La noche en la que Elena nació había una tormenta descomunal, había pasado tres noches seguidas con ese horrendo clima que la luz se había ido y tenían que estar con velas o candiles. Decían que era la ira de los dioses, pero no habían hecho nada. Catalina gritaba por el dolor del parto, todos sus hijos habían nacido (sin saber por qué) en las noches, la partera tenía que estar al pendiente de su dilatación cada cierto tiempo mientras que Miguel Ángel no se separaba de su esposa. Ángel, se había despertado por el estruendo de un rayo, él se había ido a dormir con su hermana, pero no lograba conciliar el sueño. Él apenas tenía tres años y ansiaba la llegada de su nuevo hermanito, esperaba a que fuera niño para tener con quien jugar. Escuchó el quejido de su madre en la habitación del fondo. Era uno de esos cuartos que estaban hasta el fondo, donde nadie quería dormir ahí por el simple hecho de parecer espeluznante. A veces podía sentirse que había algo oculto ahí.
Ángel quiso ir a donde estaban mamá y papá y decirles que no podía dormir, pero le tuvo miedo a su padre ya que en ese tiempo era muy temperamental. Podría regañarlo por salir de la cama a altas horas de la noche o abrazarlo y decirle que durmiera y que nada pasaría.
Su mamá gritó una vez más mientras la partera daba palabras de aliento a la madre, entonces Ángel se acercó a la puerta y quiso espiar pero la pequeña abertura que tenía no le permitió ver nada más que la luz de las velas y las caderas de su abuela. Fue entonces que encima de las láminas algo se movía; algo cuya luz traspasaba las gruesas láminas de aluminio. Ángel sintió curiosidad por saber que se le olvidó el estruendo que hubo. Era algo blanco, se arrastraba por el techo (en ese entonces no sabía que lo que veía era una calavera) le sonreía mientras él iba siguiéndolo. Al pequeño se le pareció como una lagartija sin piel que se arrastraba y a él le fascinaba observarlas como ahora, hasta que dicha "lagartija" se metió al cuarto de sus padres.
El pequeño abrió la puerta, y al fondo, donde había una ventana que se iluminaba por los relámpagos que partían el cielo; vio una figura que estaba totalmente desnuda, por un instante Ángel pensó que se trataba de su padre pero luego recordó que su padre era más bajo y delgado y esa figura era enorme, como si de un sumo se tratase, gordísimo y cuando se dio la vuelta, solo tenía un gran ojo. Y le sonrió al niño mientras se comía la cabeza de un bebé recién nacido.
Entonces gritó.
Y el Ángel de ahora despertó todo sudoroso, con el corazón martillándole contra su pecho que subía y bajaba; había dejado de soñar aquello cuando tuvo diez años. Había pasado diecinueve años desde aquella noche en que su niñez se había apagado de una manera tan atroz. Se levantó de la cama viendo hacia la ventana, la noche estaba tranquila y ahora la casa no era del techo de lámina; ya estaba remodelada, vieja pero remodelada. Tenía que tomar agua, solo para olvidar que había tenido esa pesadilla. Amaba a su hermana, y más cuando creyó que aquel monstruo se la había comido.
Salió de su habitación sin ponerse la camisa y encontró a su tío Gabriel dormido en el sofá también viejo como lo eran todas las cosas que había en esa casa. Se le había caído el pequeño cobertor así que se acercó para taparlo y justo cuando le ponía encima su tío despertó por acto reflejo tomándole la muñeca a su sobrino.
—Oh, eres tú —dijo soltándolo— nunca te acerques de esa manera conmigo.
—Sólo yo ¿acaso resultaré herido? —Preguntó con sarcasmo, se sentó a un lado de su tío quien bostezaba.
—Mucho —confesó sacando el colmillo que siempre tenía en la bolsa de su guayabera, solo mantenía una mano en ella todas las noches y cuando alguien se acercara terminaría completamente herido.
—Está chulo, ¿Dónde lo has sacado? —Preguntó Ángel mientras tomaba un vaso de agua que estaba en la mesa, esperaba que al menos no estuviera sucio.
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NAHUAL
خارق للطبيعة"En un pueblo abandonado de las manos de Dios, las leyendas toman forma de un monstruo con sed de sangre" El Nahual ha regresado, Los espíritus malignos acechan en la oscuridad, Al caer la noche, todos se esconden, atrancan bien sus puertas, guardan...