Capítulo 17 - +18

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Varias noches después Cellbit estuvo dando vueltas y cambiando de postura en su inmensa cama hasta que quedó tumbado de espaldas mirando el techo. Se sentía frustrado y tenía los ojos abiertos de par en par cuando deberían estar cerrados para compensar lo que no había dormido los días previos. Desde que Roier lo había abandonado tan solo conseguía dormir unas pocas horas al día y, ahora que había regresado, seguía sin lograr conciliar el sueño.

«Te quiero».

La confesión que le había hecho en forma de susurro resonaba en su mente cada minuto del día. ¿Lo había dicho en serio? ¿Se estaba dirigiendo a él? ¿A Cellbit? En Urgencias Roier había estado tan confuso y desorientado que no tenía claro ni dónde se hallaba. Cellbit ni siquiera sabía si recordaba haber pronunciado esas palabras, así que ¿cómo iba a estar seguro de qué quería decir con ellas? Quizá tan solo se trataba de un balbuceo inconsciente como consecuencia de la agresión. Además, tampoco sabía si quería que esas palabras se dirigieran a él.

«¡Pues claro que sí!».

Gruñó en voz baja, se puso otra almohada bajo la cabeza e intentó hacer caso omiso de su verga que, empalmada bajo las sábanas, formaba una gran tienda de campaña que palpitaba. ¿Es que no podía pensar en Roier sin que se le pusieran los huevos morados?

En realidad, sí; sabía que sí podía. Después de la agresión había estado tan asustado que se había olvidado por completo del sexo. Verlo tan frágil, pálido e indefenso en la cama de un hospital lo había destrozado y le habían dolido partes del cuerpo situadas por encima de la cintura. Durante varios días la apremiante necesidad que sentía de protegerlo y defenderlo había sido su principal motivación.

Esbozó una tímida sonrisa al recordar lo mucho que se había ofendido Roier al enterarse de que había llamado a la universidad para explicar la situación y había logrado que aceptaran que se ausentara durante una semana para descansar. Él lo había hecho para echarle un cable, para que no tuviera que preocuparse por nada y dispusiera de tiempo para recuperarse, pero él loco de su chico había dado por hecho que volvería a la universidad en cuanto le dieran el alta en el hospital. Le había plantado cara y lo había puesto a parir por interferir en su vida. A Roier no le daba miedo decirle las cosas a la cara y a él esa actitud le resultaba de lo más provocativa. Quizá —solo quizá— a una parte de él incluso le gustara. Jamás una persona se había negado a obedecerle, ni le había cuestionado sus actos o su modo de comportarse. Las personas siempre lo habían utilizado y, a cambio, le habían dejado que él usara sus cuerpos. A ninguna le había importado lo suficiente como para echarle nada en cara.

«Estoy coladito por él. No hay vuelta atrás».

Sentía que algo se estaba revolviendo por dentro y no le parecía una sensación agradable.

«Coger. Pagar. Pasar a la siguiente».

Así es como se había relacionado con las personas desde que tenía uso de razón, pero Roier estaba cambiando todo eso y le estaba tentando a que se fiara de él. ¡Y vaya si estaba tentado! Aunque le resultara muy doloroso cuando lo miraba como si fuera capaz de leerle el alma, saber que se preocupaba por él como para hacerlo le cautivaba hasta la intoxicación.

A él le importaban un bledo sus cicatrices, su dinero y su elevada posición social.

«Y piensa que estoy tan bueno que me comería enterito».

Forever le había contado todo lo que le había dicho Roier; entre otras cosas, que Cellbit era el que estaba más bueno de los Lange. Su hermano y él nunca habían competido. Todo lo contrario: siempre habían trabajado juntos; primero para sobrevivir y después para prosperar. Aunque discutieran a menudo Cellbit adoraba a su hermano. Con todo su ser. Vale, Forever era un idiota con las sus parejas, pero no podía echarle eso en cara porque él era igual. Puede que incluso peor. Sin embargo, tenía que admitir que se había alegrado al enterarse de que Roier le había echado un jarro de agua fría a su hermano cuando tomaron un café antes de la agresión.

"La Obsesión del Millonario" - // Guapoduo // +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora