my first love, my first obsession 𐙚 j.jungkook.

Capítulo O5.

― Hola chicas ― habló la mujer quien había bajado del auto.

― Hola señora Jeon― sólo Yaret respondió.

Era la mujer de la otra vez, la que fue a buscar a la mamá de Yaret el otro día. Entró al Instituto después de saludarnos, cosa que se nos hizo algo raro. ¿Por qué tenía que entrar al Instituto?

En un par de minutos llegó Zayn. Nos saludó de beso en la mejilla, pero al saludarme; vió el botón desabrochado de mi chaleco. Me sentí tan incomoda que después que me saludara, volteé a ver el coche y vi una silueta que estaba dentro de este. No pude ver bien quien era gracias a los vidrios oscuros; pero aseguraba que me estaba viendo.

― ¿Nos vamos? ― preguntó Zayn.

― Eh...si. Vamos. ― respondí dudosa.

Empezamos a caminar a dirección a la casa de Yaret, pero me ganaba la curiosidad de voltear y mirar de nuevo dentro del auto. Finalmente volteé a ver el coche.

La silueta seguía viéndome, pero ahora me veía de la ventana trasera del coche. Poco a poco iba distinguiendo quien era la persona que me veía, pero en ese momento Zayn agarró mi muñeca y me jaló retrocediendome.

― ¡Cuidado!― exclamó, mientras pasaba un coche en nuestras narices.

― ¡Casi te matas _____! ― Me gritó Dayra con miedo y furia.

― Lo siento, me distraje. Gracias Zayn.― se los dije algo confundida con todo lo que había pasado segundos atrás.

Seguimos caminando nuestro rumbo y estuve pensando sobre el chico que me observaba en el coche. ¿Quién era y qué buscaba?

Llegamos a la casa de Yaret. Zayn fue a su cuarto y nosotras al de Yaret. Comentamos varias cosas sin relevancia, pero una llamada nos interrumpió. Me estaba marcando Lizet y contesté con un miedo inmenso al recordar la última llamada que hizo, justo en esta casa.

― ¿Estás bien? ― dije angustiada.

― Sí. Pero fui hace un rato a la casa por algunas cosas, ya que me quedaré a comer con Leslie. Pero al entrar a mi cuarto, escuche algo raro. Me fuí corriendo, pero quiero que vayas a ver como está Jade.

Mi cuerpo se congeló.

― Voy en seguida. Cuídate Lizet. ― musité con preocupación. Mi hermana menor también me importaba.

― Si. Te veo en la noche.

En ese momento le corté la llamada y me dirigí a mis amigas con el celular en manos.

― Lo siento chicas, tengo que irme a ver qu-

Me interrumpieron.

― Ve. No nos debes de dar explicaciones ahora.

Sonreí como pude y rápidamente mis piernas reaccionaron.

― Gracias. Les hablo en la noche.

Son mis mejores amigas, ¿cómo no van a saber de mis problemas y lo que estoy pasando?.

Salí corriendo nuevamente. Pasé por aquella casa donde vi aquel chico, teniendo la esperanza de volverlo a ver; pero no había ni una luz y ni él.

Seguí mi camino.

Al llegar a mí cuadra, pasé por la casa de Alemi y entré a la mía; se escuchaban unos fuertes gemidos. Mi mente vagó a la escena más coherente y la decepción me invadió. Supuse que era Jade.

Agarré el picaporte y entré a mi casa, pero la primera imagen que vi, fue a Jade cocinando.

― Hola _____, ¿Y Lizet? ― habló al notar mi presencia. No parecía estar muy sorprendida.

― Me dijo que comería con Leslie. ― dije algo confundida y buscando algo o alguien con la mirada por toda mi casa.

― Si es cierto, se me olvidó. ― dijo Jade entre dientes.

― ¿Qué? ― musité. Me seguía confundiendo.

― ¿Hoy que te pasa? Andas muy despistada. ― empezó a reír.

― Me llamó Lizet diciendo que había escuchado-

Me interrumpió.

― ¿Gemidos?

Su risa apareció en la escena, mientras yo la miraba con una ceja encarcada, y de pronto todo se formó como un rompecabezas en mi mente.

― Osea, ya sabían y ¿me obligaron a escucharlos? ― espeté enfadada.

― Lo siento, tenia que hacerlo. ― dijo entre risas.

Que más da. Es una de sus tantas tontas bromas.

― De seguro es Alemi. ― hablé para cambiar el tema de que caí en su trampa.

― Si. Es la única en su casa. Hasta donde llegó, ¿no?. Digo, porque no piensa en los demás quienes viven alrededor.

― Es Alemi, ¿qué querías?

― Sí. A veces si se pasa de resbalosa de inconciente.

Y de nuevo, la singular risa de Jade resonó de nuevo en toda la casa.

― No es gracioso Jade ― espeté con seriedad.

― Si lo es, mira tu cara.

Odiaba sus bromas pesadas, siempre caía en ellas. Me molestaba que lo hiciera, pero al ver a Jade reír tan natural (sin estar borracha) después de un largo tiempo de no hacerlo, no me molestó su bromita.

Sabía que había regresado la Jade que tanto extrañaba. Tanto, que lo primero que hice fue abrazarla.