『 𝕹𝖎𝖓𝖊 』

383 35 7
                                    

– ¡Elsa!

El grito de Kristoff se mezcló con el de Elsa, resonando en medio del caos mientras el lobo, descontrolado, aplastaba con ferocidad el antebrazo derecho de la guardiana. Un dolor intenso y punzante se apoderó de ella en ese momento. Su rostro se contrajo en una mueca de dolor, sus dientes se apretaron con fuerza en un intento desesperado por contener el propio sufrimiento. La sensación de fractura y el agudo dolor que recorría su antebrazo derecho era una agonía.

El lobo inclinó la cabeza hacia atrás y aulló.

Era su final, Elsa ya lo estaba aceptando al ver como el lobo abría la boca para acabar con su vida. Pero sintió el frío de la daga en su mano y sintió al espíritu del aire rodearla. Casi sin pensarlo clavó el puñal a un costado del lobo, escuchandolo aullar de dolor y echarse hacia atrás. Había herido a Anna, pero parecía que no le afectó tanto porque seguía de pie.

– ¡Elsa, cuidado!

El grito repentino de Honeymaren desvió la atención de Elsa, y en un instante, unas garras afiladas como cuchillos carniceros se deslizaron por su costado, rasgando su vestimenta y dejando una profunda herida en el abdomen del quinto espíritu. La albina se tambaleó, sintiendo la aguda punzada del dolor cortando a través de su cuerpo, mientras luchaba por mantenerse en pie.

– ¡Hey, por aquí! – gritó Kristoff – ¡Deberías matarme a mí, Anna! ¡Cuando acabe contigo pienso llevarla lo más lejos posible! ¡Teníamos un plan para huir juntos!

El lobo se giró para verlo, gruñendo de forma que paralizó al rubio por unos segundos. ¿Qué estaba haciendo? Dragkruk seguía siendo más fuerte que él, aún no acababan con el otro lobo... ¡El otro lobo! ¿Dónde se metió? Pudo ver parte de los habitantes del pueblo del sol atacando al lobo blanco, siendo ayudados por Bruni que había conseguido encerrarlo en un pequeño remolino de fuego.

– ¡Se acabó! – gritó – Necesitas a alguien más fuerte para sobrevivir y- ¡Oye, te estoy hablando!

Mientras Kristoff intentaba atraer la atención del lobo rojo, podía escuchar los gemidos de dolor de Elsa resonando en el aire. Vio a Ryder correr hacia ella, estaba intentando mantenerla consciente en medio de todo el caos. Kristoff le hizo un gesto para que se la llevara, sabía que cualquier paso en falso podría terminar con Elsa siendo poseída por aquel espíritu y él terminaría muerto a manos de una pelirroja por no cumplir su palabra.

Un terrible aullido de dolor se escuchó por todos lados, el lobo blanco había perdido la batalla y ahora estaba muerto en medio del fuego que poco a poco se desvanecía.

Era su oportunidad.

Kristoff corrió para recoger la daga de hielo y comenzó a gritar para llamar la atención del último lobo, se lo veía más lento. Se estaba quedando sin energía, parecía estar cansado y eso les daba una ventaja. Honeymaren se acercó a él con su lanza alzada y apuntando al lobo.

– No podemos matarlo – aclaró el montañes, viendo la mueca de enfado en la northuldra –. Es Anna, no podemos hacer mucho. Necesitamos que venga hacía mí y luego tú me encierras en la- ¿Dónde está la urna?

– La arrojaste por algún lado – recordó la castaña.

– Oh... Deberíamos buscarla – confesó –. Tu buscas y yo distraigo a Dragkruk.

Kristoff miró al lobo acercarse.

Dos metros. Un metro. Medio metro. ¡Ya casi!

Se lanzó hacia un costado cuando lo vio lanzarse hacía él. Cerró los ojos cuando lo vio corriendo otra vez, alzando una de sus patas para herirlo, pero nunca llegó. En realidad, no sintió nada y eso llamó su atención.

𝐖𝐨𝐥𝐯𝐞𝐬 | ElsannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora