Toji Fushiguro

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-Me gusta más ser el que da los orgasmos- Dijo descaradamente, no me había dado tiempo de reaccionar, me aferre fuertemente a las sabanas y mis gemidos se habían convertido en gritos, nuevamente me di cuenta de lo pequeña que era a un lado de él, sin mayor problema, paso su enorme brazo por mi cuello y me ahorco con intensidad...
A continuación...

(Desarrollado en el primer arco de la segunda temporada).

ADVERTENCIA DE CONTENIDO +18 (Este capitulo puede contener escenas incomodas para ciertos espectadores como violencia sexual que se puede interpretar como abuso) TODO ES FICTICIO.

La noche transcurría con normalidad, el bar estaba lleno de gente, había estado demasiado ocupada, de un lado a otro, yo solo trabajaba como mesera, en cambio, las otras chicas ofrecían otra clase de servicios, ellas igual habían estado bastante o...

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La noche transcurría con normalidad, el bar estaba lleno de gente, había estado demasiado ocupada, de un lado a otro, yo solo trabajaba como mesera, en cambio, las otras chicas ofrecían otra clase de servicios, ellas igual habían estado bastante ocupadas, casi no teníamos chicas para complacer a los otros clientes, muchos hombres ya se me habían insinuado y me ofrecían cantidades enormes de dinero por acostarme con ellos, me negaba, no quería hacerlo y por más tentadoras que fueran las sumas, todos me parecían desagradables... Todos excepto uno.
Minutos antes había entrado un hombre al bar, no pasaba desapercibido, muchos de los que estaban allí se acercaban a él, le secreteaban cosas o le invitaban bebidas, parecía ser una celebridad, no pude evitar mirarlo al ver el alboroto que causaba, era atractivo y masculino, él también me lanzó una mirada cuando me vio a lo lejos atendiendo a las demás mesas.
Intente concentrarme en lo mío pero aquel hombre sentado en la barra del bar no dejaba de mirarme ni un instante.
Era alto y terriblemente musculoso, cuando pase junto a él, sentí como la electricidad atravesó mi cuerpo, se que también sintió algo parecido porque me dio un vistazo de reojo.
-¡Oye tu, preciosa! Ven aquí- Exclamó cuando había dado unos cuantos pasos lejos, di la media vuelta para comprobar si era a mi a quien le hablaba, en efecto, era yo; su mirada se cruzo con la mía y todo se sintió diferente en ese momento, nunca sabemos lo que nos depara la vida.
-¿Se le ofrece algo?- Pregunté mientras me acercaba, vestía un pantalón negro, sandalias y sudadera negra.
-Eres hermosa- Dijo con una sonrisa mientras me echaba un vistazo de arriba a abajo con descaro -¿Por qué no te había visto antes por aquí?
Su voz era gruesa y varonil, su mera presencia era intimidante, me puse nerviosa y accidentalmente deje caer la bandeja vacía que llevaba en mis manos, él soltó una carcajada y se apresuró a levantarla, yo retrocedí unos pasos, una sonrisa llena de lujuria se dibujo en su rostro mientras me miraba desde allí abajo, clavo su vista debajo de la corta falda del uniforme qué dejaba ver mis piernas en medias de red, no pude evitar mirarlo, su mirada traviesa se poso en mis piernas, estúpido uniforme, era un vestido de tirantes demasiado pegado y escotado qué dejaba poco a la imaginación, exageradamente corto y debajo de este, las ridículas medias, inclusive nuestra ropa interior hacia juego, era diminuta y muy atrevida, solo ese era el uniforme de las meseras, las chicas que se dedicaban a los demás servicios, andaban por todo el lugar en ropa interior, me preguntaba siempre si tendrían frío.
Este hombre estaba allí debajo mirando todo, retrocedí unos pasos y fingí tocer levemente para que se detuviera, después se levantó y quedó justo frente a mi, su alta y enorme figura me hizo sentirme pequeña y frágil, mi vista apenas quedaba a la altura de su pecho, no me atreví a mirarlo a los ojos.
-Gracias- Balbuce mientras tomaba la bandeja en mis manos -Soy nueva, llevo pocos días trabajando.
-Quiero conocerte, siéntate a beber algo conmigo- Ordenó
-Lo siento, soy mesera y tengo que atender a los demás- Me disculpe.
-¡Vamos, ven a beber algo!- Exclamó mientras tomaba el asiento qué estaba a un lado de él e incluso lo acomodo para mí.
-Insisto- Dijo.
-No puedo, tengo que trabajar- Respondí con una sonrisa, me di la media vuelta y me aleje, él suspiro molesto. Todo el tiempo que estuvo en el bar tuve un nerviosismo en mi cuerpo, no me había quitado la vista de encima ni un momento, me seguía con la mirada de una mesa a otra, todos los hombres que se me habían insinuado, se alejaban al darse cuenta que él me pretendía, ¿quién era este hombre?, se había apoyado en la barra y no quitaba esa sonrisa lasciva de sus labios; de un momento a otro, lo vi platicando con mi jefe, el dueño del bar, supe que estaba jodida.
-¡Zenin, siempre es un gusto que nos acompañes!
-Fushiguro... Soy Fushiguro
-Mi error, una disculpa... Fushiguro
-Oye, esa chica de allá...- Dijo mientras me miraba de arriba abajo
-Es preciosa, ¿no?, tiene poco de haber llegado.
-Quiero que ella se siente a beber algo conmigo.
-Pero a cambio quiero que me hagas un favor, tu ya sabes de que se trata, mis hombres te enviaran la información completa lo antes posible.
-Considéralo hecho- Dijo mientras bebía a fondo de su vaso.
-¡Sirvele lo que pida, cortesía de la casa!- Grito mi jefe al chico de la barra mientras se acercaba a mi, mis sospechas resultaron reales cuando comenzó a hablar conmigo.
-Oye, el hombre de allá quiere que vayas a beber algo con él- Murmuró mientras me abrazaba por la espalda.
-Pero...
-No te preocupes, te pagaré lo mismo de siempre más tus propinas- Dijo con una sonrisa mientras acomodaba mi cabello y me daba un brillo labial, vi mi reflejo a través de un vaso, lucia bien.
-Si tienes suerte, te sacara de aquí y pagará por las atenciones recibidas- Me ofreció un vaso con un poco de alcohol -Bebe- Ordenó
-¡¿Quieres que me acueste con él?!- Pregunté sorprendida mientras le daba un trago, era una bebida muy fuerte, no pude evitar arrugar la frente y hacer gestos de desagrado.
-Es tu decisión... Solo asegúrate de atenderlo lo mejor posible- Me palmeo la espalda y se fue, bebí el vaso a fondo y camine hacia él, no quitaba esa estúpida sonrisa a medida que me acercaba a la barra.
-¿Estas acostumbrado a que todos te obedezcan siempre?- Dije llevando mis manos a la cintura, él dibujo una gran sonrisa y se levantó presuroso, acomodó el asiento para mi, mientras me sentaba, no pudo evitar barrerme con la mirada.
-La mayoría de las veces- Solté una carcajada, puso un vaso frente a mi.
-Bebe- Ordenó
-Gracias- A este paso iba a ponerme ebria muy rápido.
-Eres una mujer muy hermosa- Dijo mientras me acomodaba el cabello detrás de la oreja, sus grandes manos eran casi al tamaño de mi cara, sentí un escalofrío al sentir su tacto, él seguía sonriéndome.
-Desde que llegaste, no me has quitado la mirada, es como si quisieras asesinarme o algo así- Dije entre risas.
-Digo lo mismo.
-Bueno...- Era inevitable no mirarlo, y más aun estando tan cerca, era guapísimo, tenía el cabello desarreglado y una cicatriz a un costado de la boca -Me resultas muy atractivo en realidad.
-Si, suelo producir ese efecto en las mujeres- Dijo estirando sus brazos, era muy musculoso, los tenia llenos de venas, solo podía pensar en la manera que me lo haría si estuviéramos juntos... Además, necesitaba el dinero, esto último me motivo a llegar lo más lejos posible.
-Que brazos los tuyos- Dije mientras bebía a fondo de mi vaso para armarme de valor, él volvió a llenarlo en un parpadeo.
-Puedes tocarlos si quieres- Ambos soltamos una carcajada, lleve mi mano lentamente y apreté su brazo, tenía mucha fuerza, sin duda que eran muy grandes y aparentemente tenía una fuerza sobrehumana o algo parecido porque nunca había visto a alguien con ese físico.
-Vaya, que fuerte eres- Dije entre risas, estaba realmente sorprendida.
-Bien, ahora es mi turno- Murmuró..
-¡Oye, eso es trampa!- Me quejé, él dibujo una sonrisa lasciva en su rostro y llevo su mano a mi cintura, la fue deslizando lentamente para tocar mi trasero, lo apretó con fuerza, un escalofrío de placer me recorrió la espalda y erizo mi piel, nuevamente bebí todo lo que había en el vaso, intentando calmarme, esto me mareo un poco.
-Tienes un buen trasero- Afirmó con una carcajada
-¿A si?- Apoye un codo sobre la barra y me pegue mucho a él, dibujé una sonrisa traviesa en mis labios, él paso su brazo por mi cuello y me abrazo, con sus dedos masajeo mi hombro haciendo pequeños círculos, estábamos realmente cerca.
-Creo que estas intentando coquetearme- Dije mientras le miraba fijamente los labios, no era algo que hubiera hecho en otro momento pero acababa de beber tres vasos de alcohol a fondo, me estaba poniendo ebria, el intencionalmente bajo el tirante de mi blusa y mi pecho casi queda al descubierto.
-Si, desde que te vi atendiendo a las demás mesas, gracias por notarlo- Yo solté una carcajada.
-¿Cómo te llamas?- Pregunté
-Toji... Fushiguro.
-Toji- Dije con una sonrisa, el también sonrió, comenzamos a conversar, resultó que no era el tipo engreído que parecía, o quizás un poco pero toda la conversación me hizo reír, tenía un humor ácido y era muy astuto, hablo de lo mucho que le gustaba apostar en las carreras de caballos, era una forma de multiplicar su dinero aunque la mayoría de las veces no ganaba nada.
-Me gusta él dinero y también me gusta divertirme, no veo mejor manera de vivir mi vida.
-Eso es evidente- Dije sarcásticamente mientras bebía a fondo.
-Me gusta hacer bromas ingeniosas con gente capaz de hacerlas, y tu... Pareces muy ingeniosa.
-No me digas- Él soltó una carcajada
-Lo siento, me estoy poniendo ebria y quizás no salga nada coherente de mi boca a partir de ahora- Ambos no parábamos de reír, y a lo largo de la conversación no dejábamos de hablar, quizás era el alcohol o simplemente disfrutábamos de la compañía.
-No suelo hacer esto de beber con los clientes- Dije -Y cuando mi jefe me pidió que viniera, no tuve que pensarlo mucho y vine en cuando reuní el valor suficiente.
-¿Qué te motivo?- Preguntó mientras jugueteaba con la sombrilla de su bebida.
-Encendiste algo dentro de mi desde que te sentaste en la barra y ahora no puedo dejar de pensar en eso, ¿está mal?- Él me miró bastante sorprendido y sonrió.
-¿Quieres acostarte conmigo?
-El sexo es un impulso del cuerpo- Me encogí de hombros, él parecía bastante sorprendido, incluso yo estaba sorprendida de mi misma, tomo su vaso y bebió a fondo.
-¿Qué tan ebria estas?- Preguntó mientras llenaba su vaso nuevamente.
-¿Y que hay de ti, ¿estas ebrio?- Pregunté.
-No, realmente no me gusta el alcohol, no puedo embriagarme- Yo solté una carcajada.
-Pero no has dejado de beber desde que llegaste- Insistí.
-Lo se, es tan solo que... Estar contigo me produce una sensación que no tenía en mucho tiempo y quizás una parte de mi quiere quitarla, solo que no sabe como- Suspiro, su mirada se veía cansada.
-¿A que te refieres?- Pregunté, él me miró y esbozo una sonrisa mientras me acariciaba la mejilla, esto me hizo sentir un tanto extraña, no fue prvocativa o con segundas intencioanes, quizás un tango nostálgica, continuo bebiendo después de esto.
-No te entiendo- Suspiré y me deje llevar por el momento, era la escena perfecta, tenía que hacerlo ahora, las luces del bar estaban en rojo y el ambiente era más que perfecto, provocativo.
-Una parte de mi esta pidiendo a gritos que me beses- Le acaricié la barbilla obligándole a mirarme.
-Me parece bien- Me tomo de la mano para ayudarme a poner de pie y me aproximo a él, obligándome a entrar entre sus piernas, mi vagina quedo rozando con su pene, me puse un tanto nerviosa, intente mantener la distancia pero él me atrajo fuertemente por la cintura, para después apretarme contra él y así sin más, me robo un beso, fue totalmente inesperado, nuestros labios de un momento a otro estaban moviéndose encima del otro, cargados de pasión y deseo, incluso soltó un pequeño gemido con voz gruesa mientras lo hacía, esto encendió algo dentro de mi, su aliento estaba marcado a alcohol, los besos fueron incrementando de nivel, me mordió y su lengua iba de un lado a otro dentro de mi boca con desespero, mis piernas temblaron un poco y mi vagina se puso un tanto inquieta, nos besamos arduamente durante unos minutos, hasta que él comenzó a bajar su lengua húmeda y caliente por mi cuello y clavícula, dio unas pequeñas mordidas, no pude evitar gemirle en el oído suavemente, dibujo una sonrisa llena de lujuria en sus labios y me susurró algo que me dejo helada
-Me gustaría metértelo hasta lo más profundo y darte muy duro- Sus manos estaban por todas partes, en mi trasero, en mis piernas, en mi cadera y cada hueco de mi piel.
-Por mi esta bien- Murmuré.
-Quiero ver ese trasero rebotar en mi pene mientras lo meto- Un deseo inexplicable comenzó a crecer dentro de mi, quería hacerlo con él, quizás ya ni siquiera me importaba el dinero, solo quería que me hiciera el amor tal y como me lo susurraba, y más aun dando me cuenta que una ercción se había marcado en su pantalón.
-¿Y que estamos esperando?- Pregunté mientras enredaba su cabello entre mis dedos, estaba todo desarreglado, él me miró de reojo y me hizo a un lado, bebió a fondo su vaso y fijo la mirada al frente para luego susurrarme:
-¿Quieres salir de aquí?- Bueno, al menos lo intenté, pensé.
-Un gusto conversar contigo- Me encogí de hombros, avancé unos pasos, pero él me tomo fuertemente de la muñeca para detenerme.
-Me refiero juntos- Sonrió picaramente.
-Me encantaría- Él soltó una carcajada, se puso de pie, era un hombre realmente grande e intimidante, me ofreció su brazo, todos nos miraban embelesados lo tome y subimos al segundo piso del bar, allí se encontraban las habitaciones, quede bastante sorprendida cuando él pidió una de las más lujosas del lugar, me guiño un ojo y sonrió mientras aventaba las llaves al aire fanfarróneando, se había quitado la sudadera y la llevaba colgando del hombro, debajo de esta, llevaba una playera pegada al cuerpo, podía ver todos sus músculos, me tenía un tanto inquieta, solo podía pensar como se vería desnudo...
-Cuando algo me gusta, no me ando con rodeos- Dijo entre rísas, sonreí , estaba muy nerviosa, mis piernas temblaban, ¿qué estaba haciendo?, ¿por qué había aceptado?, si necesitaba el dinero dinero, pero no era para tanto; caminamos por el largo corredor para llegar a la habitación, olía a cigarrillo y los hombres iban acompañados de las mujeres semidesnudas, muchas de estas estaban bastante sorprendidas al verme allí, una de ellas estaba vendiendo flores en un canasto, no pude evitar mirarlas, eran realmente lindas, él me dio un vistazo de reojo y soltó una risita.
-Eres como esta flor de aquí- Dijo mientras la tomaba y le daba el dinero a la chica, yo estaba bastante sorprendida, no parecía la clase de hombre que da esos detalles, era la flor más extraña que había en el canasto, estaba fusionada en dos tonalidades.
-¿Porqué?- Pregunté
-Porque no cualquiera puede apreciar su belleza- Los dos soltamos una carcajada.
-¿No estuvo tan mal o si?
-Eres todo un romántico- Suspiré
-¿Tu crees?- Preguntó
-No tienes que conquistarme- Respondí -Conmigo es seguro- Él resopolo fuertemente, seguimos caminando hasta llegar a la habitación, estar frente a la puerta me dieron ganas de salir corriendo, esta vez de verdad, se habían terminado los juegos, él abrió la abrió para mi.
-Entra- Dijo dándome espacio para pasar, no pudo evitar mirarme de arriba a abajo mientras pasaba frente a él, me dio una nalgada fuertemente, quise huir... Hablaba muy en serio, tenía miedo.
-Creo que...- Balbuce, estaba arrepentida, totalmente, pero no me dejo terminar la frase, me tomo de las muñecas y me arrojo dentro de la habitación, me recargué en una pared y abrí los ojos muy grandes, sentía que iba a vomitar de la adrenalina, incluso se me había quitado lo ebria que me sentía.
-Tus manos tiemblan- Dijo mientras se acercaba a mi con pasos firmes -¿Tienes miedo?- Preguntó con una risita maldosa.
-Estoy aterrorizada- Dije con una sonrisa perversa en mis labios, algo dentro de mi me pedía que me fuera pero otra parte de mi, decía que iba a ser el mejor sexo qué tendría en mi vida, tenía que quedarme.
-Pero aún no te he tocado- Me susurró al oído mientras apoyaba sus manos sobre la pared para dejarme aprisionada.
-¿Y que esperas?- Él soltó una carcajada, llevo su mano a mi cuello y lo fue apretando lentamente, mientras me besaba con ferocidad, su besos eran tan pasionales e intensos, no podía evitar morder mis labios con fuerza casi al punto de hacerlos sangrar. Nos separamos un momento, él se quito la playera en un parpadeo, me quedé embobada mirándolo, su abdomen estaba tan bien trabajado, al igual que todo su cuerpo, una sonrisa lasciva se dibujo en su rostro.

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