CAPITULO 22: Mahito

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Mahito dobla la esquina

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Mahito dobla la esquina. Bajo la luz de la luna, su piel pálida brilla, un marcado contraste con el callejón oscuro. No es propio de Jogo esconderse en las sombras, piensa Mahito, no con ese ego descomunal que tiene. ¿Eh? Entrecierra sus ojos grises y azules. Se acerca. ¿Quizás debería ponerse algo más pequeño? No está muy seguro de poder hacerlo, pero sería útil si pudiera.

La persona... ¿un ser humano? ¿Por qué Jogo entre todos ellos estaría tratando con un humano que no es Geto? Ah, esta persona es una mujer, supone, aunque no creía que fuera parte de la naturaleza de las maldiciones ser parcial. Los juegos mentales eran más lo suyo.

_Esto tendrá que ser suficiente por ahora_ dice la mujer con voz aireada, sin preocuparse por su bienestar.

¿Un usuario de maldiciones entonces? La mujer de cabello oscuro está demasiado relajada, o tal vez es así de estúpida. Los humanos tienden a considerarse mejores y más inteligentes de lo que realmente son. La mujer deposita una bolsa en las palmas de las manos de Jogo. Puede distinguir algún tipo de planta en la bolsa. Jogo no debe querer que Hanami sepa que no tiene en cuenta la vida vegetal.

_¡Esto apenas servirá! ¿Cómo se supone que voy a...?_balbucea Jogo. Sus manos agarran el brazo de la mujer mientras la bolsa cae cerca de sus pies.

Mahito arruga la nariz. Decisiones, decisiones, decisiones. ¿Debería intervenir y ayudar? Es culpa del propio Jogo por reaccionar de forma tan precipitada y honesta; pensó que la maldición habría aprendido algo después de apresurarse a luchar contra Gojo Satoru. Pero si este usuario de la maldición lo exorciza, entonces podría afectar sus planes.

_Cuida tu tono, alimañas_ dice la mujer, levantando a Jogo con facilidad y acercándolo a ella _¿Te molesta saber con qué facilidad puedo aplastarte? Qué patético_ Ella lo deja caer y se sacude las manos.

_Maldita perra_ dice Jogo, tosiendo. Él lucha por ponerse de pie, agarrando la bolsa mientras se pone de pie.

Hay un aumento de temperatura, el calor tan visible como la ira de Jogo. Mahito sonríe cuando el sonido de los gritos llega a sus oídos. La gente que pasa queda atrapada por el calor. Resiste el impulso de mirar atrás y ver cómo arden sus cuerpos. Probablemente debería intervenir para ayudar.

_Jogo-kun, ¿por qué siempre estás buscando pelea?_ Pregunta Mahito, saliendo de las sombras. Se deleita con la molestia que marca el rostro de la mujer. Sus ojos están tan rojos como la sangre, piensa, apropiado para la cantidad que planea derramar _Qué exaltado.

_¿Qué estás haciendo aquí? -Pregunta Jogo. El fuego se escapa de la parte superior de su cabeza.

_Sus maldiciones son muy molestas_ dice la mujer _acabaré con ustedes dos_ Ella levanta una mano. Fragmentos amarillos brotaron de sus palmas.

Qué técnica tan interesante, piensa Mahito mientras salta hacia un lado y luego corre hacia la de ella. Por mucho que le guste jugar con sus juguetes, realmente tiene otras cosas que hacer. Geto prometió adquirir un nuevo juego de mesa. Una amplia sonrisa se dibuja en su rostro mientras agarra el brazo de la mujer.

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