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Carlos y Charles estaban siendo regañados por
doña Cleo, ya que el argentino había arruinado
la fiesta de la cumpleañera, pero para ser honesto.
Leclerc no entendió nada de lo que dijo la señora,
tanto por lo rápido que hablaba, como por los
modismos mexicanos que usaba.

— ¿El único problema es el pastel? — Carlos
Intentó callarlo pero se quedó en eso, en un
intento. — Si es ese el único problema, yo puedo
mandar a hacer otro y mucho mejor.

— ¿Y eso cuanto va a tardar?

— Menos de dos horas, con quien le pediré es
muy hábil y lo tendrá rápido.

— ¿y el vestidito de mi niña?

— De ese no digo nada, ya estaba todo feo.

La señora le dió tremendo sape. — Respeta,
mocoso malcriado.

— Está bien, está bien. Supongo que puedo
comprarle uno, son las 8 apenas, creo que si
mando a Gustavo, todavía alcanza a comprar
uno.

— Quiero todo en dos horas máximo. — se fue
a consolar a su hija.

— Mamón, ¿seguro que vas a conseguir todo eso?
Esto se arreglaba normas yéndonos.

『¡NAC!🍓』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora