Capítulo 23 - Arriesgarse

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Pov Yurielkys

Lleve mis manos a la cuerda que ataba la bata, sin apartar los ojos de Valeria, la dejo caer a nuestros pies. Valeria miró profundamente a mis ojos, tan intensamente que podía sentirme débil. No sabía si estaba bien, acabo de hacer lo que realmente quería esa noche.

- Si no es así, me detengo. - Le dije inclinándome para aspirar lentamente el aroma de la piel de su cuello

Ella tenía una linda esencia, un dulce aroma mezclado con la frescura que acababa de salir de la ducha. Besé su cuello y llevé las manos a la cintura sacudiéndola con fuerza contra mí.

- ¿Quieres esto, Valeria? - Le susurré, ella cerró los ojos para sentir mis labios sobre su piel. - Sé mía esta noche. Dime, ¿Quieres esto?

- Si quiero. - Valeria susurró casi en un gemido.

Viaje por la línea de su columna vertebral, con una de mis manos hasta que llegue a su cuello, donde delicadamente enlazo mis dedos en sus cabellos oscuros tirando su cara hacia la mía. Tomé el cuerpo desnudo de Valeria contra la pared fría, haciendo a la mujer jadear cuando sintió mi cuerpo presionado contra el suyo.

- Yo sé que lo quieres, no es necesario decir nada más. Sólo siente. - Susurré lenta y sensualmente en su oído.

Retirando un par hebras de cabello, dejando su cuello a merced de mi boca, que se movió en el dejando besos y prolongados chupetones. Su piel morena era tan suave y sensible que el enrojecimiento se hizo más visible. Podía sentir los vellos de su cuerpo erizar justo en el momento exacto que mi lengua se deslizó sobre su pulso con un poco de presión.

Valeria deslizó sus pequeñas manos por mi espalda, clavando las uñas en la tela húmeda de mi blusa. A medida que subía con los besos desde su cuello hasta el lóbulo de su oreja succionando con apuro. La morena se quedó sin aliento, dejando escapar un gemido que casi me dejó completamente mojada.

- Quítate eso ahora! - Susurró la mujer perdida en el deseo.

Solté una sonrisa maliciosa a Valeria, que me miraba con esos ardientes ojos marrones tan familiares.

- Porque no me la quitas tú, Ramírez.

Valeria no se hizo de rogar, llevó las manos a los botones de mi blusa y los desabotono de uno en uno, sin apartar su mirada en mí. Cuando ella termino, la mujer llevo sus manos hasta mis hombros retirando lentamente la tela de mi cuerpo, admirando cada parte de mi cuerpo desnudo. Me sentía caliente, en fuego bajo su mirada sumergida en la lujuria.

Ágilmente toda la ropa estaba en el suelo, dejándonos completamente desnudas en esa habitación oscura. La penumbra de la noche la hacía ver tan atractiva, destacando sus sinuosas curvas bajo la poca luz que las lámparas ofrecieron.

Besé su boca intensamente, y Valeria correspondió de la misma manera. Ella separo sus labios permitiendo el paso de mi lengua que se deslizó sobre ella con hambre. Estamos batallando por quien domina y yo gane. Maldita sea, ella era una buena besadora. Sus manos se movían arriba y abajo a toda prisa, presionando mi cuerpo contra el suyo. Rápidamente guie a la mujer conmigo a la cama pequeña que la habitación.

Tiré el cuerpo de la morena en la suave cama severamente. La mire ahí, pidiéndole a Dios que no fuera un sueño, porque si así fuera yo no quería despertar hasta hacer a esa mujer mía. Me arrastré sobre ella, encajando nuestros cuerpos de manera tan perfecta que no podía evitar el gemido ronco que escapó de mis labios.

Intercambiamos miradas intensas y calientes, que era increíble la conexión que llevamos a cabo a través de ellas. Besé sus tan delicados labios, y seguí desde su cuello hasta el valle de sus pechos turgentes. Valeria jadeo cuando sintió mi boca alrededor de su pezón. Yo los succione con un abrumador deseo que hizo a la mujer gemir, apretando sus dedos en mi pelo en suplica.

The Stripper | YuleriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora