Comprimé Agrura

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—Creo que no estás dimensionando las ridiculeces que estás diciendo, JooHyun—la castaña desabrochó su camisa hasta los primeros botones, haciéndose aire con sus manos mientras veía a la pelinegra que rió, mientras tomaba de su agua.

Apenas llegaron a la casa después de que SeulGi pidió la cuenta diciéndole 'Ten en cuenta que arruinaste nuestro aniversario', pero ella se pregunta, ¿Ella no se da cuenta que fue la que arruinó el puto matrimonio, 12 años casadas porque no supo guardar su polla? La mayor sólo rió, acercándose.

—Yo no lo hice, fuiste tú, porque sé que antes de comer, SunJin, tu magnifica y joven secretaria, te la chupó—hizo el gesto con su mano y mejilla, riendo, pero también sintiendo una lágrima recorrer—tú lo arruinaste todo, SeulGi, arruinaste nuestro matrimonio siéndome infiel, mi embarazo, mi felicidad...

—No digas estupideces, SunJin es sólo mi secretaria, JooHyun, de repente comenzaste a tener estas alucinaciones sumergida en algo falso, una vida falsa, ¿Quién te la hizo creer, tu nueva amiga?—se apoyó en la mesa, riendo falsa, pero su esposa la vio fija mientras respiraba con irregularidad, rascando su barbilla.

—SeulGi, no ganas nada, ya lo sé todo—la otra suspiró, abriendo el cajón de medicinas buscando algo, tragando saliva mientras ella misma acariciaba su garganta hasta que escuchó la voz de la otra—sólo que dime, ¿Qué te dará ella? ¿Acaso ella, te dará tus pastillas de agrura, tus pastillas para dormir? ¿Crees que ella se aprenderá toda tu puta receta? SeulGi, para empezar, ¿Ella qué te vio?

No la veía, pero sabía que estaba frustrada. La forma en la que se apoyaba frente al mueble, suspirando, asintiendo. Ahí se vio débil, casi tirándose sobre él. La forma en la que sus hombros se veían hundidos y no rectos, como siempre, en esa pose altanera, sino débil y casi más pequeña que ella, que nunca había pasado.

Habló, con la voz rota, sosteniendo su rostro.

—No lo sé, JooHyun, yo... no lo sé, sólo dame mi puta pastilla, por favor—la voz rota que luego se escuchó doblar, como si estuviera llorando, pero después se paró frente a ella, viéndole—perdóname, gatita, por favor, no nos quites la ilusión de nuestro hijo, hija, lo que sea, yo... pérdoname.

—Entonces, lo admites, ¿Por qué lo pides de una forma tan dolorosa si sólo fue una alucinación mía?

—¡Porque... porque, sólo fue un mes, aparte ella me sedujo y yo estúpidamente caí, JooHyun, ella es la culpable, ¿Qué más quieres que haga, eh?

—Realmente quiero que te vayas de mi puta vida, y si tú no lo haces, lo haré yo, SeulGi, sólo quiero que te alejes de mi—la mirada que la otra le dio sólo hizo a JooHyun dejar de vela, pero la otra la tomó y la abrazó, negando.

—No, Hyun, no... no me alejaré, podemos superar esto, hazlo por nuestro hijo...

—¡Es mi hijo, SeulGi! Tú lo que hacías era meterla y después metérsela a SunJin, si quieres un hijo ve con ella o algo así, al cabo que es tan fácil conseguir a quién metérsela—de todos modos, la castaña la besó, haciendo a JooHyun derramar una lágrima que sintió impactar en la mejilla de la otra.

Cayó seca, como lo que estaba sintiendo.
JooHyun de todos modos volvió a abrazar a su esposa, sonriendo algo discreta, sin hacérselo notar, y sólo comenzó a guiarla a la cama, dejándola, acercándose de nuevo a besarla mientras su esposa era la que comenzaba a desabrochar todo.

Estúpida, ilusa, porque al final de todo era ella la que estaba buscando un placebo como ella siempre rogaba al final de los días, porque por más milagros que quisiera e hiciera, JooHyun estaba segura. La iba a dejar, y la mejor forma de dejarla destrozada era en cama, después de ese 'encuentro pasional'. Puras patrañas.

Ese era el método de pago de SeulGi, entonces era el suyo, como las veces que le dejaba esas cartas de amor todas las mañanas después de haber tenido sexo, y que se joda.
Que se joda ella y SunJin, mucho.

JooHyun inhaló cuando sintió la dureza entrar y gimió, de verdad, porque podría admitir muchas cosas malas de su esposa, pero no que era un mal sexo.
La pelinegra sólo aferró sus manos a la sabana mientras sentía los besos en su mandíbula y cuello, para después acercarse a ella, limpiando su sudor con sus manos, viéndola a los ojos.

—JooHyun, por favor, no me dejes, moriría sin ti—entonces, hazlo.

La pelinegra sólo se vio concentrada en gemir lo poco que podría después de escucharlo porque sí, seguía sintiendo remordimiento.
Dios, la amaba, era su esposa de hace 12 años y dolía tanto cómo SeulGi ahora, estaba dispuesta a ella. JooHyun estaba en la tentación de quedarse, de acariciar su rostro e intentar tener una vida junto a ella, finalmente feliz, donde olvida lo de los últimos meses.

Pero ella era fuerte.

Cuando vio a SeulGi dormida, casi desmayada, suspiró, dejando la nota que escribió hace dos días en el buró. Ahora ella sujetó su maleta, viéndola fija, sobre si decirle a SooYoung que se fuera y que ella se quedaría, pero no.

JooHyun salió del cuarto de forma silenciosa, viendo a la pelinegra más alta en su sala con otras 5 maletas, que por cierto, también le quitó a SeulGi.
No dijo nada más, pasando a su lado, indicándole que se quería marchar en ese momento.

No dijo nada más, porque después de su plan donde se sintió la hija que le daba orgullo a Amy Dunne, ahora se sentía la que le generaba asco porque estaba sintiendo empatía por su esposa, y no sabía por qué.
Mejor ahora levantó su cabeza, poniéndose sus lentes al ver el amanecer, y vio a SooYoung, que se subió al lado del piloto y le sonrió, sosteniendo su mano, apretándole.

—Eres tan fuerte, JooHyun, hiciste lo correcto— entonces, ahora esa fachada se cayó a piezas de pura mierda porque no tenía por qué, por nada, sentir empatía por su esposa.

Si ella no lo sintió cuando le fue infiel por esos meses, entonces JooHyun no le debía nada. Ahora ella acarició su poco crecido vientre, volteando a ver a SooYoung, que llevó su mano a ese lugar de forma tímida, sonriéndole. La pelinegra sólo vio la calle, suspirando, viendo el amanecer.

Tal vez sería una nueva vida.

The Other WomanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora