Nanami Kento

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-Recuerdas cuando nuestros caminos se volvieron a cruzar
-Si- Respondió Nanami mientras acariciaba mi espalda suavemente, me gire hace el, nuestras miradas se encontraron, no pude evitar sonreír, el también sonrió... Sentía la brisa y el viento entrar por la ventana, escuchaba las olas de el mar chocar entre ellas y las aves cantar a lo lejos...
A continuación...

(Ambientada en los arcos actuales).

(Esta historia se desarrolla en tres partes).

Tenía pocos días de haber llegado a Tokio, recién estaba instalándome, conseguí un apartamento, y decidí salir a recorrer la ciudad pero me aleje de un poco, de no haberlo hecho, quizás todo hubiera seguido igual pero el destino siempre tiene preparadas sorpresas, nunca sabemos lo que nos depara al día siguiente...
Al caminar por la calle vi que había una panadería, se me hizo agua la boca al ver toda esa comida a través del ventanal, no lo pensé dos veces y entre, una chica me atendió muy amablemente, hice mi orden y me dispuse a esperar; unos instantes después entro un hombre alto, de traje y llevaba unas gafas puestas, era muy apuesto, le di un vistazo de reojo.
-Quisiera un emparedado de estos- Dijo un hombre señalando uno en el menú.
-Claro que si, un momento por favor- El hombre se había quedado allí parado mirando su teléfono, no pude evitar mirarlo, era alto y atractivo, llamaba la atención visualmente, algo me parecía familiar en él, pero no le di importancia, momentos después, la chica del mostrador regreso.
-¡Aquí esta, un emparedado saliendo!- Grito.
-¡Es mío!- Exclame, pero alguien detrás de mi exclamó al mismo tiempo.
-¡Es para mi!
-Vaya, debí confundirme y solo prepare uno- Dijo la chica un tanto apenada -Preparare otro enseguida.
-Vaya, ordenamos lo mismo- Dije entre risas mientras me rascaba la cabeza.
-Eso parece- Respondió, era bastante serio, tenía pinta de ser un engreído.
-Puedes tomarlo si gustas, yo no tengo ninguna prisa- Dije con una sonrisa intentando suavizar la situación.
-No adelante, tómalo tú- Insistió, mientras me lo daba en las manos, el roce de su piel con la mía, me hizo sentir extraña, su presencia en sí, me ponía algo nerviosa, un sentimiento familiar me invadía pero mi mente no lograba recordarlo con claridad, torpemente, intente tomar el emparedado pero me olvide de las cosas que había en mis manos y cayeron al piso, me agache rápidamente frente a él a recogerlas, no pudo evitar mírame fijamente a los ojos mientras estaba allí abajo, de igual manera yo levante la mirada y la clave en sus ojos ocultos detrás de esas gafas, fue una situación demasiado incomoda y creo una clase de tensión, me apresure a ponerme de pie.
-Lo siento- Murmuré -A veces soy un poco torpe.
-No hay problema- Dijo mientras se percataba de mi boleto del tren tirado en el piso, se apresuró a levantarlo, incidentalmente lo miró.
-Lo siento- Se disculpo y me lo entregó, nuestras miradas se cruzaron un momento -Tu rostro me parece familiar, ¿nos conocemos?
-No lo creo- Respondí mientras acomodaba mis cosas -No soy residente de aquí, recién me mude.
-Debo estarte confundiendo con alguien que conocí hace años cuando aun iba a la academia.
-Bueno, si sirve de algo, yo también estudie en una academia aquí en Tokio- Dije mientras tomaba todas mis cosas -Fue un gusto conversar contigo- Hice una inclinación y me dispuse a retirarme, él correspondió, salí del restaurante; no imaginaba que cuando camine a la estación, volví a verlo, abordó el mismo tren qué yo, quizás íbamos hacia el mismo lado, no se porque pero algo me impulso a sentarme cerca, su presencia me tenía intranquila.
-Sabias que tomaríamos el mismo tren- Afirme con una sonrisa, el levantó la mirada del periódico qué tenía en las manos -¿Puedo sentarme?- Él asintió con la cabeza y siguió leyendo el periódico -Pero que tipo tan más aburrido- Pensé, el pareció leer mi mente porque sonrió, dejo el periódico a un lado y se dirigió a mi.
-Creo que aun no se tu nombre... - Dijo, cuando le dije mi nombre, él no pudo evitar ese gesto en su rostro de gran asombro y felicidad en sus ojos.
-Entonces, eres tu después de todo...- Murmuró, una leve sonrisa se dibujo en sus labios.
-¿Perdón?- Pregunte confundida
-Creí qué me recordarías, soy Nanami Kento- Al escuchar su nombre, sentí como si una descarga eléctrica me pasara por todo el cuerpo, tenía vagos recuerdos de nosotros... Yo sentada sobre el, moviéndome de un lado a otro mientras el me sujetaba fuertemente de la cintura, los gemidos y el placer que solía sentir, vinieron a mi, no pude evitar sonrojarme al recordar tal cosa.
-¡¿Nanami, eres tú?!- Pregunté realmente sorprendida.
-Es un gusto volver a verte después de tantos años- Murmuró mientras sonreía con ternura.
-Perdón por no haberte reconocido, por aquellos años no llevabas gafas, tu cabello estaba largo y peinado hacia atrás, eras muy delgado- Dije -Ahora eres más alto y grande- Él no pudo evitar reír levemente mientras se quitaba las gafas.
-¿Qué tal así?- Preguntó.
-Nanami- Suspire -Tú, te fuiste... ¡Huiste! Te extrañé mucho.
-Después de que Haibara murió, decidí alejarme de la hechicería por un tiempo.
-¡Pudiste haber dejado alguna carta o un recado!- Dije, mi voz se escuchaba molesta, un sentimiento negativo me invadió momentáneamente.
-Lo siento, fue estúpido irme sin darte explicaciones- Suspiró -Tienes derecho a estar molesta conmigo.
-Bueno, la pase mal realmente, deje la hechicería poco después, nunca fue lo mío.
-Eras muy buena- Asentí con una sonrisa.
-Tu sabes que solo estaba en la academia por todo el dinero que daban mis padres.
-No puedes decir eso, subiste de grado antes que yo- Dijo sonriendo levemente, yo también sonreí, una nostalgia me invadió levemente, el noto la tristeza en mi rostro.
-En verdad, lamento haberme ido, era joven y estúpido.
-Ya no importa- Dije -Ya pasaron más de diez años de eso.
-Recuerdas...
-Si... Teníamos lo nuestro- Murmuré con una sonrisa -Fuiste una persona realmente especial para mi, nunca había estado con nadie antes y...
-Lo se- Interrumpió -Yo tampoco.
-¿En donde estuviste todo este tiempo?- Pregunté.
-Fui oficinista algunos años, recién regrese a la hechicería.
-¡¿En verdad regresaste?!- Pregunté bastante sorprendida.
-Si- Respondió -Creo que eso tendrá más impacto en la sociedad que están encerrado en una oficina todo él día, además se me da mejor.
-¿Dime que no sigues presionándote de más como siempre?- Él esbozo una sonrisa, yo negué con la cabeza e igual sonreí.
-¿Qué hay de ti, donde habías estado?- Preguntó.
-Recién llego a la ciudad, estuve fuera varios años trabajando, solía residir en el extranjero pero siempre extrañe Tokio, así que decidí volver- Respondí -Siento que la vida se me está yendo entre las manos y no he hecho lo que en verdad quiero.
-¿Y que es lo que quieres?- Preguntó
-Aún no lo se, pero se que ya no quiero seguir siendo infeliz, por eso estoy aquí.
-Eso suena bien- Suspiró mientras se acomodaba el cabello suavemente, no pude evitar mirarlo y que algo dentro de mi se encendiera, Nanami ya no era el mismo chico que recordaba, flacucho y tímido, ahora era bastante atractivo y masculino, tenía unos brazos grandes y musculosos, manos enormes, su mandíbula bien definida y una sonrisa perfecta.

Jujutsu Kaisen | Shorts | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora