『 𝕰𝖕𝖎𝖑𝖔𝖌𝖚𝖊 』

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Arendelle, 2023

– ¡Anna!

La chica se giró para ver a su novia detenerse a unos cuantos metros de donde ella estaba. Se veía cansada, la gorra blanca le cubría lo suficiente para que el insoportable sol no le provoque una jaqueca y la musculosa aguamarina tenía unas cuantas gotas del pequeño arroyo que atravesaron en aquella caminata.

– ¿Qué? – preguntó la pelirroja.

– Dijiste que sería algo tranquilo – farfulló Elsa.

– Esto es tranquilo – bromeó Anna, bajó la roca de un salto y colocó sus manos sobre los hombros de Elsa –, además es el clima perfecto.

– ¿Clima perfecto? – Elsa levantó una ceja – Anna, se supone que vinimos a descansar, no a caminar por dos horas en un bosque y subir... colinas llenas de... rocas.

Anna puso los ojos en blanco apenas escuchó eso, debía admitir que Elsa estaba en lo correcto al decir su verdadera razón para visitar el pueblo de Arendelle pero ella era un espíritu aventurero y cuando escuchó sobre esa "pequeña" caminata por el bosque, no pudo evitar pedir un mapa y oír algunas recomendaciones antes de ir con su novia.

– Vamos, Els, un poco de aventura no le hace mal a nadie – tarareó inclinándose hacia ella con una sonrisa –. Creí que te gustaba la naturaleza.

Elsa suspiró, pero no pudo evitar sonreír ante el entusiasmo de Anna. Aunque hubiera preferido pasar el día de una manera más relajada y dentro del hotel, debía admitir que la energía de su novia era contagiosa y siempre lograba hacerla aceptar cualquier locura que se le ocurriera.

– Si me gusta, pero también me gusta descansar – respondió Elsa, le dio un pequeño golpe en la nariz –. Podemos regresar, estamos a tiempo.

Anna frunció el ceño, su novia estaba intentando convencerla de rendirse y ver la cima de la pequeña colina la hizo dudar.

– ¿Y ver el castillo que te pertenece? – bromeó Anna, provocando una risa suave de Elsa.

– Legalmente es de mis padres – replicó Elsa, riendo.

Arendelle aún se mantenía oculto entre las montañas y rodeado por un enorme fiordo, pero lo mejor de todo era el enorme castillo. Anna no entendía como Elsa pudo ocultarle algo como eso durante sus dos años de relación, incluso lo mencionó como si no fuera la gran cosa.

"Oh y mis padres son dueños del castillo de Arendelle, ¿Quieres pedir comida?"

Elsa le había dicho eso antes de decidir viajar a Arendelle para sus merecidas vacaciones... familiares. Los padres de su novia la invitaron cuando vieron lo interesada que Anna estaba con el pueblo y su historia.

– Da igual, será tuyo en el futuro. ¿Podemos seguir?

Elsa suspiró, sabía que no podría convencer a su novia de regresar a menos que le diera algo a cambio y ella solo tenía una botella de agua medio vacía y un pequeño paquete de frutos secos, los cuales Anna odiaba. Así que aceptó, no tenía otra opción.

Caminaron por un rato más, con quejas de Elsa por el insoportable clima y Anna riendo hasta que llegaron a un punto demasiado profundo en aquel bosque  y que no parecía estar en el mapa que Anna recibió antes de salir. Se miraron entre sí antes de seguir avanzando, los árboles se veían viejos quizás porque no llegaba la luz del sol, tenía aquel aspecto tétrico de película y todo estaba oscuro, como si de un segundo a otro la luz se esfumara. Paso tras paso, el aire se volvía más pesado y Elsa no evitó rogar volver al pueblo o salir de allí y seguir caminando por un lugar más seguro.

𝐖𝐨𝐥𝐯𝐞𝐬 | ElsannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora