Keleff actuó imprudentemente, no había considerado varios puntos fundamentales. Aunque Joya era un omega delicado, no era igual a los omegas inofensivos.
Aprendió la lección cuando su mano se dislocó, el omega se giró y lo golpeó con un rodillazo dejándolo sin aliento para que luego tranquilamente se limpiara donde lo toco, finalizando poniéndose los guantes.
—Mierda... Olvidé que eras tan feroz— Se quejó Keleff, agarrándose el estómago por el dolor.
—Tú no perteneces a este círculo, ¿verdad?
—¿Es tan obvio?
De hecho, si no se hubiera acercado imprudentemente, el omega habría pensado que era un nuevo rico. Hay que decir que el círculo de los ricos tampoco es tan simple, hay tres jerarquías, abajo están los nuevos ricos, aquellos que hicieron fortuna incluso con su origen humilde, arriba están los ricos de segunda generación, aquellos cuyos padres tienen una gran fortuna y negocios prósperos, y en la cima de la jerarquía están las gloriosas familias principales que se transmitieron de generación en generación, con una nobleza grabada en sus huesos, ya sea que el estatus o la riqueza se dieron por sentado desde el nacimiento. Una familia que intimida a la ley.
—Si pertenecieras al círculo, sabrías que no soy alguien a quien puedas tocar. Atrevido.
A Keleff le hizo gracia que lo regañaran, recuperó su postura y miró más de cerca al omega que actuaba como un principito. De hecho, parece un príncipe, su piel es tan fina como si lo hubieran criado en una jaula de oro, lejos de cualquier sufrimiento mundano.
—Vaya, hasta tu forma de regañar es tan lindo.
—¿Lindo? —repitió Joya con desconcierto, su apariencia siempre fue bonito, puro y noble. La combinación lo hace parecer una belleza noble e inalcanzable, pero cuando muestra su lado feroz, nadie todavía pensaría que es lindo, o al menos nadie con quien trato pensaría eso. —¿Eres masoquista?
Keleff se rio entre dientes, no era masoquista, pero este lado salvaje del omega lo excitaba.
—Guardaespaldas— Llamó el omega. La respuesta de los guardaespaldas fue inmediata, irrumpieron en el baño omega como un batallón de guerreros listos para la batalla. Joya entre ellos parecía muy intimidante, ya no como un príncipe noble sino como un príncipe de la mafia. —Dale una lección.
Lo agarraron de ambos brazos y lo arrastraron afuera, llevándolo a una habitación.
—Oye, esto es un poco cruel, fui testigo clave en el secuestro de tu prometido, pero aun así guardé silencio, ¿es esta tu forma de agradecerme?— Keleff hizo un ligero puchero de agravio. Recibió un golpe en la cara por parte de los guardaespaldas, que lo hicieron callar sangrientamente.
¡Duele! Si tiene la oportunidad, debe vengarte de estos perros.
Joya batió lentamente las pestañas, mirándolo como si intentara recordar dónde lo había visto. —Oh, fuiste tú.
Keleff: "..."
Ah... Ah... ¡No me recordaba! ¡Mi ego sufrió un golpe fatal!
—Muy bien, 'testigo clave', dime ¿cuánto sabes?
El omega repitió sus palabras como si se estuviera burlando y lo único en lo que Keleff podía pensar era en lo mimado y caprichoso que es este omega. Tendría que trabajar muy duro para complacerlo. Sus ojos estaban llenos de mimos, como si simplemente estuviera viendo a un gatito hacer un berrinche.
Joya esperó su respuesta, sentada en un sillón cruzando las piernas, luciendo muy dominante. Y Keleff sabe que si su respuesta no es satisfactoria, se marchará con un pie en la tumba.
—Me temo que sé demasiado— Keleff se rio de su mala suerte.
Joya apoyó la mejilla en la mano y lo miró con curiosidad. —Mi prometido me engañó con alguien de tu estatus social. Sabes, soy bueno en muchas especialidades… ni siquiera puedo nombrarlas porque son demasiadas, pero todo eso no pudo compararse con un omega común y corriente. Estaba pensando y pensando, preguntando y analizando, ¿en qué era ese omega mejor que yo? ¿Qué lo hizo especial?
Continúo: —Él juró que solo tendría ojos para mí, rompió su promesa...—No había tristeza, solo confusión en su hermoso rostro. —¿Por qué me engañó? ¿Qué podría ser más valioso que lo que le ofrecí?
Joya, a quien siempre le habían dicho que la inteligencia, la belleza y el estatus eran las cosas más importantes, no podía entender cómo podían traicionarlo cuando era un omega tan excelente. Ha sido tan elogiado que es natural sentirse superior, se había esforzado en ser el mejor en todo para que su familia estuviera orgullosa y para que el marido que lo tuviera presumiera lo magnífico que era.
No siente nada por su prometido, su familia lo eligió cuando era un niño y él no cuestionó su decisión, desde ese momento solo tuvo ojos para su prometido, toda su atención se centró en él pensando días y noches sobre cómo hacer de su prometido el mejor alfa. Pensó que lo estaba haciendo bien, cada vez que su prometido lo veía había adoración y dependencia en sus ojos, como si sus sentimientos fueran genuinos… Pero resultó ser una completa farsa.
"Te engañó porque es un bastardo", quiso decir Keleff, pero prefirió tener un poco de tacto.
—No considero que seamos especiales. Los que nacemos de una familia normal solo nos preocupamos por tener lo suficiente para comer, estudiar es más como un hobby, algunos se han superado… otros buscan otros medios para sustentarse sin tener sentido del deber, ellos nacieron libre de cometer sus propios errores y tomar sus propias decisiones. Tienen sentimientos simples, si quieren llorar, reír, enfadarse, maldecir, lo hacen. No es necesario ocultarlo solo porque a alguien no le guste.
Temiendo que el omega no hubiera entendido su punto, agregó: —Eso significa que tu prometido no necesito de alguien especial para serte infiel, solo es un animal que no puede controlar la parte inferior de su cuerpo. Y cómo el animal que es no mide las consecuencias de sus actos.
Keleff ya tenía una idea de cómo era ese prometido. Aunque realmente sabe lo valiosa que es Joya, se dejó llevar y quiso experimentar placeres sexuales y para una aventura no necesariamente tiene que ser mejor que su prometido, solo tiene que verse bien y servir para desahogarse, él probablemente pensó que si buscaba a alguien fuera del círculo rico, Joya nunca lo descubriría.
—Veo. —Susurró Joya, ¡resulta que le dio demasiado! No hay problema, así como él te lo dio todo, te lo quitará 'con intereses'. —Olvidaré lo que pasó en el baño. En el futuro aléjate de mí.
Keleff no esperaba ese resultado. —¿Q- Qué?
—Vete de aquí.
Los guardaespaldas lo arrastraron nuevamente, esta vez Keleff se resistió y como resultado fue golpeado varias veces.
—¡Esperar! Solo respóndeme una cosa, ¿aceptarás Lyon? ¡Cambiarás de alfa como si estuvieras tirando un juguete defectuoso y reemplazándolo por uno nuevo!— Keleff siseó, enojado y resentido porque sabía que probablemente ese era el caso.
—Eso no es asunto tuyo. No seas ridículo con tus sentimientos, debes saber que alguien de mi clase nunca se fijaría en alguien como tú. — El omega rompió fríamente sus ilusiones — También debes saber, que si no es Lyon será otro alfa, otro, y otro… Pero nunca podrás ser tú.
Keleff sintió como si le hubieran clavado una estaca en el pecho y sonrió amargamente. No se había dado cuenta de que sus sentimientos eran demasiado obvios.
Este omega es tan hermoso como cruel. De sangre fría, como todos esos ricos.
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🥀El apocalipsis lo hizo posible🥀
FantasyAdvertencia: BL, ABO, M-preg, violación, obsesión, Yandere, consentimiento dudoso, lenguaje maduro. +18