Satoru estaba totalmente impresionado con la acción de su compañero. Aunque era evidente que un par de minutos antes habían estado a punto de besarse no esperó que Suguru lo fuera a hacer de esa manera. Al principio se quedó con los ojos abiertos observando cómo el flequillo de Geto caía sobre su rostro, pero al sentir las manos del chico acariciando sus mejillas cerró los ojos al igual que él y decidió dejarse llevar.
Para Gojo era su primer beso, así que dejó que el otro lo guiara en la unión de labios que poco a poco se fueron conociendo, saboreando, explorando. Satoru aprovechó para poner sus manos en el cuello de su amigo para acariciarlo y su cuerpo se estremeció al sentir como la lengua de Suguru buscaba hurgar en su boca para encontrarse con la suya. Al unirse sus lenguas para profundizar el beso el cuerpo de Satoru comenzó a experimentar sensaciones que nunca antes había tenido y su corazón latía a gran velocidad.
Geto se separó del beso, dejando sus rostros a una mínima distancia. Contempló el rostro de su amigo, podía notar sus mejillas rojas y cómo en su expresión reflejaba que no le había desagradado para nada su atrevimiento; pero de repente comenzó a darle un poco de vergüenza y se levantó para dejarlo libre. No sabía bien cómo justificar lo que acababa de pasar y prefirió salir huyendo.
—Bueno, ahora sí ya me voy —caminó rápidamente hacia la puerta—. Espero te sientas mejor, adiós.
Y así, tan repentinamente, habían dejado solo a Satoru con un cúmulo de emociones en su interior. Se quedó unos minutos en silencio mirando al vacío, tratando de comprender qué había significado ese beso para los dos.
—¡Ah! Maldito. Se cree que ganó —se quejó al aire, luego se volteó para acostarse boca abajo y hundir su cara en la almohada. Efectivamente: Suguru Geto había ganado y ahora no sabía cómo iba a hacerle para volver a encontrarse con él y no morir de vergüenza en el intento.
* * *
Ya comenzaba a hacerse tarde y Satoru no lograba encontrar a Megumi, lo más probable era que desde el principio se hubiera ido por el camino equivocado y ahora no tenía idea dónde buscar y tampoco sabía a quién llamar para que lo ayudase.
—Demonios, debo darle un celular a ese niño —expresó para sí; luego recordó que estaba a punto de enviarlo a vivir a otra parte y se preguntó si Megumi le respondería las llamadas o los mensajes estando lejos de él—. Sería muy curioso que terminaras ignorándome hasta por el celular, igual como lo hizo él.
Decidió volver a casa, si Megumi no había regresado comenzaría su búsqueda nuevamente pero tomando otra dirección. No descansaría hasta encontrarlo, tenía que asegurarse que el niño estuviera bien.
Para su sorpresa cuando regresó Megumi estaba sentado en el porche de la casa, tenía la cara hundida entre las piernas y al verlo Gojo corrió hasta él.
—¡¿Megumi, dónde estabas?!
El niño sólo levantó un poco la mirada para verlo. Se había desaparecido varias horas, pero su encuentro con Suguru Geto y todo lo que le dijo esa noche había cambiado su perspectiva de la situación.
—No me quiero ir… —musitó.
Gojo se sentó a su lado, pensó que ya era tiempo de que dejara de pensar en sus propias necesidades y escuchara lo que Megumi tenía que decir.
—Megumi… Necesito saber cómo te sientes estando conmigo, lo que menos quiero en este mundo es que seas infeliz… Sé que es difícil, pero en realidad conozco poco de tu vida de antes que vinieras a vivir aquí, quizá pueda entenderte mejor y ayudarte si me dejas escucharte…
Hubo silencio por unos segundos. Fushiguro decidió no contarle por el momento de su encuentro con el otro hechicero y, en cambio, aceptaría abrirse con él y compartirle los dolores de su alma.
* * *
En el salón de clase se respiraba un aire de incomodidad. Shoko se encontraba en medio de sus dos amigos que llevaban todo el día sin hablarse y se ignoraban mutuamente. Antes solo era Satoru el que estaba raro, ahora eran los dos y a ella no le gustaba nadita la situación, no entendía nada y más le molestaba porque sabía que le ocultaban algo.
—¿Queda claro lo que vamos a hacer? —preguntó el profesor Yaga una vez terminada la explicación de lo que le tocaría hacer a cada uno el día de hoy.
—Claro que sí, a menos que estos dos sean más idiotas de lo que parecen —respondió una molesta Shoko mientras tomaba sus cosas para ir a hacer lo que le tocaba.
—¡¿Eh?! —los dos se quejaron al unísono viendo como su amiga se alejaba.
—Hora de irse —les indicó el profesor mientras le entregaba a Suguru una hoja con la ubicación de su nueva misión y después salió dejándolos solos.
Ambos se miraron al mismo tiempo. Ya no podrían evitarse más, les tocaba trabajar juntos.
Gojo le arrebató la hoja a Geto y se adelantó caminando rápido. Suguru simplemente lo siguió sin decir nada y así estuvieron un buen rato, Suguru caminando atrás de su compañero hasta que estuvieron alejados de la escuela.
—Satoru —le llamó, pero el otro no se detuvo—. No estoy soportando esta situación… Creo que deberíamos hablar de lo que pasó en tu habitación.
Gojo lo estaba escuchando pero nada más oír que dijo su nombre se puso nervioso; la verdad era que él prefería evitar el tema.
—Satoru, te estoy hablando —lo alcanzó y lo tomó por el hombro para que volteara a verlo—. Necesito saber, Satoru, ¿qué significó ese beso para ti? Porque tú me gustas y me gustas muchísimo, así que necesito saber ahora mismo qué sientes tú.
Satoru se sorprendió por la manera tan directa en la que Geto se le acababa de confesar. ¿Qué sentía él? Le era difícil ponerlo en palabras. Notaba la firmeza con la que Suguru lo miraba por lo que sabía que no iba a poder huir de esa pregunta.
—Mira, yo no sé de esas cosas, tú fuiste el que me besó, yo no tengo experiencia en nada de esto —confesó con vergüenza y se dio la vuelta para seguir caminando, y era verdad, él necesitaba más tiempo para aclarar sus sentimientos.
Pero Suguru no iba a dejarlo ir. Él sí necesitaba aclarar las cosas en ese momento, así que antes de que Satoru pudiera avanzar más lo alcanzó y lo abrazó por la espalda; sus brazos rodearon su cuerpo lo que hizo que el otro detuviera su paso, después recargó su cara en uno de los hombros de Gojo.
—Solo necesito saber si al menos tengo una oportunidad.
Gojo se quedó inmóvil. Una oportunidad ¿para qué? ¿una relación? ¿Suguru iba tan en serio? Satoru podía sentir la calidez de su abrazo y puso sus manos encima de las de él, estaban tibias. Para Satoru este tipo de contacto físico era una novedad, nunca había recibido cariños, besos o abrazos, ni siquiera cuando era niño, al contrario, siempre fue solitario, se fue obligado a estar solo por lo que significaba su existencia en el mundo. Incluso antes de Shoko nunca había tenido algo parecido a un amigo o siquiera a alguien cercano con quién pudiera hablar, y ahora Suguru quería venir a revolucionar toda su existencia con una relación ¿amorosa? A él también le gustaba, incluso era un sentimiento más intenso que un simple gustar, pero… ¿valía la pena cambiar todo lo que su vida había sido hasta ahora y abrir sus emociones hacia otra persona? ¿No era eso peligroso?
Se soltó suavemente del abrazo pero no soltó las manos de Suguru; volteó a verlo, sus rostros quedaban a la misma altura y aunque su gesto expresaba miedo o inseguridad, ahora fue Gojo el que se acercó para besarlo. Fue un beso suave, como una manera de responder que sí, que sí quería darle la oportunidad.
Después de unos segundos Gojo dejó de besarlo y le hizo cosquillas en el estómago con una de sus manos. Suguru no se lo esperaba y reaccionó riendo y tratando de atrapar su mano, pero el otro fue más rápido.
—Vamos, Suguru, tenemos una misión que cumplir.
El ánimo de Gojo cambió y Geto amó ver su sonrisa y que jugara con él otra vez. Tomó sus acciones como una respuesta afirmativa a que sí podían intentar tener algo más.
Satoru por su parte no tenía la certeza de si esta era la mejor idea, pero decidió tomar el riesgo y en ese momento su vida cambió para siempre.
![](https://img.wattpad.com/cover/354905534-288-k997616.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Vacío inconmensurable || Jujutsu Kaisen
Fanfic¿Cómo se sigue viviendo después de que pierdes un pedazo de tu alma? Un vacío inmenso, que duele hasta el infinito... Satoru intenta desenmarañar el cúmulo de emociones que Suguru produjo en su existencia al mismo tiempo que explora una paternidad p...