𝐓𝐑𝐄𝐒 𝐇𝐎𝐑𝐀𝐒 𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒

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𝑷𝒂𝒖𝒍𝒆𝒕𝒕𝒆

Con cada hora que pasa se convierte en un recuerdo más lejano. No más difícil de recordar ni más fácil de olvidar. Es igual de tortuoso; quizá más. Es otra hora en que la realidad se estampa contra mi rostro. Otra hora más en la que no cambia nada.

Debería convencerme de una vez que no va a regresar. Que no hay nada que pueda hacer para cambiar mi destino. Esta es mi historia, y el final feliz no fue hecho para mí. Tuve el placer de saborearlo, de tener una pequeña porción del paraíso. Pero, como la fama, la suerte se me fue. El cielo se me escurrió entre los dedos, y por más que intenté aferrarme a él... No ocurrió.

No ocurrirá nunca.

Miro el reloj con el rabillo del ojo, con la vaga esperanza de que las manijas se detengan. Pero continúa moviéndose, sin perdonar mis pecados, ensanchando el vacío que me absorbe.

Como dije antes... Cada hora más...

Escucho la vibración de mi teléfono. No me siento tentada a responderlo. Ni siquiera quiero ver la pantalla: ya sé quién es. Y por más que la esperanza intente asomarse por mi cabeza, el trozo de carbón que quedó de mi corazón me recuerda que es imposible, que no sucederá... Él no vendrá. No será él quien llame. De hecho, no me llamará nunca más.

Cierro los ojos y recuerdo nuestra primera llamada y cuánta diferencia hay entre ese instante y este. Mi garganta se retuerce en un nudo imposible. Aun así, me permito el recuerdo, porque es lo único que tengo vívido, lo único que queda de él para mí.

Memorias: Paulette (Niña Mal, #3.1) [Abi Lí]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora