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Tan solo dos días después de ir a la habitación de Aizawa, Izuku retomó las clases.

Fue bien recibido por sus amigos, recibió algunos regalos y abrazos de parte de todos. Todo bajo la atenta mirada de Shota, que no se perdía detalle del comportamiento de los mocosos con Izuku.

No lo entendía, más de una vez varios de los adolescentes habían estado en la enfermería pero solo con Midoriya se mostraban tan detallistas y cercanos.

Aizawa observó con cierto recelo como Katsuki apretaba el hombro del pecoso como saludo, dejando su mano allí más tiempo del necesario. Una mera excusa para mantener contacto con el peliverde.

— Midoriya. —antes de poder pensar en alguna excusa, la voz del adulto había salido con enojo de su garganta buscando cortar el contacto, ganándose la mirada de todos en el salón— Ven a mi oficina, debemos hablar de tus asistencias.

Shota agradeció mentalmente la buena excusa que se le ocurrió mientras observaba al adolescente despedirse de sus compañeros y acercarse a él.

— Que mentiroso, Aizawa-sensei. —el susurro del zagal llegó a sus oídos cuando lo observó pasar a su lado, la mano del mocoso rozó la suya con sutileza. Izuku se adelantó, guiándo el camino en dirección a la oficina del mayor. Conocía el camino de memoria, siempre iba ahí al meterse en problemas.

— No hables. —Shota quitó la llave de la puerta y abrió, dejando pasar al mocoso y cerrando una vez estuvo dentro— Realmente no puedes tener más faltas, ya justificamos las que tuviste debido al incidente... —el mayor evitó la mirada del zagal a propósito mientras tomaba asiento detrás del escritorio.

Los ojos verdes lo miraban con gracia, no creyendo nada de lo que decía mientras tomaba asiento sin permiso en el cómodo sillón.
Las manos llenas de cicatrices se entrelazaron y se colocaron debajo de su barbilla, Izuku observaba con atención a su maestro con la cabeza ladeada.

— Que extraño, porque hablé con Toshinori de esto hace solo dos días y mi reporte solo muestra 3 faltas sin contar las justificadas... —Shota maldijo en su interior la coincidencia al verse descubierto y miró aburrido al mocoso— ¿Por qué no admite que me trajo aquí porque quería tenerme cerca?

Aizawa sintió su cuerpo temblar suavemente por la voz del adolescente. La seguridad que transmitía cuando preguntaba esas cosas como si nada, lo enloquecía.

— Porque no es así. —la respuesta escueta hizo sonreír a Midoriya.

— ¿No lo es? —su cuerpo se desplazó de la silla, apoyándose en el escritorio con los brazos cruzados, quedando cerca de Aizawa— Entonces puedo volver con Kacchan... —dió media vuelta e iba a alejarse cuando una mano pesada sostuvo su nuca, haciéndolo temblar.

Shota se deleitó al sentir el temblor en el cuerpo joven por su simple toque pero pesaba más el enojo.
Jamás había sido un hombre posesivo pero con Izuku todo lo que conocía era diferente.

Con solo el pensamiento de que alguien que no fuera él pudiese tocarlo, le enfermaba.

No dije que podías irte, mocoso. —Midoriya giró para estar nuevamente de frente, admirando el rostro enojado. Mordió suavemente su labio, así el adulto estaba incluso más atractivo que de costumbre.

Los ojos negros no perdieron el movimiento de su boca, desviando la atención a sus labios cuando se mordió.
Aizawa sintió la saliva inundar su propia boca, deseoso de volver a probar a Izuku.

— Si no quiere que me vaya, deme algo entretenido para pasar el tiempo. —el dedo índice del mocoso recorrió su mejilla con picardía, terminando sobre sus labios.

Ilícito °AiDeku°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora