VII

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Sus pasos se escuchaban por todo el lugar, la mujer avanzaba lentamente a través del estrecho pasillo. Todo el lugar olía a muerto. Cualquier persona hubiese tenido arcadas al entrar ahí, pero esa señora no. Disfrutaba del olor a sangre, el olor a la muerte.

Caminó hasta una habitación en específico y abrió la puerta, la cual rechinó al tacto de sus dedos.

—¡Hola, mi querida! —gritó la mujer con mucho entusiasmo—. Debes estar hambrienta, te traje algo de comida.

En el suelo de la habitación estaba Kang Minjeon, la chica que tenía menos de una semana desaparecida. Minjeon estaba acostada de lado, dándole la espalda a la señora que había entrado al lugar.

—¡Minjeon-ssi! ¿Estás dormida? —preguntó la mujer mientras se acercaba a la chica.

La jóven no respondió a los llamados de la mayor. La mujer se agachó, quedando al nivel del suelo. Sacudió el cuerpo, tratando de despertarla. Y fue ahí cuando se dió cuenta, Minjeon ya estaba muerta.

Volteó el cuerpo de la jóven y el rostro de la chica fue revelado.

Su cuerpo estaba inmóvil y su piel ya se veía pálida, pero su rostro era la peor parte.

Su cara estaba llena de sangre, su nariz y mandíbula estaban desviadas por completo, sus labios estaban hinchados y llenos de moretones al igual que sus grandes ojos. La belleza de la chica se esfumó.

La respiración de la señora empezó a volverse agitada, pero no por miedo, era por rabia, rabia de ver a la chica muerta. No estaba en los planes de la señora matar a Minjeon tan rápido. Planeaba torturarla de diversas formas durante mucho tiempo, hasta que Minjeon misma le pidiese que le arrebatará la vida y la librará de ese sufrimiento.

La vida de la chica le pertenecía y ella iba a decidir cuando moría y cuando vivía, entonces, ¿Por qué Minjeon estaba muerta si ella misma no la había matado?

Un grito de furia salió de su garganta. Golpeó y tiró todas las cosas de la habitación.

Llena de coraje, corrió hacia la salida, se dirigió a las escaleras y bajó, adentrándose en otro piso, específicamente el tercero del edificio.

Corrió aún mas rápido hacía la cocina, donde estaban los gemelos Deuk. Ambos estaban jugando y riendo en la mesa, hasta que la mujer llegó y golpeó a ambos, tirando a ambos de sus sillas.

Su edad rondaba por los cincuenta años, pero su cuerpo se conservanba muy bien. Podía parecer débil, pero en realidad tenía una gran fuerza, mucho mayor que la de los gemelos.

—¡¿Qué mierda les dije sobre tocar lo que no es suyo?! —gritó—. ¡Ustedes solo debían amarrarla! ¡¿Tan difícil es su maldito trabajo?!

Ambos hermanos se quedaron en silencio, bajando la cabeza por el arrepentimiento.

—¡¡Malditos idiotas!! —Pateó a Deukjong, justo en el estómago.

El menor simplemente se quejó en voz baja ante el punzón que sintió en la barriga. Su hermano lo miró preocupado pero no dijo nada al respecto.

La mujer suspiró, tratando de calmarse. Pasaron varios largos minutos hasta que por fin pudo calmar su respiración.

—Esta vez lo dejaré pasar —dijo ya más tranquila—. Ustedes encarguense del cuerpo.

Se empezó a alejar de la cocina, dejando a los gemelos solos. Ya estaba lejos, pero suficientemente cerca como para que los hermanos la pudieran escuchar.

Scary Love ☄. *. ⋆ STRANGERS FROM HELLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora