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La noche anterior a volver a clases con normalidad, Izuku hablaba bajo por llamada con su maestro. Eran más de las nueve de la noche, en teoría su madre ya estaría durmiendo pero no querían correr riesgos. 

Shota ya había regañado al menor, diciendo que debía descansar como correspondía antes de volver a la ajetreada vida académica, pero no pudo objetar más cuando el mocoso alegó que no podría dormir porque estaba ansioso por verlo.

El corazón del hombre revotó en su pecho por la declaración que el chico dió a la ligera. 

Aizawa se preguntó si Midoriya realmente no era consciente de lo que sus palabras causaban en él o si lo hacía a drede para disfrutar las reacciones patéticas que solía dar. Esa clase de declaraciones por parte del pecoso siempre lo tomaban por sorpresa y, aunque supiera que iba a decirlo, algo dentro suyo le susurraba que seguiría reaccionando igual de idiota. 

— ¿Se supone que deberías ver las películas tú solo? —Shota estaba ofendido, o al menos fingía estarlo. El mocoso estaba viendo toda la saga de películas solo, en teoría iban a verlas juntos. La risa de Izuku disolvió un poco su falso ceño fruncido.

— Ya le dije que me aburría... —el hombre sintió que la voz bajita de Izuku acariciaba su piel, era tan calmada que le daba una inmensa tranquilidad. O quizás esa sensación de sueño venía a causa de los múltiples patrullajes nocturnos y las mañanas repletas de clases— ¿Quiere ir a dormir? 

Un suave sonido de protesta, que Midoriya identificó como una negativa adormilada, se dejó escuchar del lado de Shota. El adolescente sabía que el hombre debía estar agotado. Con tal de no dejarlo solo, no dormía por las tardes para que pudieran hacer llamadas mientras su madre trabajaba. Por lo tanto, no descansaba luego del patrullaje y las clases. 

Las múltiples vibraciones de su celular distrajeron al chico de sus pensamientos. Los suaves labios rosados formaron una ligera sonrisa al escuchar el sonidito de protesta por el ruido molesto, Aizawa quería dormir. 

— ¿Quién te molesta a esta hora? —la voz del adulto sonó apagada, como si estuviera hablando contra su almohada— Son más de las diez de la noche...

Izuku despegó el aparato de su oído para poder ver a qué se debían tantas notificaciones.

— Es del grupo de la academia, todos me desean un buen inicio para mañana. —el pecoso adoraba a sus compañeros, realmente lo hacía. Estaba agradecido de todos los mensajes y buenos deseos que le enviaban. 

— Esos mocosos entrometidos... —el hombre suspiró mientras se removía entre las sábanas. Mierda, en serio no quería dormirse, pero estaba perdiendo la batalla. Estaba tan exhausto y escuchar la suave voz del pecoso de alguna manera lo calmaba aun más. 

— No sea malo, Aizawa-sensei. Ya hablamos sobre esto. —Shota odiaba la manera en que el mocoso defendía tanto a ese grupo de niños, pero lo respetaba. Era él quién debía madurar. Le fascinaba como el adolescente sabía ponerle los límites bien fijos—Voy a colgar ahora, debe descansar y yo intentaré hacer lo mismo ¿Está bien? 

— Mañana nos veremos al fin, no sé cómo podré aguantar mis ganas de comerte a besos en la entrada... —el hombre procesó lo que acababa de decir unos segundos después de que las palabras habían salido de su boca—No sé por qué dije eso.

La risa ahogada del adolescente recorrió el cuarto, aun siendo callada por la palma de sus manos. Definitivamente Aizawa estaba medio dormido. 

— Tranquilo, es mútuo. Pero debemos controlarlo. —la voz burlona del mocoso resonó en el celular del hombre avergonzado— Descanse.

Ilícito °AiDeku°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora