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Los nuevos amigos de Charles no eran malas
personas, ni rateros... Bueno, si quitaban al tunas,
al greñas y al Cantinflas ninguno había pisado la
cárcel, Lewis estaba hablando con los antes
mencionados, pues le estaban contando su experiencia robando una tienda Oxxo.

Max solo observa a Sergio de lejos, quería hablarle,
pero la vergüenza lo consumía. Llevaba ya un año
enamorado de aquel chico, pues desde que ese
tal Lando había llegado, el Mexicano no paraba
de ir al TEC.

— Deberías ir a hablarle, es tu oportunidad
perfecta. — Leclerc se acercó a él interrumpiendo
sus pensamientos.

— No, me gusta admirarlo de lejos. — la realidad
es que aquello no era del todo cierto, pues Max
moría por ver esos lindos ojos de cerca, observar
cada detalle, cada facción del mexicano y sobre
todo, poder escuchar de cerca aquella voz que lo
derretía.

— Sé que no es así. Habla con él, lo conozco y es
una persona excelente.

— Ese no es el problema, sé lo maravilloso que
es... el problema es que yo jamás he tenido, ya
sabes... — La realidad era que Max nunca había
conocido el amor hasta no hace mucho y realmente
estaba aterrado, por ello jamás se había atrevido
a hablarle a Sergio.

— No sabrás nunca lo que es el amor sino lo
experimentas, se que da miedo, lo entiendo
perfectamente, pero al fin y al cabo necesitas
intentarlo. — no era el mejor para dar estos
consejos, pues realmente él estaba en la etapa
de negación respecto a sus sentimientos por
Carlos.

— ¿Tú cómo vas con el naquito? — cambió de tema
a uno que a Leclerc le ponía sumamente nervioso.

『¡NAC!🍓』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora