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Con el tiempo el cuerpo de Izuku se acostumbró a la nueva rutina, pero el poco descanso le pasaba factura cada que podía.

No era sorpresa que se quedara dormido por las noches mientras Aizawa le hablaba sobre su patrullaje o en medio de algún episodio de la serie de acción que habían iniciado juntos.

El mayor lo miraba preocupado durante las clases, el pecoso parecía a punto de dormirse sobre su banco. Quizás debía tener algunas palabras con Toshinori para intentar hacer entrar en razón al mocoso testarudo.

Más de una vez Shota había sacado a relucir el tema en sus conversaciones, pero Midoriya se negaba rotundamente a hablar sobre eso. Incluso habían discutido en una oportunidad.

"Ve al baño a mojar un poco tu cara, Izuku. Luego hablamos."

"Bien."

Llevando el celular consigo, Midoriya se retiró del salón en silencio. Caminó con pereza hasta el baño y mojó su rostro con agua fría para intentar alejar el sueño.

Los últimos seis días no había dormido más de cinco horas en total. Entre el estudio por la próxima ronda de exámenes y sus dos entrenamientos diarios, necesitaría un día de cuarenta horas para llegar a tiempo con todo.

Se sentó sobre un inodoro, cerrando la puerta del cubículo. Necesitaba respirar un segundo.

"¿Cuándo piensas regresar?"

"¿Izuku?"

Cuando la clase terminó y el mocoso no regresó al salón, Aizawa sentía que podría darle un síncope. Se dirigió a los baños, sin importarle llegar tarde a su siguiente clase y agradeció no ver a ningún otro alumno ahí.

— Izuku ¿Estás aquí? —con cuidado, Shota abrió puerta por puerta, encontrando la última cerrada desde dentro. Se agachó, mirando por el espacio de debajo y suspiró al ver a Izuku dormido sentado.

Los dedos largos peinaron su cabello hacia atrás antes de golpear la puerta con fuerza, sobresaltando al menor.

Midoriya agarró su pecho con fuerza, abriendo los ojos de golpe. Ese ruido casi le da un infarto. Por debajo de la puerta se veían los impolutos zapatos negros de su maestro. Abrió en un segundo, observando la mirada disgustada del adulto.

— Me dormí ¿No es así? —con vergüenza, el menor rascó su nuca. Los ojos verdes miraban a cualquier lugar menos a su maestro. Un suspiro cansado se escuchó en el aire.

— Vamos. —la pesada mano acarició sus rizos antes de tomar su antebrazo y guiarlo sin fuerza a la salida. Izuku lo acompañó sin rechistar.

— ¿A dónde vamos? Aizawa-sensei. —la duda teñía el rostro joven mientras ambos caminaban por el pasillo. Antes de irse, Shota debía recoger sus cosas del salón y el menor no tenía su mochila— Tengo más clases después de su hora.

— No las tomarás hoy, iremos a mi habitación para que puedas dormir. —el hombre abrió la puerta del salón, ahora vacío, para tomar sus cosas y las del menor— Y no puedes negarte, ya avisé que estabamos enfermos.

Con algo de vergüenza, Izuku se acercó al mayor. La mano más pequeña acarició discretamente la del hombre y Aizawa correspondió entrelazando brevemente sus meñiques mientras avanzaban por el pasillo.

Ilícito °AiDeku°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora