VII

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Tomé un largo baño, hacía todo mecánicamente, yo no quitaba a Yuri de mis pensamientos, ella estaba tomando cuenta de todo mi ser yo no conseguía organizar mis ideas y no sabía decir lo que había ocurrido:

- ¡Yo no soy lesbiana! - Dije en un susurro cuando ya me acostaba e involuntariamente mi cuerpo me daba señales de que el cuerpo de Yuri aún estaba presente en mí.

- ¡Arranca esa mujer de tu cabeza Valeria! - exigí de mí misma arrojando las sábanas encima de mí.

Di golpes en la almohada con la excusa de suavizarlos, pero yo quería era descargar mí angustia, mi perturbación.

- Ella está muy equivocada si piensa que iré hacer lo que ella me pidió, cree que me tiene en las manos por cuenta del absurdo que ocurrió. No voy atrás de ella hecho un cachorrito o como su caballo idiota.

Pensé que no podría conseguir cerrar los ojos, sin embargo fue como si yo sólo se los hubiera pestañeado e inmediatamente una luz muy fuerte alcanzó mis ojos y yo desperté asustada.

Ya amanecía, y por la furia con que los rayos del sol inundaban mi cuarto, parecía que ya pasaba del mediodía.

Salté de la cama desesperada y corrí para la ventana.

"Yuri"

Ella me había esperado en la cascada, y yo no había ido, ¡¿por qué no desperté más temprano?!

- Espera - dije cerrando los ojos y abriendo en el mismo instante en que suspiraba. - Yo no pretendía luego ir. ¡Yo decidí eso! Fue toda una gran tontería, Valeria.

Dije intentando convencer toda mi alma de que no estaba terriblemente entristecida por no haber ido en aquella cascada y ver aquella imagen linda nuevamente.

Cuando bajé me encontré con la mesa repleta, todos ya estaban almorzando

- Buenas tardes bella durmiente - dijo Carlos, el presidente de las empresas Cristalls. Un señor de más o menos cuarenta y cinco años, estaba particularmente lindo dentro de una camisa a cuadros y unos jeans claro.

- Buenas tardes - dije medio a contra gusto, sin embargo sonreí para todos de la mesa:

- Discúlpame la indiscreción Valeria pero estás muy bonita, hoy - dijo Ethan.

Su comentario me tomó de sorpresa, jamás le había dado tal libertad.

Antes que yo pudiera responder fue la vez de Patrick completar:

- Estás realmente muy guapa, creo que nunca la vi tan linda, Valeria y mira que estoy diciendo esto con todo el respeto.

Yo estaba paralizada. ¿Qué les había pasado? ¿Qué andaban aprendiendo con Kenji? Y yo continuaba siendo la misma persona, dentro de las mismas ropas idiotas que ellos usaban unos jeans, una camisa azul clara, la única diferencia era que yo no había atado mi pelo, los había cepillado por un largo tiempo mientras divagaba en mis pensamientos absurdos.

Carlos percibiendo mi expresión de disgusto, habló antes que yo abriera la boca:

- Ven a juntarte a nosotros chica, después del almuerzo tendremos nuestro último encuentro antes de partir bien temprano mañana.

Me senté bajo miradas inquisitivos de Emma, ésta me miraba sin disfrazar, parecía estar elaborando una pregunta.

Intenté ignorarla y me apresuré a envolverme en una conversación con Kenji sobre lo que yo había perdido en aquella mañana:

- Los llevé a conocer la plantación de peras - dijo él en su tono tranquilo de siempre: - Después conversamos un buen tiempo.

- Yo creo que perdí la hora - dije medio avergonzada, entonces Omaira entró en la cocina:

Un Amor por Encargo - YuleriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora