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Juraba que solo se iba a tomar un azulito, lo juraba,
pero al decir eso, le dieron un bote de yogurt de
los más grandes lleno de azulito y quién era él
para negarse. Con lo que no contaba es que al
acabarlo comenzaría a perrear, pero perrear hasta
el piso.

— QUE BELLACO MI TILÍN. — El Cantinflas y
Carlos estaban hasta el tope y realmente no
estaban conscientes de lo que hacían.

Una morra se acercó a Carlos y le comenzó a
perrear de una manera obscena y Carlos se
quedó quieto, ya que a él realmente no le
interesaba nadie más que su guerito.

Leclerc estaba viendo todo, de verdad todo y
digamos que no es algo que le gustará ver.

『¡NAC!🍓』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora