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Ya eran las diez de la noche y para ser honesto
estaba harto. Se recostó un poco más en el sillón
y empezó a cerrar los ojos involuntariamente,
maldita sea él y su horario de bebé. Cuando menos
se dió cuenta se quedó profundamente dormido
sobre el hombro del tunas.

— No mames wey, siento que este mamón es de
cristal, así que si me quito se rompe y el Carlos
me rompe a mi la madre — sus amigos se rieron
hasta que la puerta fue fuertemente azotada.
el Cantinflas fue a abrir y la puerta le golpeó la
cara por lo brusco que fue abierta.

— YA PERDÍ EL MA... — miró al tunas y por ende
vio a Charles recostado sobre su hombro.

— Ya quítamelo, me duele harto mi hombro —
Carlos rápidamente fue a mover al argentino
para cargarlo ahora sobre el sofá.

— ¿Me pueden decir que carajo hace el mamón
aquí? — estaba claramente enojado

Todos se callaron y señalaron al tunas.

— Claro que fuiste tú, pendejo. — Le dió un golpe
en la cabeza — dame su teléfono y en verdad espero
que no le hayan chakaleado nada.

Dejaron las cosas de Leclerc sobre la mesa al
escuchar lo que dijo Carlos y al ver que el chulo
se acercó con unos zapatos miró hacia los pies
del argentino, los cuales ni calcetines tenían.

— ¿ y las calcetas?

— Esas ya las tengo puestas. — antes de que Carlos
le partiera su madre se fue corriendo.

『¡NAC!🍓』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora