Capitulo 4: Amenaza

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Llego a mi habitación y caigo rendida en la cama... vaya día, ni son las cuatro de la tarde y ya no tengo ganas ni de levantarme, suspiro y me siento quitándome el pelo de los ojos, agarro el bolso y saco mi celular, ya estoy harta; estoy segura de que ese egocéntrico ni siquiera querrá dirigirme la palabra, y mucho menos tener una entrevista conmigo, marco el número de mi jefe quien tres tonos después responde:

-¿Lucia?

-Hola señor Tanner- digo y sonrío, por fin escucho una voz conocida, y en mi idioma.

-¿Qué pasó?-supongo que notó en mi tono de voz lo decaída que me siento.

-El caso difícil resulto ser más que imposible para mí- digo en un suspiro.

-Oh... lo siento Lucia, no debí de haberte dicho que...

-Está bien- le interrumpo, como dije antes, ya se me ha acabado a paciencia – no pasa nada, siento haberle causado tantas molestias... pero no creo que ese patán quiera volver a hablar conmigo, así que no sirve que yo siga aquí sin hacer nada, ¿Cuándo volveré a Londres?

Se queda en silencio por unos segundos, luego toma aire y responde al otro lado del teléfono:

-Lo siento Lucia, pero tendrás que quedarte en Japón un poco más, unas dos o tres semanas.

¿¡Dos o tres semanas!? Debe de estar bromeando.

-Pero, ¿por qué?

-El jet de la compañía tiene fallas y... tómatelo como unas vacaciones pagadas, ¿sí? – y antes de que logre contestar me cuelga.

Me vuelvo a tirar de espaldas en la cama y me quedo mirando el techo... y ahora, ¿Qué haré? Supongo que tengo que desempacar.

***

Agarro mi celular y miro la hora, 6:45. Termino de desempacar y decido tomar una siesta corta, la necesito con urgencia. Cuando me acuesto el teléfono empieza a sonar, decido ignorarlo pero es muy persistente, al final lo cojo.

-¿Hola?- pregunto con tono cansado.

-¿Lucy? Hola- me saluda entusiasmada Akira, de verdad es muy amable –tienes una llamada, ¿quieres que te la pase?- ¿una llamada?, ¿de quién será?

-¿De quién es?

-Del señor Haru Fukushima.

Abro la boca y creo que mi mentón alcanza a tocar el suelo. ¿De Haru... digo, de el señor Fukushima?, ¿Qué querrá ahora?

-S-sí, pásamelo por favor... –digo algo conmocionada.

Después de dos tonos alguien dice:

-¿Hola?

-¿Señor Fukushima?, ¿Qué desea ahora? –pregunto tratando de parecer profesional.

-Pues tu qué crees idiota.- me responde secamente. Estoy a punto de colgar cuando dice en tono amenazante: -No, no te atrevas a colgar

-Deja de tratar a todo el mundo como te da la gana- le respondo en el mismo tono.

-Pues hablaremos de eso más tarde.

-Y, ¿ahora de que hablas?

-Mañana, en el parque del reloj, al frente del centro comercial Furukawa, a las 8:00 a.m.

-¿Qué? –Pregunto confundida- no pienso hablar contigo de nuevo.

Inhala aire violentamente.

-¿No lo recuerdas? En mi oficina me dijiste que te llamara cuando "quisiera que me hicieras la entrevista", ya lo hice, ahora es tu trabajo corresponderme, te espero haya, puntual –declara y cuelga dejándome aún más confundida que antes. Da igual, no pienso ir, ya no es solo por mi trabaja, ahora me ha cabreado de verdad, si quiere un entrevista, ahora debe conseguir a una persona que lo aguante, y yo no soy esa persona.

Pongo el teléfono en su base y me quedo dormida casi instantáneamente.

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