🥀El apocalipsis lo hizo posible🥀

16. No te dejaría ir incluso si muero.

El obsceno sonido de carne golpeando carne no cesa hasta el amanecer. Antes por curiosidad Joya preguntó sobre el acto de amor queriendo saber más del tema antes de que llegue su primer celo, entre muchas cosas que dijeron, no le dijeron que dolía tanto, más que dolor físico fue espiritual, siente que el atacante tiene completo control sobre él con la capacidad de destruirlo sin que pueda hacer nada para defenderse. En esta situación no sabe si llorar servirá de algo. Quien sabe que pasa por la cabeza de este Alfa que hasta ahora no ha dejado claro si lo ama o lo odia, lo más probable es que lo odie.

Joya lucho hasta perder el conocimiento, solo entonces Keleff se detuvo. Quitándose el abrigo lo protegió del frío, sorprendido cuando el omega lo abrazó con fuerza. 

—..Hermano... Lyon... ayúdame.

Keleff solo entendió las últimas partes. El poquito de culpa lo mandó al infierno.—¡Incluso en esta situación, sigues siendo incapaz de olvidarlo!

Joya abrió los ojos débilmente al ser sacudido.

—¡Dime qué te dio ese idiota para que no puedas olvidarlo! ¡Eres mi omega! ¡Te prohibido que menciones su nombre o que siquiera pienses en él!

Joya no sabe de dónde sacó fuerzas para luchar. —¡No lo soporto más! ¡Si tanto me odias, mátame ya!

—¿Qué? —Keleff se sintió incrédulo, ¿Joya preferiría morir antes que olvidar a Lyon? Maldita sea, se siente tan enfermo. —Joya, ¿aún no te has dado cuenta de la situación en la que estás? Te he jodido, en esta vida es imposible que encuentres otro Alfa, así que olvídate por completo de Lyon porque por mi cuenta corre que nunca vuelvas a verlo. Ja, Ja, supongo que con eso estamos a mano porque tú también arruinaste mi vida, ambos viviremos y estaremos juntos para siempre ni siquiera pienses en una estupidez como morir.

Joya se alejó gateando, pero fue rápidamente capturado, parece que se cansó de intentar escapar porque se quedó quieto en el pasto derramando pequeñas gotas de lágrimas.

Cuando se conocieron, él le sonrió robándose su corazón en el proceso, en ese momento lo sintió como un sueño de algo inalcanzable. Y ahora que le ha hecho de todo, sigue siendo inalcanzable, pero no sabe exactamente en qué no puede alcanzarlo.

—Joya, sonríe para mí.

—Te odió.

Kelef sonrió con frialdad. —No te atrevas a escapar nunca más, ya sabes lo que te haré cuando te atrape.

Joya cerró los ojos y se durmió.

Keleff sintió que no se atrevería a intentarlo de nuevo.

Cuando salió el sol, Joya volvió a escapar.

Cuando lo atrapó lo violó durante largas horas. Solo para que volviera a escapar en cuestión de minutos.

No importaba cómo lo follara brutalmente hasta que se desmayara, él aún encontraba la fuerza para arrastrarse lejos, algunas veces ni siquiera había podido caminar más de cinco pasos.

—¡Deja de huir maldita sea! Parece como si te gustara ser violado por mí. — Keleff embistió con fuerza agarrándolo por las caderas, su agujero rosado estirado por su pene. De tantas veces que lo han hecho, ni siquiera necesita prepararlo, solo entra y estará suave y húmedo.

Jhoan no soportó esta situación. Cuando se enteró que su buen amigo había secuestrado a un omega, nubló su juicio y lo aceptó como si no fuera algo ilegal, pero había un límite a lo que podía soportar, así que cuando se enteró que el omega secuestrado era el prometido de Lyon, durmió con los ojos abiertos.

Por la mañana intentó razonar con Keleff, aunque un omega puro es muy valioso, es demasiado caro si te cuesta la vida. Si lo atrapan, lo mínimo que harán será desmembrarlo.

—Seguiré hasta el final. Sé mejor que nadie las consecuencias.

Jhoan se desesperó por su terquedad. —¡Ese omega ni siquiera te ama!

—Tendrá que hacerlo tarde o temprano.

—¿Y si no?

—No hay alternativa. Aunque muera, no lo dejaré.

—¿Tanto te gusta?

Keleff rió. —No sé si es más un gusto o una obsesión, solo sé que con él lo quiero todo.

Jhoan no intentó persuadirlo más, pensando internamente que si algún día Keleff entra en razón o se aburre del omega, lo ayudará a escapar a escondidas.

Sin saber los pensamientos de su amigo, Keleff preparó una comida casera y antes de comer se la sirvió primero al omega. Escogió los ingredientes más deliciosos y nutritivos y, aunque sus habilidades culinarias eran promedio, mejoraron en estos días.

Aunque el omega se la pasa peleando con él, cuando come se porta bien quizás porque sabe que si no come no tendrá energías para seguir luchando.

El omega dejó caer el tazón, desperdiciando la comida que aún quedaba y comenzó a retorcerse de dolor.

Jhoan suspiró con el corazón roto. Sentía que a este paso envejecería pronto. —¿Y ahora qué daño al principito?

Este principito mimado era un verdadero dolor de cabeza. Le pasa de todo, ya sea que es alérgico a tal comida o tal comida es demasiado fuerte que lastima su estómago.. También hay problemas con las prendas de vestir que son muy toscos para su piel sensible u otros le dan comezón, hasta el medio ambiente lo hace enfermar fácilmente… En fin, siempre habrá algo que le cause daño. Esto no era una simple cuestión de ser omega, este pequeño príncipe simplemente no encaja en sus estilos de vida así que cualquier cosa que hagan le causará daño.

El no estar al mismo nivel se hizo más evidente. Crecieron en entornos muy diferentes, podrían tener las mejores intenciones pero no era suficiente. Un pollo no puede ser un cisne y un cisne no puede fingir ser un pollo.

Keleff se sintió profundamente angustiado. —Lo revisé varias veces, no es alérgico a ninguno de los ingredientes, además usé los más frescos y en mejor estado… no sé por qué pasa esto… ¿será por la calidad?

—Keleff, no podemos seguir así, debes devolverlo a su gente. Si esto continúa, morirá.

—No. 

—¡Morirá!

Keleff estalló furioso. —¡Cierra la boca! Encontrare una manera. Joya no está acostumbrado a este estilo de vida es solo cuestión de tiempo para que se adapte. 

Acaricio con cariño el estómago de Joya, masajeando para aliviar el dolor. Pensando que si el dolor no pasa se arriesgara a entrar en una de esas pequeñas ciudades invadidas por zombies.