde?
—Me parece estupendo —respondí.
—Entonces, bienvenido a las agencias de Modelaje Abrams —dijo y estiró su mano para que yo la tomara. Así lo hice y salimos de allí para acercarnos a donde estaba todo el mundo.
Mi primer encargo fue ir a apurar a las modelos, y eso fue increíble. Creo que no puede haber mejor trabajo que este para un hombre. Luego fui enviado a planta baja en busca de unos papeles importantes.
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Peligrosa obsesión | tom kaulitz.
Fiksi PenggemarMis defectos según ella: -Eres impulsivo, cínico, irrespetuoso algunas veces, mujeriego, egocéntrico, narcisista, vicioso, ninfómano -dijo todo de corrido y sin respirar. La mire realmente divertido. Pero para mi eran mis virtudes. Fanfiction adapta...