XI

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El ruido suave y delicioso de gotas de lluvia golpeando las hojas llegaba a mis oídos despertándome bien despacio de un mundo de sueños reales. Abrí los ojos perezosamente, no me recordaba de cómo habíamos llegado hasta la cama.

Me topé con una visión sublime.

Yuri estaba acostada a mi lado, ella me miraba y tocaba con las puntas de los dedos mi cuerpo, contornando mi silueta. Yo la miré directamente en los ojos, después extendí la mirada por todo su cuerpo.

Ella, así como yo, estaba desnuda, tenía los cabellos alborotados, algunos mechones cayendo sobre su rostro, cubriendo parcialmente sus ojos. Para mí ella era como un ángel, Yuri sonrió:

- ¿En que estás pensando? - preguntó ella sin moverse, quitándome de mis devaneos.

Suspiré y junto con mi suspiro me vino inmediatamente todo el episodio de la noche anterior. Sentí un frío en el estómago.

Estiré la mano y alejé los mechones negros que le cubrían el rostro y lo toqué:

- Discúlpame Yuri - dije encarándola intensamente.

Ella se aproximó más de mí y sonrió:

- Soy yo la que te debo disculpas - entonces de repente su rostro oscureció y ella se sentó en la cama.

Yo hice lo mismo.

Entonces ella continuó:

- Mira Valeria... Sobre ayer yo...

- No quiero hablar sobre eso - dije rápidamente cogiendo sus manos: - No quiero que estos momentos maravillosos que tuve contigo sean ofuscados por lo que ocurrió ayer - entonces yo la besé con ternura: - No vamos a hablar sobre ayer, sobre nada, ok.

Yuri suspiró sin embargo asintió y entonces me abrazó.

Yo aspiré el olor que venía de sus cabellos y cerré los ojos. Apretándola en mis brazos. Quería fotografiar cada momento, cada sensación dentro de mí, para jamás olvidarme.

- Fue un lindo sueño - dije en un susurro sin pensar

Yo no quería separarme de ella, nunca más. Quería quedar envuelta en aquel abrazo para siempre.

- ¿Puedo pedir una cosa? - preguntó ella bien en mi oído.

Sentí el ya conocido choque eléctrico en la espina:

- Puedes - respondí alejándome un poco para mirarla en los ojos.

- ¿Puedo llamarte de amor? - preguntó ella con una sonrisa linda en el rostro.

Yo me reí mientras acariciaba su rostro, ella también rio:

- Puedes llamarme de lo que quieras - hablé con sinceridad.

Yuri entonces me sorprendió agarrándome por los hombros y haciéndome caer en la cama nuevamente y colocándose sobre mí, prendiendo mis manos sobre la cabeza. Me mantenía presa bajo su cuerpo, entonces dijo:

-Voy a llamarte de "mía" a partir de ahora. - Sentí mi corazón calentarse en el momento en que oí aquella palabra y su calentamiento expandirse gradualmente por todo mi cuerpo.

Yuri quedó mirándome ahora no sonreía, y ni yo.

Quedamos por algunos momentos en aquella posición, sin decir nada, mientras aquella palabra ganaba la forma de una mariposa multicolor y flotaba alrededor de las dos. Y yo me preguntaba lo que se pasaba en la cabeza de ella e imaginaba que tal vez ella estuviera pensando lo mismo.

Ya no llovía cuando dejamos la cabaña de Yuri. Pasaba de las diez horas de la mañana. Era lunes y yo aún no había decidido qué hacer con mi vida después que dejara aquel lugar encantado.

Después del pedido de Yuri, nada más se había dicho. Fue como si ambas nos diéramos cuenta de que todo aquello había llegado al fin.

Era el fin.

Así que entré en la casa la primera persona que vi fue Mateo que se anticipó en mi dirección:

- Que susto nos diste nena - dijo él con aquel su tono jovial y alegre que tanto me irritaba: - Continúa siendo una excelente rastreadora eh, Yuri

Entonces él tomó Yuri por la cintura y le besó la mejilla.

Yo sentí mi rostro quemar con aquella escena. Una necesidad casi incontrolable de ahogarlo.

Quería irme inmediatamente y no saber jamás lo que existía entre ellos.

Yuri no me miró, sonrió un poco sin gracia para él y se alejó.

- Forma parte de mi trabajo también - ella dijo, entonces fue directo para donde se encontraba su madre: - Prepara alguna cosa para que ella coma mamá, Valeria no quiso comer nada en casa - ella parecía nerviosa. Tal vez con miedo de que Mateo percibiera.

Yo no oí lo que Omaira dijo, aún miraba para aquel hombre visualizando cosas entre los dos, pero yo había decidido no saber sobre nada. Era problema de ella, de ellos... Yo me iría de allí, aquel no era mi mundo.

Él hablaba conmigo, algo sobre mi estado deplorable, yo usaba las ropas de Yuri, los cabellos estaban mucho de este lado de lo que yo normalmente mantenía. Entonces yo escuché a mi equipo también comentar algunas cosas sobre partir. Aquello me despertó:

- Vamos. Sólo denme tiempo de cambiar de ropa - yo subí apresuradamente las escaleras y me tranqué en el cuarto.

- Ay Yuri... - susurré escondiendo el rostro entre las manos, recostándome en la puerta: - ¿Por qué tenías que entrar en mi vida?





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Un Amor por Encargo - YuleriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora