El omega hizo un gesto de silencio, y Keleff, quien había sido el alfa más rebelde y testarudo, asintió obedientemente.
Se llevaron al hombre a rastras a pesar de sus gritos de protesta, o eso fue antes de que el omega lo silenciara con una bofetada.
Maldita sea, esta belleza es tan salvaje.
No podía simplemente dejar ir al omega, comenzó a seguirlos discretamente, pero al final tuvo la mala suerte de ser encontrado por el dueño del club.
—¡Keleff! —gritó el dueño. —Mocoso imprudente, ¿tienes alguna idea del problema en el que me metiste? Vuelve ahora mismo y discúlpate con el joven Omega.
—Si tiene tanta hambre de dinero, prostituyase usted.
Keleff sólo pudo escapar, su jefe no era de fiar, no recuerda cuántas veces intentó venderlo. Antes pensaba que ser atractivo tenía sus ventajas, ahora no estaba tan seguro.
El jefe estuvo a punto de vomitar sangre de ira. —¿Porque eres tan estúpido? Puedes hacerte rico con unos cuantos apareamientos, no es que seas un omega que cuida su pureza, ¿dónde está tu orgullo de alfa?
Keleff se encogió de hombros, fingiendo no oírlo y caminando más rápido. No se avergonzaba de seguir siendo virgen, no es que sea tímido o reservado al respecto, es solo que no encontró un omega que le hiciera querer aparearse. Perder la virginidad sólo por una necesidad primitiva es muy típico de un perdedor.
—¡Bastardo, no te dejaré escapar! —El jefe medio gordito no podía correr por lo que sólo podía dar órdenes a sus subordinados.
Keleff, fue acorralado cuando estaba a punto de abandonar el club, maldiciendo su mala suerte. En este rincón solo había una fila de bebidas, no había nada decente con lo que se pudiera resistir.
Se mordió el labio y amenazó con valentía. —Ni un paso más viejo, te lo advierto, tumbaré todas estas bebidas, piensa en todo el dinero que podrías perder.— No estaba seguro si la amenaza funcionaría, las bebidas que estaban en exhibición en la entrada del club eran muy caras, las mejores del club, si su codicioso jefe tuviera conciencia no se arriesgaría.
El jefe frunció los labios, sediento al final. —Tú ganas, mocoso.
Keleff frunció los labios y se apoyó contra el estante con satisfacción de salirse con la suya.
¡Chocar!
Keleff: "...."
Jefe: "...."
Guardias: "..."
Sucedió tan rápido que nadie pudo reaccionar y evitar que el estante se derrumbara.
Keleff no se imagino que algo así pueda pasar, creo que esta vez terminaría prostituyéndose como protagonista de una novela barata.
—Tú..Tú..Tu..—El jefe lo señaló con sus dedos, convulsionando, de tanta emoción se desplomó hacia atrás, siendo sostenido por su subordinado.
Una vez muerto el perro se acaba la rabia, pero este perro tiene más vidas que un gato y dudo que muera.
Keleff suspiró con tristeza.
—Fue un accidente.
—Vaya, eso fue desafortunado— Una voz firme y hechizante rompió el ambiente.
El dueño de tan magnífica voz de sirena, suave y arrogante, sólo podía pertenecer al principesco omega.
Se desconoce por qué regresó, pero Keleff no podría estar más feliz. Si fuera este omega quien le pidiera que fuera su mascota sexual, enviaría su orgullo al infierno. Pero sabe que un omega tan noble y arrogante no haría algo tan vulgar, sólo podría perderse en su imaginación.
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🥀El apocalipsis lo hizo posible🥀
FantasyAdvertencia: BL, ABO, M-preg, violación, obsesión, Yandere, consentimiento dudoso, lenguaje maduro. +18