𝘢𝘴 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘰𝘳𝘭𝘥 𝘤𝘢𝘷𝘦𝘴 𝘪𝘯; sʜᴏᴡᴋɪ

4

Con Hyunwoo de regreso, Kihyun se ordenó a si mismo a quedarse al menos a un metro de distancia detrás de él en todo momento. Los sobrevivientes, si es que encontraban algunos, los encontrarían a los dos juntos, y Hyunwoo no pondría en riesgo la percepción de cercanía entre ellos. La urgencia de la situación no significaba nada para él, y Kihyun no se sorprendió por eso.

Kihyun nunca lo había visto ser diferente, y si un apocalipsis zombie no podía cambiar a una persona, entonces nada lo haría.
Le hubiera gustado poder haber previsto que tendría a Hyunwoo cerca antes de que su vida cambiara.

En el sexto grado, había oído rumores sobre el nuevo chico que iba a llegar a la escuela al día siguiente. El cotilleo de las niñas sobre un chico llamado Son Hyunwoo y lo guapo que era. Dijeron que no era bien parecido de la forma habitual de lo que un chico de su edad sería. Hyunwoo, decían, era atractivo en una forma madura que impulsaría a las niñas mayores salvajemente.

Por supuesto, eso estimuló el apetito de Kihyun. Él sabía quién y qué era desde el primer grado. A pesar de que se había sentido solo en el mundo, no se castigó a sí mismo por sus sentimientos. A su juicio, no había mucho que disfrutar en esta vida y haría todo lo posible para sacarle el máximo provecho a esta, aunque no era vocal sobre su sexualidad.
Al principio, había pensado que era el único niño en el planeta que se sentía atraído por otros chicos. Goyang no era un semillero de homosexualidad y por lo tanto nunca vio a dos hombres caminando mano a mano por la calle. Incluso, si tenía que mantener sus sentimientos para sí mismo, sería su pequeño secreto, aunque ansiaba dar rienda suelta a sus anhelos, y dejarlos fuera en todo momento.

«¿Cómo sabían esas chicas que era tan guapo?», se preguntaba. «¿Lo habrían conocido ya?» Las ciudades tan pequeñas como la suya eran propicias para encuentros casuales y él no había visto a nadie que se ajustara ni de cerca a la descripción de Hyunwoo. Tal vez sus ilusiones eran más vívidas que las suyas.

Kihyun oró para que ese no fuera el caso, ya que esperaba conocer a Hyunwoo. Incluso si era tan recto fomo una flecha, sería sólo ojos dulces para disfrutar durante los momentos más apagados de las clases. Las opiniones de las chicas acerca de la apariencia de los chicos rara vez podían ser confiables, en su opinión. El sello de calidad de un genuino varón homosexual era necesario para determinar si un hombre era guapo, y con mucho gusto sería el juez de este chico Son Hyunwoo.

Al día siguiente, Kihyun se encontró ansiando el momento en que Hyunwoo entraría por la puerta. Navidad apenas trajo tanta expectación y odiaba pensar que iba a ofrecer tal anticipación y fanfarria a alguien sólo por ser agradable a la vista. La personalidad era lo que le importaba, pero no podía negar que una parte muy dentro de él apreciaba la belleza de las formas masculinas por encima de todas las cosas.

Si se lo hubiera explicado de esa manera a alguien, especialmente a su mamá y papá, le habrían dicho que era raro.
Hablaba como si estuviera leyendo un libro, ellos dijeron. Apropiado, pensó él, teniendo en cuenta que estaba perdido sin un libro.
Pequeñas cosas estaban destinadas a ser disfrutadas, habría añadido, especialmente placeres inconfesables como el admirar a otros niños en la clase.

Cuando Hyunwoo pasó a través de la puerta, el corazón de Kihyun se incendió. Sintió que le faltaba el aire y el temblor en su ingle le hizo agradecer que su escritorio cubriera su región inferior.

El muchacho mostró cierta arrogancia cuando golpeó en la habitación, un precursor de lo que vendría, pero a Hyunwoo le gustaba un chico confiado.

Llevaba una chaqueta de los LG Twins a juego con una camiseta blanca y jeans rasgados. El Hyunwoo de once años de edad coincidía con la versión de casi dieciocho años, excepto que era más pequeño y le faltaba desarrollo muscular.