DOS

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-¡¡Lleva una hora ahí dentro y todavía nadie nos ha llamado!! De verdad que no puedo más, Liam.- Sentados en las sillas de la sala de espera, los chicos aguardan impacientes por alguna noticia.-Voy a entrar ahí dentro como no me...

-Tranquilizate Margott, lo último que podemos hacer en estas situaciones es perder la calma. Seguro que está todo bien- La corta tratando de consolarla mientras intenta creerse sus propias palabras.

Margott, desconsolada, apoya su cabeza en las piernas del chico mientras el otro le acaricia el pelo.

De un momento a otro, la sala se encuentra en completo silencio. Ni un solo murmullo se escucha entre las paredes que rodean a todos estos familiares de pacientes. Unas ramas movidas por el viento golpean suavemente la ventana, aunque apenas causan algo de ruido. Entre tanto silencio, solo se oye el pequeño eco de los llantos de Margott, que intenta camuflar con una floja tos. El resto de personas permanecen en silencio ocupadas con sus móviles.

Margott empiezaba a  ponerse nerviosa entre la tensión y el silencio. Hasta que este último, es roto por una enfermera.

-¡Familia de Katy Dagger!- Grita esta con tono desganado.

-¡¡Nosotros!!-Contesta Margott gritando aún más.-¿En qué estado se encuentra, doctora?

-Porfavor, baje un poco la voz. Dígame, ¿qué puesto ocupa usted entre los familiares de la paciente?

-Soy su nieta. Mi nombre es Margott Dagger.

-Ajam, de acuerdo.-Lo anota en una libreta.- Señorita Dagger, su abuela es una mujer con mucha suerte. Ha sobrevivido al golpe, por los pelos.

-¡Oh, gracias a Dios! No sabe cuánto me alegro, doctora. Pensé que iba a perderla para siempre.- Dice Margott entre lágrimas de felicidad mientras abraza por el cuello a Liam. Ese abrazo fue muy reconfortante para ambos.- ¿Puedo pasar a verla, porfavor?

-Mmm... Me temo que su abuela se encuentra en un estado crítico. El golpe la ha afectado un poco, no recuerda algunas cosas.

-Doctora, porfavor...

-Creo que lo mejor será que la dejemos descansar un poco, ¿no cree? Podrá venir a verla mañana, si gusta.

-¡¡Pero yo necesito verla ahora!! Porfavor doctora, haga una excepción. Estoy segura de que ella también quiere verme.

-Señorita Dagger,...

-Doctora, porfavor.-La corta.

-Bueno, de acuerdo. Pero que sea rápido, la señora necesita descansar.

-Muchísimas gracias, enserio. De verdad que estoy muy feliz.

-Le daré 5 minutos, ¿está bien?

-Sí, doctora.

-Acompañeme, porfavor.

Al entrar a la habitación, Margott nota una fuerte oleada de sentimientos. La sala oscura con las persianas casi bajadas, una fúnebre lampara en la mesilla que alumbraba escasamente el cuarto, un pequeño escritorio que puede llevar en ese hospital más de cincuenta años y, por supuesto, su abuela sobre una pequeña camilla situada al lado de la ventana.

-A-A-Abuela...-Margott se queda sin palabras al ver a su única familiar intubada, con una venda en la cabeza y unas vías en las venas de las manos que parecían propias de una película. Katy no abre los ojos. Su pecho se hincha muy lentamente cada vez que inspira y se hace más pequeño cada vez que suelta todo ese aire. Ese es el único movimiento que se puede presenciar en toda la habitación, ya que Margot, está completamente paralizada. La doctora se va, en esa sala solo quedan ellas dos. Margott se acerca un poco a su abuela y se sienta en un sillón que está justo al lado de la cama. Agarra su mano y la empieza a acariciar suavemente. En ese instante, recuerda una canción que ella le solía cantar cuando se encontraba mal o simplemente cuando ella se lo pedía. A la Margott de siete años le encantaba pero, poco a poco, mientras a ido madurando, ha empezado a pensar que solo era una canción para críos. Era como una nana, pero un poco más alegre y divertida. La letra se le ha ido olvidando a lo largo de los años, pero aún se acuerda del estribillo.

PARA MI PEQUEÑA MARGOTTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora