Capitulo 32

17 4 0
                                    

En algún momento asumí que de hecho sí, generaría sentimientos por alguien y probablemente me encontraría sobre una especie de montaña rusa como lo explican en las películas románticas.

Pero dudo que esto esté cerca de parecer una. Las confesiones de Jack podrían ser emocionantes y una amenaza también. Y definitivamente no es como una montaña, es un maldito huracán que podría despedazarte si de casualidad fueras conducido a su ojo.

Hago todo el acopio de mis fuerzas para evitar decir algo que nos exponga más dentro de las altas paredes y techos abovedados del museo.

Creo que tal vez no fue su intención, pero Jack acaba de admitir que está algo herido por mi actitud de esta mañana. No quería que lo viera así, digo, sí esperaba que se molestara un poco pero no para expresarlo o decir que en efecto, volvería a pasar lo que sucedió en su coche.

Me desplazo delante de él, intentando ignorar las miradas de reojo que se escapan en nuestra dirección. Supongo que sí escucharon algo.

—No es como lo pones. —mi única reacción es intentar defenderme o tal vez explicar.

Sigo caminando hacia una sección que pueda estar sola, él me sigue.
Al fin encuentro un rincón bastante desolado, lo suficiente vacío como para que no nos escuchen.

—Yo... Creí que era mejor así —ahora que lo pienso, no hay demasiado con qué defenderme —. Creo que es mejor si cada vez quien está con alguien más... Acorde a él.

Ríe sarcásticamente y se pellizca el puente de la nariz.

—O sea que, después de hoy ibas a comenzar a salir con alguien más "acorde" a ti —hace comillas con las manos, dirigiéndome una mirada mordaz —. Alguien como Elliot, supongo.

Intento decir que no pero me interrumpe cuando se abalanza sobre mí, enjaulándome entre sus brazos y el rincón de la pared.

—Pero... —su aliento hace cosquillas en el lóbulo de mi oreja —¿Eso es lo que realmente quieres?

No hay nada que pueda decir, estoy siendo asfixiada por su presencia sobre mí. Un balcuceo desafinado es lo único que sale de mi garganta.

Me estudia metodicamente con la mirada y me deja de nuevo el espacio libre.

—Vale, espero que te vaya de maravilla con alguien más acorde a tí, Collingwood.

Lo dice de tal manera que me hace sentir arrepentida en segundos.
Saca una sonrisa con dientes afilados y me muestra dos dedos haciéndolos girar juntos.

Entiendo la referencia en un instante.
Oh, por dios. Estamos en público.

Puede ver mi rostro de todos los colores y su expresión se hace más macabra. Su risa es suave y aún así me llena cada rincón.

—También espero que sepa hacerte sentir... —no termina la frase, solo me mira de arriba hacia abajo. —Sería una pena que tuvieras que pensar en mí cuando estés con alguien más.

Siento que soy una cerilla, y él definitivamente es algo altamente explosivo.

—No te necesito para sentirme así —miento —. Te das demasiadas atribuciones.

Intento herir su ego, pero es Jackson Reed, él no puede ser herido con nada.

Toma el dorso de mi mano, justo donde mi ritmo cardíaco está descontrolado y lo presiona suavemente con el pulgar.

Se me seca la boca al ver la oscuridad saliendo de él. Es como si pudiera ver con claridad cada uno de mis pensamientos.

Nuevamente está muy cerca de mí, tomándome del mentón. Me quedo allí, haciendo el esfuerzo por mirar desde mi altura hacia él. Su rostro es  tortuosamente bello pero tan pecaminoso.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 26 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora