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— Mijito, come más. — Le sirvió más carnitas de
cerdo.

— No, no. Muchas gracias, pero ya es suficiente. —
Leclerc estaba a nada de reventar, le habían dado
de comer cada guiso que había.

— Que si, estás muy flaquito. — le dio diez tortillas.
— te haces taquitos.

La señora se alejó y Charles volteó a ver a Carlos
con una mirada de ayuda.

Carlos entendió y rápidamente cambió sus platos,
pues él ya había acabado. — ¡Oh! Que rápido
acabaste, mi mamoncito.

Charles le sonrió, estaba feliz ahí, lo iba admitir
para si mismo. Él mismo sabía que los ojitos le
brillan bien bonito al estar cerca de ese naco...
SU naco.

『¡NAC!🍓』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora