Caminos de Luna

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Desafiar es un milagro, pocos podrían entender el valor que poseía desafiar lo conocido para lanzarse a aquello que nadie ve, pero que existe y está allí, esperando por ti, esperando que extiendas los brazos para abrazarle con cariño, con valor, oportunidades para bien, oportunidades para mal ¿Qué importaba realmente?

Lo importante, es vivir.

El espíritu del desafío nació de aquella necesidad, era su milagro, uno que pocos comprendían, una sanación que nadie entendería, desafiar para cambiar, desafiar para empujarte a la superficie, desafiar para alcanzar la sima de tus deseos más profundos.

La madre astro, conocía su valor, porque era parte de ella y estaba destinado a ella, destinado a ella por el solo hecho de existir, ya que cada noche, ella desafiaba a la oscuridad, para dar esperanza y luz.

"Estas destinado a mí, eres parte de mí, aquí y en todos los universos, siempre serás uno conmigo"

La luna en todas sus formas amaba el desafío, cada fase era uno nuevo, brillar a pesar de tener su rostro oculto tras un manto de oscuridad, cada día, alumbrar, incluso cuando se es completa oscuridad, permanecer rogando por aquellos que debía proteger.

"Mi destino siempre estará contigo, Settrigh"

Los ruegos del espíritu de la luna eran constantes, protegía por medio de sus milagros al mundo terrenal, una y otra vez, pero cuando la plegaria era para si, por su amor, por su destino, se cohibía por implorar con tanta añoranza, siempre se arrodillaba ante su madre, suplicando, curioso que la encarnación de la protección fuera la misma madre del desafío, la misma forma física que buscaba brindar a todo aquel mortal e inmortal, la fortuna de ser salvados, intuía lo observaba de algún lugar que él mismo desconocía.

Sus manos acunaban su pecho, buscando paz, una que con su ausencia se tambaleaba, su hermana solo podía apreciar con ternura la forma pura en que aquella pasión se expresaba, tan dulce, tan maravillosa, tan parte de ella como parte de él, podría ser que el desafío no estuviera destinado a la luna llena, pero con ver a su mitad completa, era más que suficiente, pare rebosar de felicidad.

  Sus manos acunaban su pecho, buscando paz, una que con su ausencia se tambaleaba, su hermana solo podía apreciar con ternura la forma pura en que aquella pasión se expresaba, tan dulce, tan maravillosa, tan parte de ella como parte de él, podría...

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La nieve caía en Targón, el sumo sacerdote no objetó más tras la expresión lunar, el brillo plata, similar al aspecto de la luna, desde hacía ya tanto que la diosa madre enviaba mensajes que los ancianos no comprendían.

Cerrados en su dolor, en la persecución, en la guerra y el asesinato, el resentimiento, dolía tanto recordar a aquellos que alguna vez amaron dándoles la espalda, recluyéndoles a la sombría espera de un destino cruel y solitario, el secreto estaba guardado bajo llave, pero muchos de los ancianos que guiaban aquel pueblo devastado, alguna vez amaron a devotos del sol, tanto, con tanta devoción, que la herida aun sangraba.

El sumo sacerdote aun recordaba a aquella que le dio la espalda. Y dolía, punzaba tanto en su pecho que las lágrimas aquella noche fueron ríos turbulentos, la desolación de su memoria, era un castigo por su cobardía.

 Y dolía, punzaba tanto en su pecho que las lágrimas aquella noche fueron ríos turbulentos, la desolación de su memoria, era un castigo por su cobardía

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Destinados por la luna ☽ Settphel ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora