Capítulo 14 - Juegos Perversos

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Punto de vista Yurielkys

-¡Yuri, debes venir! Papá te extraña. - He oído la voz de Yurianny

tratando de convencerme a través del otro lado de la línea.

-No puedo ir, ¿no tienes ni idea de lo ocupada que estoy?

-Bien sabes su condición, y ya tienes meses que no vienes a visitarnos.

-Anny, por favor. No es fácil para mí, y tú lo sabes.

- Necesitas aprender que la familia es importante Yuri, aprendimos y tú también puedes.

-¡I can't!

-Te puedes llamar y venir este fin de semana, vamos a hacer la fiesta de cumpleaños de papá y estoy segura de que le gustaría tenerte aquí.

Tomé una respiración profunda tratando de calmarme. Habían pasado meses desde que los vi, no es que yo no sentía la voluntad de estar con mi familia. Pero era de alguna manera complicada estar con ellos, y por otra parte, tenía demasiados compromisos de los cuales preocuparme, que era una buena táctica para escapar de los encuentros. Pero, al parecer, esta vez no me podía escapar, Yurianny estaba decidida a hacer que vaya.

-Lo voy a pensar, ¿está bien? Tal vez el fin de semana me presento allí. - Hablé rindiéndome ante su insistencia.

-Piensa en ello con cariño, o no. Pero vienes. Voy a hacer tu pastel favorito.

Sonreí, recordando cómo Yurianny y yo estábamos juntas, aunque más jóvenes, mi hermana sabía muy bien de la vida. Siempre ha sido una chica madura y centrada.

-¿Lo vas a hacer? - Le preguntó sonriendo.

-Sí, te extraño Yuri. - Su tono era melancólico, causándome opresión en el pecho, en el anhelo de estar con ella.

-También tengo un poco de nostalgia. - Escuche la respiración a través de la línea, de ritmo tranquilo.

- Me tengo que ir, puedes llamarme cuando quieras.

-Muy bien, voy a esperarte este fin de semana.

-Que tengas una buena noche Anny.

-Buenas noches, hermanita - sonreí, recordando la forma en que solía llamarme.

Desconectó la llamada, dejando de lado el aparato. Las llamadas o reuniones con mi familia siempre me dejan medio melancólica. Lo que odiaba, era complicado sentirse tan frágil, no era mi naturaleza, no más. Cerré los ojos inclinándome contra el sillón acolchado, tratando de hacer que los músculos de mi cuerpo se relajen, lo que no ocurrió. A esta hora estaba sola en el edificio, sólo el ruido de los coches y el intenso tráfico de Miami llenó la habitación ese momento. Me puse de pie, me sirvió un vaso de whisky, mi compañero de todos los días, caminando hacia la gran ventana de cristal en la cual yo tenía una hermosa vista de la ciudad completamente iluminada esa noche.

En ciertos momentos me sentí sola y lo encontré mal. Pero en otros, la soledad llenaba en sí, la calma que me hacía sentir tan bien, que era al menos reconfortante sentirme fuera del mundo donde tenemos tantos problemas y deberes. A veces sólo se necesitaba olvidar quién era yo.

"Oh Cielos Yuri, estás demasiado sola" - pensé bebiendo mi whisky. Miré el reloj, viendo que era más la hora para salir, y perderme un momento en el cuerpo de la mujer que yo más quería.

En menos de media hora, estaba aparcando el coche en el garaje de Imperium. Ajusté algunos detalles en mí, me puse el abrigo, y me fui hacia el edificio. Y Jesús, ¿aquel lugar siempre estaba lleno? La masa de la gente en la fila para comprar las entradas era enorme, pero con un cierto prestigio y por ser cliente VIP. Me fui sin esperar.

The Stripper | YuleriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora