You're My Best Friend

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Miyuki estaba sorprendida

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Miyuki estaba sorprendida. Yui y Yukari habían admitido que era la primera vez que escuchaban esa canción y, sin embargo, a la guitarrista le bastó escucharla una sola vez para empezar a tocarla casi a la perfección sin siquiera echarle un vistazo a la partitura.

—Yo también puse esa cara la primera vez que vi el oído absoluto de esa cabeza hueca en acción —comentó Akira con una sonrisa.

—Oído absoluto... —repitió la bajista.

—Y no solo eso. Esta señorita aprende rápido y tiene una gran intuición para crear melodías y progresiones armónicas pese a tener muy poco conocimiento en teoría musical y ser bastante olvidadiza.

—Increíble...

Mientras Miyuki y Yukari veían con asombro a Yui, esta reía con una mezcla de inocencia y vergüenza.

—Muchos músicos darían lo que fuera por tener esas cualidades tuyas, Hirasawa-san —comentó la baterista.

—Akira-chan dice que es un desperdicio que alguien como yo tenga esas cualidades —afirmó Yui.

Si bien no lo dijo con mala intención, esto causó que Akira se ganara miradas de reproche de las otras dos chicas.

—No me miren así —suplicó la ruda guitarrista.

—Puede que ella tenga razón —añadió Yui—. Soy alguien que no suele esforzarse mucho en hacer las cosas, así que es probable que sí esté desperdiciando mis talentos.

—Aun así, suena bastante cruel —afirmó Yukari.

—Descuida, Yukari-chan. Esa es la forma en que Akira-chan muestra lo preocupada que está por mí.

Viendo la sonrisa con la que Yui dijo aquellas palabras, Miyuki suspiró. Algunas amistades dentro de aquel club parecían bastante peculiares.

 Algunas amistades dentro de aquel club parecían bastante peculiares

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Hibuki jamás imaginó que la presidenta del club tuviera un lado tan... digamos, curioso. Nada más entrar al salón donde la banda número 7 se reuniría para ensayar, notó un vestidor con varios modelos de uniformes escolares. Su extrañeza inicial se acentuó al notar las expresiones de sus compañeros: Hatsuki tenía su mano sobre su frente, Mio tenía una mezcla entre miedo y resignación, y Maho se veía molesta.

No me dejes en paz, sé mi pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora