Las misiones otorgadas por la luna, siempre son acompañadas de el brillo plata que ilumina el cielo de todas las dimensiones, el astro madre, al igual que el astro del día, acompañaban a la vida, en cada dimensión, en cada universo.
Sin falta. Debe guiar a los desprotegidos, debe proteger a sus adeptos.
El páramo espiritual, inhóspito, salvaje, lleno de magia, se separó de la dimensión Runaterra hacía ya muchos años, el eclipse sumergió a la tierra en penumbras y cada alma fue arrebatada de su contraparte destinada a unirse, dolorosamente, en un proceso que duro horas de agonía y que pocos recordaban, pero el espíritu de la luna recordaba, recordaba muy bien el dolor del veneno destinado a correr por sus venas, el sabor de la flor, dulce, pero ponzoñosa.
El aroma jamás se fue de su piel, Y era exquisito, nadie le conocía lo suficiente como para reconocerlo, pero él...
Él llegó y conoció todo de si, su alma se desnudó deseosa, pues nunca nadie se interesó en tomar su mano fuera de solicitar ayuda de intervención lunar, una bendición, un milagro, pocos tenían la fuerza de hacer llegar sus ruegos, aunque una voz solía asomarse con fuerza, una fe real, consumida por la penumbra, el dolor.
Y era su propia voz, resonando en el único sitio donde podía ser escuchada, su otro yo desde Runaterra, rogándole. Desde las aguas del estanque lunar.
Sus aguas, eran milagrosas y prohibidas para otros espíritus, solo los destinados a una misión, eran aquellos que podrían tocarlas sin abandonar la tierra de flores espirituales en un simple destello plata, volviéndose ceniza que acompañaría a la luna hasta el final de las eras.
El castigo, al pensar de Aphelios le parecía hermoso.
Aún así, el espíritu poseía una misión desde nacimiento, pues el mismo nació de aquellas aguas con un destino, uno que esperaba desde hacía tanto...
Un llamado que solo el entendería y aquella noche, la ultima que podría estar a su lado luego de un destino autoimpuesto, se presentó su voz.
Tan fuerte y clara, que fue irrefutable el llamado.
"Es hora, Aphelios... pronuncio tu nombre, te guiaré, para que puedas guiar"
No lo supo hasta ese momento, pero la luna le amaba, mucho más que a cualquier adepto. No le dejaría sufrir en vano, ya no más.
El destino estaba tatuado a plata en las almas, suave, un susurro casi invisible, el eclipse que les separo, nunca pudo deshacer el hilo rojo, y nunca pudo separar la misión de la magia rúnica.
Por que la sanación era eterna y para aquellos Akana que no la desearan, la oportunidad estaba abierta frente a sus ojos, solo debían tomarla, pero el tormento podía extenderse por siglos, el descanso distante. La esperanza se erosionaba con cada segundo de tormento, terminando por perder la forma y el sentido. Nadie seria capaz nunca de comprender tanto dolor.
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Destinados por la luna ☽ Settphel ☾
Fanfic"Un día la luna te llamará, Aphelios" Las diosas poseen un lenguaje peculiar, sobre todo cuando mujeres las representan, los aspectos de la luna y el sol guardan secretos tras el manto de los portales espirituales, Runaterra arrebatada poco a poco d...