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Mientras tomábamos el café maravilloso que Omaira había preparado, ella narró para mí todo lo que había ocurrido desde que yo había dejado el rancho. Eso porque, Yuri no había dicho nada acerca de Mateo.

Y yo tuve miedo de preguntar.

Fue su mamá quien dijo que horas tras yo levantar vuelo, Yuri fue directo a ella desesperada con lo que sentía.

Omaira la sorprendió diciendo que ya lo había percibido.

En aquella tarde de la cabalgada, cuando Mateo había surgido y llamó a Yuri, él le había pedido su caballo, quería aproximarse de mí. Ella se sorprendió con eso y quiso contrariarlo, sin embargo, antes que dijera algo, él, todo entusiasmado, comentó que yo era la mujer con la cual se casaría.

-- Sentí el suelo desaparecer de mis pies, por otro lado, él sonreía como un niño animado. Me miró por algún tiempo, creo que dejé trasparecer mi perturbación, y él entendió de otra manera. Entonces, todo animado, dijo: Si me aceptas, desisto de esa boda arreglada y me quedo contigo, nena.

-- Inmediatamente lo encaré y me pregunté mil cosas. Y una de ellas, era el porqué de no haberme dicho lo que estaba pasando.

Cuando Yuri hizo ese comentario, suspiré resignada.

Agarró mis manos sobre la mesa:

-- Pero al final, yo no podía hacer nada, era claro que tú no pertenecías a mi mundo. Boda arreglada por interés es cosa de rico.

Escuchaba todo el relato con el corazón a los saltos, las revelaciones sobre aquel día causaban en mi pecho un calor increíble. Comenzaba a sentirme leve, los ojos de ella clavados en mí mientras hablaba, hacía con que yo sintiera lo cuánto era intenso también para ella.

Continuó:

-- Cuando supe de tu desaparición, quedé desesperada.

-- Esta niña no escuchó a nadie, y salió hecho una loca atrás de ti -- interrumpió Omaira contrariada.

-- Estaba con rabia de él y cuando percibí toda tu irritación conmigo allá en casa, deduje que realmente tú estabas en el rancho para quedar con Mateo. No había razón para tanta rabia. Sentí que te querías ir, y parecías estar loca para librarse de mí. Entonces yo... Fui mala.

En ese momento ella sonrió y me guiñó. Omaira parecía haber entendido y comenzó a recoger las cosas de la mesa, Yuri se aproximó más:

--Te prendí en mi casa. Quería tenerte nuevamente de todas maneras, estaba perturbada con todo aquello... Yo... Descubrí en aquel momento que yo estaba enamorada y te necesitaba, al menos por una última vez.

Sus últimas palabras fueron casi susurradas. Suspiré profundamente y llevé el pelo para atrás intentando controlar el impulso de tomarla en mis brazos allí mismo, pero quería oír el resto de la historia:

-- Cuando dijiste que no querías hablar sobre nada en la mañana siguiente, tragué todo lo que, en la condición de una desesperada, pretendía decir. Contarte entonces que aquella había sido tu despedida de soltera.

-- Estaba enferma de celos, Yuri -- hablé medio apenada. -- No sabía lidiar con eso, estaba fuera de mí.

Ella sonrió y me guiñó.

-- Si al menos lo soñara... -- comentó.

No sabía exactamente que decir a ella en aquel momento. Tantas informaciones, tantas conclusiones equivocadas, tantos desentendimientos, tantas lágrimas, tanto dolor!

-- No puedo creer que podríamos haber resuelto todo allá mismo, en el rancho. Haber quedado juntas -- dije pensativa.

-- Creo que en aquel momento, aún tenías muchos conflictos, cariño -- dijo ella balanceando negativamente la cabeza. -- Era mucha locura junta para ser resuelta en tan poco tiempo. Creo que necesitabas pasar un tiempo lejos de mí.

Un Amor por Encargo - YuleriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora