Capitulo 8: ¿Despido? de eso, nada

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Me revuelvo nerviosa mientras el ascensor asciende hasta la última planta del enorme edificio. Sigo mirando hacia el suelo avergonzada, ¿Por qué alguien como el señor Fukushima le contaría ESO a cualquier persona? Y, es más... ¿Por qué a su "representante?, miro con el rabillo del ojo a Sasaki, que me está mirando y me sonríe, absorto de mis pensamientos. Me muerdo el pulgar, es un mal hábito que tengo al estar nerviosa, pero no puedo evitarlo, la mayoría de las personas dicen que es asqueroso que me muerda las uñas,o que me chupe el dedo como una bebe, pero no lo hago, solo me muerdo el pulgar.

El ascensor se para al tiempo que el corazón me da un vuelco. Aquí estoy de nuevo, en el despacho del señor Fukushima, en donde solo unos días antes ese malcriado estaba ofendiéndome con cosas como: "sucia becaria", "estúpida" o su famoso "insolente".

Retiro el pulgar de mi boca y miro el interior del gran penthouse, como Sasaki dijo, parece que el señor Fukushima no se encuentra, todo está en silencio.

-Vamos- dice Sasaki en voz baja mientras me indica que lo siga con la muñeca.

Lo miro algo confundida pero me apresuro a seguirlo, tratando de no hacer ruido, al igual que él. Tal vez no quiera hacer ruido simplemente para mantener el ambiente o porque los del piso de abajo siguen dormidos... rápidamente desecho esa idea, son las 2 de la tarde, y no creo que sus vecinos se atrevan a quejarse, que estúpida.

Se para en frente de una puerta al fondo del pasillo, no es la misma en la que el señor Fukushima estaba trabajando la vez anterior, esta es más grande, de madera oscura y doble.

Me quedo parada viéndola junto a él, y noto que oculta una pequeña risita por lo bajo.

-Está bien, ¿estás lista?- me pregunta en un susurro, dándose vuelta hacía mi con gesto divertido.

Voy a contestarle pero él hace un ademan con la mano para que haga silencio, lo miro confundida y el vuelve a sonreírme. Se gira hasta quedar frente a la puerta.

-Tres, dos...-cuenta de manera regresiva mientras agarra las perillas de la puerta doble.

-¡¡¡Fukushima!!!-grita al abrirla, yo me hago a su lado, confundida por su grito.

Me quedo petrificada al ver el interior de la habitación, el señor Fukushima esta ahí, sentado mirando hacia el gran ventanal, con los hombros hacia adelante y los codos sobre las rodillas.

-Sasaki, te he dicho mil veces que...- gira y se interrumpe al verme.

Se ve terrible, justo como yo hace apenas unas horas.

Lleva puesta una sudadera color celeste y una camisa blanca que parece que ha usado por días, tiene el pelo desordenado, y debajo de sus ojos puedo observar ojeras, no como las que tenía cuando lo conocí, unas ojeras grandes de un tono morado oscuro. Pero aun estando tan desaliñado y luciendo tan cansado, se ve absolutamente perfecto.

Toma aire bruscamente y abre los ojos, tanto que parece que fueran a salirse de orbita, su boca se entreabre y me mira de arriba a abajo, como asegurándose que no fuera una especie de alucinación. De repente sus mejillas se tornan muy rojas, levanta una mano y la coloca encima de estas, como para que no pudiera notarlo.

Yo sigo mirándolo igual de sorprendida que él, sin siquiera mover un dedo. En este momento, la tensión que hay entre nosotros podría cortarse con un cuchillo.

Deja de mírame solo para mirar a Sasaki con expresión confundida. Este se ríe y le dice:

-Ahora ustedes, ¡arreglen lo suyo!

¿Y lo que tenía que decirme?, ¿Y mi despido?, ¡¿Dónde está mi despido?!, me mintió y me hizo venir hasta aquí... ¡¡¡¿¿¿para esto???!!!

Un grito de el señor Fukushima hacía Sasaki me devuelve a la realidad.

-¿¡Por qué mierda esta ella aquí!?

Tiene razón, ¿¡Por qué mierda estoy yo aquí!? ¡Después de todas las mierdas que me dijo! Oh, mierda.

Sacudo la cabeza y me giro, doy un paso hacia el frente, dispuesta a salir corriendo hacia las puertas del ascensor, volver al hotel y ponerme a llorar otra vez frente al espejo o bajo la cama, lo que pase primero, pero Sasaki me agarra de la muñeca y hace que frene en seco. Mira a él muy confundido Fukushima, le hace un gesto y me lleva consigo hasta la sala de estar.

Yo lo miro, tratando de pedir una explicación. Voy a comenzar a gritar cuando dice en tono serio:

-Ha estado muy mal.- cierro la boca y lo miro, confundida. –Fukushima, no ha comido, y se lo ha pasado toda la semana sentado en esa silla, mirando hacia la ventana, sin decir una sola palabra. No ha salido y no ha cumplido con su trabajo, y cada vez que le hablo dice que quiere estar solo.

Mi cara es todo un poema. Fukushima, Haru Fukushima Kyouya, ¿ha tenido un sentimiento hacia algo que no sea sí mismo? No me lo creo...

-Por favor- prosigue Sasaki con un tono de preocupación genuina –te lo pido, no como su representante, ni su editor, te lo pido como su mejor amigo, por favor habla con el –me toma de la mano con fuerza- Nunca lo había visto tan alterado por algo que no fuera el mismo, por fav...

Asiento y él me mira sorprendido.

-En serio –dice atónito- ¿en serio hablaras con él?- vuelve a preguntar, esta vez con una gran sonrisa en el rostro.

Vuelvo a asentir en silencio como un muñeco.

-En serio eres increíble- me suelta la mano y me da un abrazo, me sorprendo un poco, no esperaba esa clase de afecto de parte de Sasaki, parece que en serio le importa mucho su amigo, me suelta y dice:

-¿Preparada?, ¡vamos!

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