"Una disculpa honesta" - Urano x Tierra | Solarballs

₅

— ¿No es increíble, Luna? — pregunté por decimonovena vez, sin dejar de ver el hermoso cuadro que Urano me había regalado.

Luna suspiró, y, sin ganas, me volvió a responder. — ¿No pasaste ya suficiente tiempo viendo esa pintura? Hablemos de otra cosa que no sea Urano... —

Lo miré con una expresión de molestia, le estaba por responder algo cuando aparecieron mis dos mejores amigos: Venus y Marte.

Emocionado, me acerqué a ellos y les mostré lo que el hermoso planeta anillado me había enviado. — ¡Chicos! ¡Miren esto! ¿No creen que es lo más hermoso del universo? ¿Cómo un planeta puede ser tan considerado? Me lo envió Urano, es con quien he estado hablando por cartas todo este tiempo. —

Los dos se miraron entre si con clara confusión.

— ¿Urano? ¿No era que creías que era un rarito y que su nombre daba mucha risa? — preguntó Marte.

Mi expresión cambió a una de incomodidad al instante, me avergonzaba haber sido tan prejuicioso con él en el pasado y estaba muy arrepentido. —Bueno, eso era antes. Ahora me hablo seguido con él y... Bueno, ¡me dió esta pintura! ¿No es acaso un planeta hermoso y detallista? ¿No has visto esos anillos? ¡Realmente no entiendo porque me burlaba tanto de él! —

Los dos se volvieron a ver entre ellos extrañados, Venus me miró y luego de un suspiro me dirigió la palabra. — ¿No crees que ya lo estas idealizando mucho? Quiero decir, sus órbitas estan muuuy lejos... Nunca le hablaste en persona, y tampoco lo puedes hacer porque salir de tu órbita para ir a verlo significaría otra era de hielo para tus terribolas. Tal vez la distancia hace que creas que es de cierto modo pero... —

— Tampoco hay que ser tan pesimistas. — interrumpió Marte. — Creo que con el detalle que te dió ya demuestra ser un planeta con buen núcleo, pero... Venus tiene un punto: ¿no crees que la distancia pueda llegar a ser una complicación para ustedes dos? —

Sus comentarios se sentían como golpes en la cara, tenían razón, la distancia era un gran problema, pero yo no lo quería aceptar: yo solo quería mostrarles que él y yo ahora eramos más cercanos, pero con sus palabras me recordaron que eso solo era la forma en la que yo lo veía, en la realidad, algo entre nosotros era imposible que funcione. Cabizbajo, traté de no pensar más en eso. — No lo sé... ¿Jugamos a las cartas, chicos? —