Hora: 10:18 pm
A medida que el eco del disparo se desvanecía en la noche, la oscuridad se apoderaba de la escena. Jacob, Alison, Minho y Rebeka, acelerando en su camino hacia el lugar del sonido, sentían la tensión aumentar con cada calle recorrida. Las luces de la ciudad desierta se deslizaban a su alrededor, revelando sombras y contornos ominosos.
En la penumbra, el motor rugía, desafiando el silencio que envolvía la ciudad. Sin embargo, el sonido de la maquinaria humana pronto fue acompañado por el susurro distante de los no muertos. El disparo había atraído más que solo la atención de los sobrevivientes; también había convocado a una horda de criaturas hambrientas.
A medida que se aproximaban al epicentro de la tragedia, las sombras de los edificios desmoronados cobraban vida, revelando la presencia de los caminantes errantes. Los ojos vacíos brillaban en la oscuridad, y los gemidos guturales resonaban en la noche. La desesperación se tejía en el aire, alimentada tanto por la amenaza inminente de los zombis como por el destino incierto de David y Olivia.
En el interior de el vehículo, el nerviosismo se palpaba. Las manos de Minho aferraban el volante con firmeza, y las miradas ansiosas se encontraban entre los miembros del grupo. En un mundo donde la línea entre la vida y la muerte era tan frágil, cada decisión, cada sonido, se volvía crucial.
Las luces de los faros barrían la oscuridad mientras se aproximaban al lugar del disparo. La visión de la escena comenzó a desplegarse ante ellos: el grupo de asaltantes, la figura vulnerable de Olivia, y David, derribado y luchando contra la oscuridad.
Sin embargo, antes de que pudieran procesar completamente la escena, la horda de zombis, atraída por el ruido, emergió de las sombras. Como un mar de pesadilla, avanzaban desde todos los rincones, desgarrando el silencio con sus gemidos hambrientos.
Hora: 10:15 pm
El momento suspendido en el tiempo, justo antes de que la vida de David pendiera de un hilo, se desplegó con una intensidad surrealista. Con una rapidez casi sobrenatural, milésimas de segundo se estiraron como hilos invisibles que conectaban la vida y la muerte.
David, impulsado por su instinto, logró desviar la mano del agresor en el último instante. El gatillo se apretó, pero la bala no encontró su blanco predeterminado. El sonido del disparo resonó, pero la vida de David permaneció intacta por una fracción de segundo que se extendió como una eternidad.
El eco del disparo aún vibraba en el aire cuando, como si el sonido hubiera sido un llamado macabro, los gemidos de los zombies se unieron al oscuro coro de la noche. Desde las sombras emergieron figuras demacradas y hambrientas, atrayendo su atención hacia el caos que se desataba.
**Agresor 1:** (alarmado) ¡Maldición, ¿qué estamos haciendo?! ¡Rápido, tenemos que huir!
Los agresores, antes centrados en su brutal ataque, se vieron obligados a cambiar su enfoque. Mientras los zombies se aproximaban, la amenaza de la muerte tomó nuevas formas.
**Agresor 2:** (forcejeando con un zombie) ¡Los han atraído con ese estúpido disparo! ¡Tenemos que largarnos de aquí!
Los sonidos de la lucha resonaban en la oscuridad. Los agresores, ahora desesperados, peleaban tanto contra los vivos como contra los no muertos que los rodeaban. La desesperación teñía sus rostros mientras se daban cuenta de que la amenaza que habían subestimado había llegado desde todos los rincones oscuros.
**Agresor 3:** (gritando) ¡Maldita sea, son demasiados! ¡Salgamos de aquí dejemos que los muertos se encarguen de ellos!
Mientras los agresores trataban de sobreponerse al repentino giro de los acontecimientos, los zombies avanzaban, hambrientos de carne fresca y caos. El sonido de los disparos se mezclaba con los gemidos incesantes, creando una sinfonía macabra que resonaba en las ruinas de la ciudad.
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⁖℘༒𝕍𝕦𝕖𝕝𝕠 𝔸𝕝 𝕀𝕟𝕗𝕚𝕖𝕣𝕟𝕠༒
ParanormalPrólogo: En un remoto laboratorio oceanográfico de Corea del Sur, en la tranquila localidad costera de Gijang, los límites de la ciencia y la ambición se entrelazaron en un proyecto que desencadenaría una pesadilla inimaginable. Los científicos, mot...