…
—Jesus ya te dije que no quiero, y que no voy a aceptar más chocolates y flores. Por Dios— Digo extasiada por todo el alcohol que había bebido dadas las fechas.
—Por favor Vale, ya entendí que no quieres nada conmigo, pero solo aceptalas y yo estaré feliz—
—¡Que no! Mierda, que tengo que hacer para que entiendas que ya no eres nadie en mi vida— Digo entre risas a modo de burla frente a todas mis amigas que habían llegado en ese momento.
Todas se estaban riendo del pobre chico, pero la que lo estaba demostrando con más énfasis era Anny. Siempre supe que Jesús le caía fatal.
—Valentina, puedes humillarme todo lo que quieras pero voy a seguir aquí esperando que cambies tu opinión y cumplas todas las promesas que me dijiste—
Comenta con una chispa de esperanza ante mi y todas mis amigas.
—Eres patético Jesus, me das pena ajena, de verdad no puedo creer que pertenecieras a mi vida— Digo con crueldad de forma despectiva.
Me da una última mirada de perrito regañado, da media vuelta y se va.
Pero en un momento desprevenido se voltea, corre hacia donde estoy y me apunta directamente en la frente con un arma.
—Me las vas a pagar—
Mueve el seguro de la pistola y dispara, lo último que escuche fue el grito desgarrador de Anny….
….
Me despierto derrepente toda sudada y en shock total, agradeciéndole al de arriba porque todo fue un sueño, una macabra pesadilla.
Abro los ojos con pesadez y veo a mi alrededor.
Está no es mi cama, está no es mi habitación, esperen…. ¿Porque no puedo mover ni las manos ni los pies?
Estoy amarrada a la cama de una habitación totalmente desconocida y con los nudos apretando mis muñecas y tobillos con demasiada fuerza que arde.
Entro en desesperación y grito lo mas fuerte que puedo, teniendo la esperanza de que alguien me escuche.
En ese preciso momento llega Jesús con una sonrisa triunfante en los labios.
—Hola rosita Valentina ¿Que tal dormiste?— comenta con una exagerada muestra de sarcasmo.
—¿Que mierda estoy haciendo aqui Jesús? ¿De quién es esta casa? ¿Y cuando me soltarás? Tus ridículos berrinches han llegado demasiado lejos está vez—
Toda esa rabia acumulada en sus ojos salen a relucir por primera vez al pronunciar mis últimas palabras.
—Berrinches, berrinches, maldición. ¿TE PARECE QUE TODO LO QUE HICE FUE TAN SOLO POR UN BERRINCHE ANGELIHT?—
Me llama por mi primer nombre, como señal de advertencia de que las cosas se están poniendo feas.
De verdad tengo miedo de lo que pueda pasar a partir de aquí.
—Te voy a contar lo que pasó desde que te fuiste—
Se sienta a un lado de la cama, recobrando la compostura.
—Tu mejor que nadie estás enterada de todos los problemas que tenía en ese tiempo. Desde que te marchaste de mi vida todo fue de mal en peor, de alguna manera tú eras mi pilar, mi estabilidad, lo único que me garantizaba no volver a caer en la misma mierda, cuando me faltaste todo se cayó, mi papá enfermo y no pudo seguir trabajando y se la pasaba todos los días en la casa, recordándole constantemente a mi madre todas las mierdas y cagadas que hizo que tú conoces perfectamente, golpeándola a ella y a mí hermana fuerte en ocasiones, gritando porque no había comida en la alacena y culpandome por no salir a trabajar y ayudarlos aunque sea con una mínima parte—
Se limpio una lágrima escurridiza que bajaba por su mejilla.
—¿Quieres saber la razón del porque no salía de mi habitación y no tenía ni el más mínimo deseo de entablar una conversación racional con otro ser humano?—
Me miraba fijamente como esperando una respuesta, al no obtener nada prosiguió irritado.
—Tu Valentina, malditasea tu. A la única persona que quería en mi vida era a ti, con la única persona que fantaseaba eras tú, la única que quería que me llamara y me brindará la fuerza suficiente para salir de esa situación. Pero que, ya no estabas—
Llora libremente al relatar todo lo sucedido, como si lo estuviera reteniendo por años.
Escucho pasiente todas las cosas que Jesús me dice, sin ningún tipo de sentimientos, remordimiento o lastima. No me generaba absolutamente nada escucharlo sollozar con cada palabra que salía de sus labios.
Tomo una respiración para asegurarme de que no saliera todo el resentimiento que aún sentía por el, y con un tono de voz neutro le digo.
—Ya veo que no ha cambiado eso del dramatismo, a ti siempre te ha encantado hacerte la víctima para llamar la atención Jesús Elías, cuando nos separamos sabías perfectamente que de esa relación no quedaban ni los recuerdos, todo te encargaste de destruirlo con tus malditos celos. Me aleje y quise quedar contigo en los mejores términos ¿Y que hiciste tu? No respetar mi decisión y acosarme constantemente hasta el punto de acorralarme en un callejón ¿Crees que es algo que una persona en sus 5 sentidos haría?—
—Mierda Valentina si, si se que no fue la mejor aptitud, pero estaba desesperado. La noche que te encontré sola en el rincón fue por casualidad, estaba en una fiesta por ahí cerca y te ví pasar sola con paso apurado. Temía que te hicieran algo malo—
—Dime ¿Cuántas veces te dijiste esa mentira en el espejo? Para dejarme a mi como la mala por supuesto y tener una razón más para odiarme—
Al parecer no escogí el mejor momento para utilizar mi pesado sarcasmo.
—A ver Valentina vamos a repasar el asunto— Dice mirándome directamente a los ojos
—¿Quien está atada a la cama? ¿Quien está totalmente dependiente de otra persona? Si a mí me da la gana te mueres o sigues respirando, así que te sugiero que te controles y moderes tú maldito sarcasmo si quieres salir de aquí con todas tus extremidades en su sitio original—
Ignoró esa amenaza tan directa y escojo con cautela las palabras que voy a utilizar a mi favor.
—¿Quieres decir que piensas liberarme?—
—Claro que voy a liberarte Valentina no seas estúpida ¿O crees que te mantendría viviendo aquí de por vida? No lo soportaría—
— Entonces ¿QUÉ MIER.. ¿Qué es lo que estoy haciendo aqui?—
Me responde sin vacilar y me mira con una expresión divertida en su rostro.
—Pagar todo el daño que me has hecho—
Se sienta en una mesa al frente de la cama y trato de hacerle innumerables preguntas y me ignora completa y deliberadamente. Aspira un poco de la mierda esa que consume y se inyecta otra dosis, después de eso se levanta y se larga sin mediar palabra alguna conmigo.
No tengo idea de qué hora es, tengo demasiada hambre, tengo mucho frío y me duelen mucho las muñecas. Pero no pienso decirle que me las afloje, el tendría que tocarme y de solo pensarlo se me revuelve el estómago.
Me pongo en pensar en mi madre y en lo preocupada que debe estar, en Rafa que debe estar como loco y en Anny llamando como loca a mi teléfono tratando de ver si me ubica.
Sigo así un par de minutos, hasta que el sueño me vence y me quedo profundamente dormida.
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Mi oscuro silencio.
Teen Fiction"Del amor al odio hay un paso" Está frase tan común en mi país, me la solía decir mi mamá cada que tenía lugar o se podía. Pero en la mayoría de las veces sin un motivo específico. Pero no fue hasta que la viví en carne propia que sentí el verdadero...