Capitulo 3: Haru

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El timbre de un teléfono que no reconozco me despierta .

-¿Quién es?- pregunto somnolienta mientras me estrego los ojos.

-¿Lucy?, ¿no tenías que estar en la entrevista a las 8:00?- pregunta Akira con tono de preocupación -¿sigues dormida?

Oh no... No de nuevo, por favor... miro el reloj de la mesita de noche, 8:05 a.m. ... ¡mierda!

-Akira, llama a Shun, dile que por favor venga a recogerme lo antes posib..

-El ya está aquí, ha estado esperándola quince minutos.

-Está bien, dile que bajo en 15 minutos- digo, le doy las gracias y cuelgo.

Me levanto a toda velocidad de la cama y cojo una de mis maletas, saco un vestido rosa claro difuminado, unas botas bajas café claro y una correa a juego, lo tiro en la cama y salgo corriendo zl baño.

Diez minutos después salgo bañada y desenredada y me visto. Agarro mi bolso con el celular adentro y salgo de la habitación.

***

-¿Crees que se enfaden?- le pregunto a Shun mirando por la ventana de la camioneta mientras nos dirigimos al despacho del mangaka, a Shun le han dado la dirección anoche.

-Realmente no lo sé... -me contesta distraído tratando de encontrar espacio entre los autos.

-¿Qué hora es?

-Las 8:30- me responde mientras estaciona la camioneta al lado de una acera –ya llegamos, cuando necesite que la recoja solo llámeme –me dice y saco de su bolsillo una tarjeta con unos números escritos, asiento y me bajo del auto – suerte Lucy –me dice y se despide, yo le sonrío, me despido con la mano y cierro la puerta de la camioneta.

Camino lo más rápido que puedo hasta la entrada del edificio.

-¿Lucy Prescott Stone? – pregunta una voz de atrás mío, me vuelvo y veo a un tipo alto con el cabello mono y los ojos rasgados café claro, es bastante guapo.-La estaba esperando señorita Prescott, soy el representante del señor Fukushima, Riku Susuki; llega tarde – me dice con una sonrisa.

-S... si yo lo siento- digo con voz temblorosa.

-Oh no, no se preocupe, ¿entramos?- dice señalando el interior del edifico

Asiento y comienzo a caminar hacia el ascensor, el interior del edifico es muy moderno, lleno de pequeñas lamparitas colgando del techo y adornos florales.

Llego al ascensor al lado de Riku y este presiona el botón para que baje, cuando las puertas del ascensor se abren y entramos Riku saca unas llaves y las inserta en el tablero del ascensor, al lado del número 801, el último piso; el único penthouse.

Cuando el ascensor llega al piso noto que no ha llegado a un pasillo, sino que ha llegado de una vez al interior del apartamento. Riku baja y me invita a entrar, el interior del apartamento es igual a la recepción, grande, espacioso y muy modero y elegante. Sigo a Riku que cruza la estancia y la cocina y llega al frente de una puerta marrón oscuro cerrada. Toca la puerta y no responden, vuelve a tocarla y pasa lo mismo. Pone los ojos en blanco y dice casi gritando:

-¡Fukushima abre de una vez, ya hablamos de esto!

-No quiero, no voy a abrirte a ti y a esa estúpida "periodista", ¿de verdad crees que me voy a rebajar a tal nivel de estar hablando con sucias becarias que ni siquiera pueden llegar puntuales a una cita de trabajo con una persona tan importante y ocupada como yo?, ni muerto Sasaki. –Pero, ¿qué ha dicho?, ¿quién se cree que es este tipo para llamarme "estúpida" y "sucia becaria"?, después de todo lo que he hecho para venir a entrevistar a este tipo desde Londres... que le den a ese engreído.

Susuki me mira, saca rápidamente las llaves de su bolsillo y abre la puerta. Me quedo a un lado aún pasmada por las palabras tan duras de ese tipo, ni siquiera quiero verlo a la cara.

-¿Qué mierda crees que haces Fukushima?, ¿no sabes que ella ha venido desde Londres solo para entrevistarte? Y ¡ni con eso te comportas!- oigo que grita Sasaki dentro de la oficina, también escucho unas risas después.

-No, ¡no me voy a comportar porque tú no puedes darme órdenes!, ¡soy Haru Fukushima, la persona más importante de esta mugrosa ciudad!, ahora ¡Lárgate de aquí con esa maldita empleada de segunda o te despediré!-dice y todo se queda en silencio, unos segundos después sale Riku con el señor fruncido y dice con me dice con las dientes apretados:

-Parece que el señor Fukushima está ocupado en este momento-me mira con gesto de preocupación –lamentamos haberle hecho perder su tiempo.

-Está bien, pero ¿podría entrar un momento a hablar con él?-pregunto y el me mira sorprendido.

-Pero, después de que le haya dicho tales cosas..

-¿Podría? por favor – Vuelvo a preguntar y él sonríe.

-Está bien –dice y se va.

Agarro la manija de la puerta y tomo aire, la giro lentamente, levanto la cabeza y miro sorprendida a la persona que está a mi frente, sentado en un escritorio lleno de papeles mientras parece que está leyendo algo.

Esta persona es Haru Fukushima, el mismo que me hizo viajar de Londres a Tokio solo para entrevistarlo, y el mismo que acaba de dedicarme tales palabras tan ofensivas... este hombre de cabello negro oscuro y perfectamente desordenado, de ceño fruncido y ojos negros y rasgados, de piel blanca y unos labios rosados y definidos, es la primera vez que me sorprendo al ver a una persona por primera vez de tal manera, es totalmente... indescriptible. Esta persona es única, perfecta.

Su cara de sorpresa es igual de la mía cuando levanta la cabeza y me mira. Parece que no esperaba que yo entrara. Se levanta de su escritorio sin dejar de mirarme con gesto de sorpresa y yo sigo ay, plantada al piso. Su gesto pasa de sorpresa a enfado cuando dice:

-¿Qué haces tú aquí?, ¿Quién te dijo que podías entrar?

-Yo... yo... - me quedo callada, creo que aún no salgo del trance que me ha provocado.

-¿¡Eres tan estúpida que ni siquiera sabes hablar!?- me grita furioso.

Sacudo la cabeza y grito:

-Y, ¿¡A ti que mierda te pasa!?- abre los ojos como platos, su cara de sorpresa es tal que empiezo a creer que nadie en toda su vida lo había confrontado.

-¿Qué has dicho maldita?- dice con un aliento de voz y camina rápidamente hasta quedar frente a mí.

-¡Ya me escuchaste, no puedes tratar así a la gente!

-¿¡Y quien eres tú para darme ordenes!?

-¡No son ordenes, es solo moral!, ¡no puedes hacer lo que se te venga en gana con la gente!

-¡Yo puedo hacer todo lo que quiera! ¿Acaso no sabes quién soy yo?

-¡Sé muy bien quién eres tú, así que no eches ese discursito de nuevo!-grito con la poca paciencia que me queda evaporándose rápidamente.

-¿Entonces por qué eres tan insolente? -me pregunta bajando el tono de la voz y dando un paso hacia mi confundido. Vaya cambio de humor, decido también suavizarme un poco.

-No estoy siendo insolente, solo que no me gusta que una persona trate así a otra –lo miro a los ojos –Nadie es más importante que nadie, nadie tiene porque tratar tan bruscamente a nadie, entiende que a las demás personas les afecta eso, por eso no puedes ser tan malo con la gente, Haru. – Le digo, tengo un dolor de cabeza terrible y aún estoy mareada por gritar tanto.

-¿Haru?- pregunta y vuelve a fruncir el ceño.

Pongo los ojos en blanco.

-Disculpe señor Fukushima pero no quiero discutir otra vez solo por eso. Cuando esté dispuesto a que le haga la entrevista, solo llámeme.

Digo y salgo de la oficina.

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